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Una Patria Justa, Libre y Soberana - 17 de octubre de 1945 - 17 de octubre de 2015 - Día de la Lealtad - Setenta años

viernes, 3 de agosto de 2012

El imperialismo: asesino por naturaleza

Mural "Guernica" de Pablo Picaso
Las tácticas de combate empleadas en la guerra cambian de forma constante como también sus posibles escenarios. En pocas décadas se ha pasado de la Destrucción Mutua Asegurada y los bombardeos estratégicos masivos a la eliminación física individual del enemigo, casi quirúrgica en la teoría.




La era de los asesinatos masivos:

Las dos grandes guerras mundiales fueron el escenario de matanzas enormes, que llegaron a un extremo de eficacia mortal en el lanzamiento por parte de los EEUU de las dos únicas bombas nucleares usadas en una situación de guerra en toda la historia del armamento nuclear. Se trató de dos ciudades japonesas, Hiroshima y Nagasaki, cuidadosamente escogidas y preparadas por el alto mando estadounidense para poder estudiar en las mejores condiciones posibles los efectos de una guerra nuclear sobre la población civil.

La capacidad militar se materializaba en ese entonces en el número de bajas que era posible infligirle al enemigo, tanto sea a las fuerzas de combate como a las poblaciones civiles, táctica que se generalizó en la segunda guerra mundial con el bombardeo estratégico de grandes ciudades que no eran en todos los casos objetivos militares tradicionales y que tuvo su debut en la ciudad vasca de Guernica, como un ensayo en el terreno de lo que sobrevendría pocos años después. Se la llamó "la guerra total", se trataba de aniquilar todas las capacidades del enemigo y provocar el colapso final de su sociedad.
La táctica fue también empleada por los EEUU en las guerras que este país y sus aliados siguieron en indochina con la excusa de contener al comunismo. Por ejemplo, en los bombardeos sobre Vietnam del Norte. Un método sanguinario y deplorable, eficaz en la teoría, pero que en la práctica y por variadas razones no lo fue y se transformó más en un castigo o venganza que en una táctica militar efectiva. Aunque absolutamente condenable y condenada, esta Ley del Talión es practicada actualmente con particular empeño sobre el pueblo palestino de las zonas ocupadas por las fuerzas militares de Israel.

Los números de la muerte:

Ciudad alemana bombardeada, II guerra mundial
En este sentido la posición de los EEUU puede considerarse privilegiada. Si se deja de lado el ataque japonés a Pearl Harbor y algunos pocos incidentes similares pero menores, el territorio de este país permaneció intocado a lo largo de todas las guerras en las que participó en el siglo XX. Inclusive, el territorio continental de los EEUU nunca sufrió un ataque por parte de una potencia extranjera desde el triunfo de las luchas por la independencia. En cuanto a las bajas estadounidenses las cifras son elocuentes.

Durante la guerra de secesión (1861-1865) murieron 700 mil soldados de ambos bandos. En el norte murió el 6% de los hombres de edades comprendidas entre los 13 y los 46 años; en el sur -que perdió la guerra- esa cifra alcanzó el 18%. La suma total de bajas -incluida la población civil- fue de algo más de un millón de personas. Se puede afirmar que este total iguala al número de bajas sufridas por los EEUU en todas las guerras, anteriores y posteriores a ésta. Si se toman en cuenta las posteriores, que son las más relevantes para la cuenta, resulta que en la primera gran guerra EEUU tuvo 115 mil bajas militares y solo 350 civiles; en la segunda guerra mundial la cifra de militares se dispara hasta los 400 mil, la mayoría en el frente del Pacífico, y solo 1700 civiles.

Alemania, que perdió ambas guerras, tuvo casi 2,5 millones de soldados muertos en la primera guerra y casi 400 mil civiles; en la segunda guerra, la cifra de soldados alemanes fallecidos fue de cerca de 5 millones y más de tres millones de civiles. En la segunda guerra, la gran cuota de muertes ocurrieron por lejos en lo que era la URSS y China, 18 millones de militares y 29 millones de civiles, en conjunto. Solo en la batalla de Stalingrado las fuerzas de la URSS perdieron más de un millón de combatientes.
La eficacia de la maquinaria de guerra occidental para eliminar a gran cantidad de personas claramente va en aumento y llega a su paroxismo en la segunda guerra mundial.

En las guerras posteriores, que son muchas, hay también una gran cantidad de muertos especialmente entre la población civil. Los casos más dramáticos se dan en África, tanto durante las guerras por la independencia como en los posteriores conflictos internos que aún hoy continúan. Un caso que se recuerda -pero que no es el único ni mucho menos- es el de la guerra de Biafra (1967-1970) donde murieron por causa de los combates, del hambre y las enfermedades, que son su secuela, más de tres millones de personas sobre una población de 14 millones.

