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martes, 30 de noviembre de 2010

Periodismo Militante vs Periodismo Independiente. El caso de 678

En estos últimos días ha reaparecido con mucha fuerza una polémica que, en realidad, no es nueva. Algunos conocidos de siempre: Lanata y su alevoso  ¡Seissietechorros!, Pablo Sirvén en La Nación, el profesor de semiología Pablo Alabarces (del que me ocuparé más adelante),  algún impensado como Sebastián Wainraich , se manifestaron en contra del "periodismo militante" y de "678" y a favor de la "pureza" del "periodismo independiente". Es posible que entre los que se dedican al periodismo exista un porcentaje muy pequeño que realmente, sinceramente, piensa que esta dicotomía es algo real, algo que existe en el mundo real y no solo en un mundo ideal e incontaminado. Seguramente son muy pocos y no están entre ellos los incluídos en esta breve lista. Admito que entre el público lector pueda ocurrir que, aún hoy, exista un número importante que piense que existe algo así como el "periodismo independiente", claro que entre ellos son mucho menos los que conservan la inocencia necesaria para afirmar que, por ejemplo, Clarín y sus diversos medios, son un ejemplo de ello. Hoy está claro que entre los principales medios de comunicación, en especial aquellos agrupados en la SIP,no se practica la "libertad de prensa" sino que se defiende la "libertad de empresa". Y, si alguien, por ejemplo el gobierno, intenta limitar esa libertad, se transforma en un enemigo que hay que destruir y se justifica cualquier medio para hacerlo (y no solo de aquellos que hacen uso de la libertad de expresión). Recordemos que esos mismos mass media, durante la dictadura militar, aceptaron sin ningún problema la falta total de libertad de expresión a cambio de negocios como Papel Prensa. No es necesario ser un lince para admitir que por lo menos en esos oscuros años Clarín, La Nación y tantos otros, hicieron "periodismo militante", o peor, "corrupto" sin decirlo, ni admitirlo a posteriori.
En este tema de la "libertad de expresión" visto como un aspecto particular de las "libertades" en general, solo hay una postura ética posible:

Defender el derecho a expresar con total libertad, sin censura ninguna, tanto la propia opinión como sobre todo la de aquel que se nos opone o piensa distinto, con el único límite que le imponen a ese ejercicio la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU y los Protocolos Internacionales a los que adhiere la Argentina en su Constitución y sus Leyes.