Escapando de Trang Bang, Vietnam, 1972
Un párrafo aparte merece la guerra de Vietnam. En su momento de mayor compromiso los EEUU llegaron a tener en el terreno medio millón de combatientes. En total sufrieron 60 mil muertos y 350 mil heridos en combate, en tanto las fuerzas conjuntas de Vietnam del Norte y el Vietcong tuvieron un millón de combatientes muertos y cinco millones de muertos entre la población civil de las dos zonas en las que estaba dividido el país.

En las guerras más recientes, de Irak y de Afganistán, las cifras de soldados muertos se reducen drásticamente. En Irak (2001-2009), el gobierno yanqui reconoce 4500 soldados muertos y cerca de un millar -esta es una novedad- de "contratistas", un eufemismo que encubre su verdadera naturaleza de mercenarios a sueldo. En Afganistán desde el 2001 a la fecha a tenido algo más de 2000. Para que se pueda comparar, Rusia -en su propia guerra de Afganistán, anterior a la actual- tuvo 15 mil muertos. Entre las poblaciones civiles, de Irak y Afganistán, es donde ocurrieron la mayor cantidad de muertes. Solo en este último -desde 1979- posiblemente murieron en total casi dos millones de civiles, naturalmente no todas las muertes son por causa directa de los EEUU y sus aliados, muchas se deben -como en otros casos- a conflictos internos de los países involucrados alentados y provistos de armas por las potencias.

B-52 dejando caer sus bombas, Vietnam.
La matanza de civiles indefensos, el bombardeo estratégico masivo de poblaciones y ciudades por parte de las fuerzas de los EEUU se convirtió en el método elegido para doblegar -aunque, en la mayoría de los casos con escaso éxito- la voluntad del oponente. Aunque predominó en la segunda guerra, continuó siendo empleado en indochina y actualmente ha disminuido, no se dejó de utilizar, como lo prueban en particular los inicios de las guerras del Golfo Pérsico y de Afganistán. Cambió la tecnología empleada y las tácticas pero no los objetivos.

La historia reciente de las guerras se convirtió entonces en la historia de la habilidad del ser humano para eliminar de la forma más rápida, eficiente (masiva) y al menor costo, material y en bajas propias, físicamente al oponente. La guerra, parafraseando al gran estratega Carl von Clausewitz, procura someter la voluntad del enemigo no simplemente eliminarlo físicamente, eso puede considerarse brutal e innecesario.

Enormes y costosísimos bombarderos estratégicos, bombas convencionales gigantes, aviones que escapan al radar, súper cazas, misiles de medio y largo alcance provistos de cabezas nucleares múltiples, submarinos capaces de permanecer sumergidos por meses, satélites capaces de observar detalles minúsculos, todo un arsenal que bastaba para potencialmente eliminar toda forma de vida compleja sobre la tierra, varias veces, como si esto no fuese absurdo y redundante.

Una serie de factores, entre ellos, el desplome de la URSS y el desarrollo espectacular de la informática y la cibernética, fueron modificando de manera incipiente el escenario bélico el cual, a pesar de ello, se mantuvo esencialmente vigente hasta la segunda guerra del golfo. Y es posible que no haya aún desaparecido del todo si se piensa en situaciones como las que se podrían plantear en la zona del golfo Pérsico en un eventual conflicto bélico que involucre inicialmente a Irán e Israel.

Twins Towers, World Trade Center, NYC, set 11, 2001
Cuando los fantasmas de la vulnerabilidad de los EEUU frente a un ataque nuclear a su territorio parecían haberse disipado para siempre, el atentado y destrucción de las torres gemelas de NYC significó el fin de la ilusión, en particular porque el mismo no provenía de un país tecnológicamente avanzado -en este caso ni siquiera de un país- sino de un grupo decidido y organizado que empleó la tecnología si se quiere más elemental: el puro recurso humano y la información, pero que logró maximizar sus efectos de una forma que dejó al mundo boquiabierto.

Lejos de aprender de ello, los EEUU se lanzaron a una guerra global contra el llamado terrorismo que en lugar de limitar su influencia en el mundo y la amenaza para su seguridad, la ha aumentado y globalizado. Los horrores de Guantánamo y Abú Graib, solo la parte más visible del iceberg, dejaron al desnudo la maldad esencial contenida en ese supuesto combate contra el terrorismo llevado adelante en nombre de la democracia y la libertad. Terrible escuela oficial de doble moral que reduce al enemigo a una condición tal que justifica el más inhumano de los tratos. Tampoco es nueva, con ella como guía teórica y Vietnam como experiencia piloto, los EEUU entrenaron a los militares genocidas de América Latina por varias décadas.