Esto deja lugar para un amplio despliegue de un periodismo que contenga todos los matices de "militancia", incluso "crítica" y de "independencia". Eso es bueno para la democracia, es bueno para la formación de una "opinión pública madura" y menos "veleidosa". ¿Se puede hacer?. ¿Pueden ser estos principios, por sí solos,  una guía para transformar en la realidad los medios de comunicación y alejarlos de las actitudes radicales o incluso violentas que parecen caracterizarlos hoy?
A la primera pregunta, la respuesta es SI y el gobierno Kirchner ha demostrado en todo momento un respeto estricto a la "libertad de expresión", la confusión la tienen quienes hacen coincidir este derecho con unas exigencias extravagantes del ejercicio de la "libertad de empresa" (por ejemplo oponerse a la desmonopolización de sus empresas y/o actividades).
La respuesta a la segunda pregunta es más difícil, más incierta, ya que depende el SI o el NO de la relación de fuerzas existente -en un contexto determinado- entre los factores sociales en conflicto y sus correspondientes proyectos. Una regla general es que cuanto más débil se percibe un sector, cuanto más amenazada ve su posición,  más violentas se vuelven sus expresiones públicas. En el contexto actual, los sectores que se oponen al proyecto Nacional y Popular se debilitan día a día en su intento de convencer a amplios sectores de la "opinión pública", sobre todo porque la inventiva de la que hace gala su opuesto ha encontrado múltiples canales mediante los cuales expresar una "opinión militante" que desnuda la falacia de la "independencia" de los medios monopólicos. Hay que reconocer, también, que este cambio en la relación mediática de fuerzas se vio favorecido por los propios errores de éstos últimos y de los sectores sociales y políticos que ellos expresan, los que, para decirlo en criollo, "se pasaron" en los agravios, los insultos y las mentiras que difundieron, produciendo una saturación de mensajes negativos que -para colmo- no se compadecían con la realidad cotidiana que vivimos el conjunto de los argentinos. Según los analistas y encuestadores "no oficialistas" (¿cuántos y cuáles lo son?) los datos sociológicos vienen mostrando este notable giro en la opinión pública que va desde una imagen claramente negativa en momentos del "conflicto con el campo" al momento presente en la cual es claramente positiva (el cambio de tendencia, en su mayoría, lo ponen en diciembre 2009 mucho antes del fallecimiento de Néstor Kirchner).
El periodismo militante no es más que un periodismo que hace explícita su posición política e ideológica en el campo de las luchas sociales, no hay nada de ilegítimo en ello, ni de falta a la ética. Pero, si organiza su discurso sobre la base de agravios, insultos, de reclamos de censura, imitando al adversario, no hará más que atentar contra su propio proyecto. (También puede ser un peligro, una amenaza, incluso más grave, tratar de silenciar las opiniones críticas dentro del propio campo. Ojos, Oídos y Boca bien abiertos para percibir y transmitir las diversas percepciones de la realidad).
Aquellos que reivindican un periodismo independiente real son -en el actual contexto de controversias sociales y políticas muy intensas- o mentirosos o, en el mejor de los casos,  idealistas perdidos en el siglo XIX.
Lo más curioso, lo más cínico, que son capaces de expresar estos periodistas y opinadores pretendidamente independientes se pone de manifiesto cuando reclaman vehementemente que el Estado, una fuerza superior, viole la regla número uno de la independencia y que es la ética de defensa de la libertad de expresión. En realidad solo están expresando su nostalgia por los que fueron para ellos "los buenos tiempos de la Dictadura".

bastadeodio - 30 de noviembre 2010

3 comentarios:

  1. EL CASORIO Y LA LUNA DE MIEL DE MACRI. sexo, drogas y rock and roll con los Redonditos
    EJ de Sexo: mensajes de texto entre la Awada y su madre después de la noche de bodas: "Ma' en la cama fuimos un desastre" "No te preocupes,nena. A la larg ...a uno se acostumbr ... ...a todo" "Ala larga, sí ...pero a la corta, no"
    Ej de drogas y rock: q Mauri se haya tragado el bigote sólo por el exceso de estupefacientes se explica. Como el hecho de q Santilli se haya comido los muñequitos de la torta. Fue al baño a defecar y, al verlo, Larreta le pregunta: "¿Falta mucho para q salgan los novios?" "Eso es lo q yo quisiera saber" Sin embargo, la policía metropolitana para cubrir a su jefe explicó: "En un allanamiento en el hotel donde se hospedaban los redonditos, q unos días antes dieron un recital, se confiscaron 100 kgs de marihuana ... en la mesita de luz del indio Solari. Y por orden del juez se incineró en los campos del tío de Macri donde se realizaba la fiesta ..."
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    www.kikitodulce.blogspot.com
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  2. Creo que va quedando cada vez más claro que todos, Clarín y yo, por ejemplo, hablamos desde un determinado lugar. Ya sea por intereses corporativos, personales o ideológicos.

    Interesante lo de la relación de fuerzas que muestra al oligopolio y sus acólitos (cada vez menos si comparamos la uniformidad de discurso que existía en 2008) en una situación de bestia atrapada que tira zarpazos desesperados. Pero no nos engañemos. Eso no significa, como dice Lanata, que es el más débil, sino que su credibilidad, el valor supremo de alguien que quiere comunicar, está severamente afectada.

    Saludos, Profe.

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  3. Ricardo, todos miramos correr el rio desde una de las orillas. vos y yo lo hacemos desde la misma.
    La Oligarquía (la vieja y la renovada) tiene algunos de sus tentáculos debilitados o amenazados, pero todavía que se sepa ninguno de ellos fue cortado.
    La intensidad de su protesta esta en función de la amenaza que proviene de la movilización y politización del proceso político democrático. con esto hasta ahora no habían tenido que enfrentarse. A mi modo de ver es en esa "novedad" donde reside nuestra principal fuerza.

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