Con el pretexto de eliminar el terrorismo en sus propias guaridas invadieron y ocuparon Afganistán e Irak, pero antes de que alcanzaran sus objetivos allí se les multiplicaron rápidamente los frentes. Actualmente y a pesar del asesinato de Bin Laden y de otros líderes de la organización Al Qaeda, los EEUU deben llevar adelante en el medio oriente, Asia (Yemen, Afganistán y Pakistán) y en África (Libia, Somalia, Congo y recientemente en el Magreb norteafricano, entre otros) una lucha sorda y continuada contra el mismo evasivo y brumoso enemigo. Un enemigo que en gran medida es creado y unificado por las acciones muchas veces brutales de los propios EEUU y sus aliados europeos y regionales. Las zonas de conflicto e inestabilidad lejos de disminuir aumentan de una forma más que alarmante. Lo peor es que detrás de esas palabras en apariencia neutras, "inestabilidad" y "conflicto", los que sufren penurias indecibles propias de épocas que parecían superadas son las poblaciones civiles, especialmente sus individuos más vulnerables, mujeres embarazadas, niños y niñas y ancianos.

Esa enorme maquinaria bélica formada y entrenada para la guerra contra un enemigo convencional -otra potencia- debe emplearse contra otro tipo de enemigo en una forma de combate para la cual no fue concebida ni preparada. Los resultados no son para nada buenos.

Afganistán, ataque con un IED
En la Segunda Guerra Mundial, el 3% de las muertes de soldados estadounidenses fueron causadas por minas antipersonas. En la guerra de Vietnam, la cifra subió al 9%. En Irak, se disparó al 65% (en 2005), y un general de los Marines estimó que el 80% de las bajas que sufrieron sus tropas en Afganistán se debieron a los IED (improvised explosive devices, o dispositivos explosivos improvisados). El Pentágono ha gastado 1.700 millones de dólares -solo en Irak y Afganistán- para neutralizar, mediante interferencias electrónicas, estas bombas improvisadas cuyos componentes cuestan unos pocos dólares (una decena de kilos de explosivos de alto poder y teléfonos celulares o mandos abrepuertas), sin mucho éxito.
Tampoco es nuevo. En Vietnam las fuerzas militares yanquis se vieron en una situación cualitativamente similar frente a las formas de combate del vietcong, aunque en ese momento la electrónica no estuviese a la altura y los vietnamitas recurrieran al bambú y a excrementos humanos para lograr un objetivo similar.

Es que hay un elemento presente en estas guerras al que no se le presta la debida atención quizás porque ésta se distrae en la admiración infantil que generan las tecnologías de destrucción cada vez más sofisticadas de que se dispone. Ese elemento es que las fuerzas de EEUU son -en general- fuerzas de ocupación de un territorio que les es extraño y hostil situado a decenas de miles de kilómetros de casa, frente a un enemigo que también le es extraño y hostil, que conoce el terreno, tiene apoyo de la población local (se confunde con ella) y una gran inteligencia de combate basada en el recurso del cual los EEUU carecen o lo tienen en forma limitada: combatientes comprometidos y motivados.

La era de los asesinatos selectivos:

La maquinaria bélica de los EEUU, muy integrada a la estructura productiva -como en el pasado lo fue la de Gran Bretaña- es esencialmente adaptable y, desde luego, está puesta al servicio del mantenimiento de su supremacía en todos los terrenos donde se jueguen sus intereses. En este momento, entre otras cosas, pretenden cambiar las tácticas de combate y adaptarlas a lo que se denominan conflictos de baja intensidad, evitando los aspectos más condenables de las tácticas más convencionales, minimizando la presencia de fuerzas en el terreno y, en consecuencia, disminuyendo las bajas propias, pero y este es un pero muy importante, sin que eso signifique renunciar a la mayor motivación inmediata que tiene para esa maquinaria la guerra, que no es otra cosa que el negocio de la muerte, el negocio de la producción y venta de armamentos. No es nuevo tampoco, las guerras han sido a lo largo de la historia las principales impulsoras de los cambios y revoluciones tecnológicas. El terreno está preparado para recibirlos y estos se están produciendo.

Un drone de los grandes
En poco tiempo -algunos años- los EEUU han puesto a punto la tecnología de los drones. Estos son -por ahora- aviones comandados a distancia capaces de portar sofisticada tecnología de observación e incluso, en las versiones mayores, misiles aire tierra y bombas inteligentes. Los pesos varían desde unos pocos gramos a media tonelada en el caso de los más letales como el predator (depredador).
En la última década, la flota de drones de Estados Unidos ha pasado de 50 a más de 7.000, repartidos por diversas bases en Turquía, las islas Seychelles, Etiopía, Yibuti o la península Arábiga. Se estima que en poder de las fuerzas estadounidenses se encuentra el 70% de este tipo de armamento. Esta cifra no incluye los drones en poder de la CIA (que ésta utiliza en actividades secretas en Pakistán, Somalia o Yemen).

El cambio ha llegado al punto en que es posible que en un futuro no muy lejano la FA entrene más personal para comandar (utilizan el eufemismo pilotar) estos artefactos que los aviones militares convencionales. En la actualidad hay solo en esta rama del ejército 1300 comandos de drones repartidos en 13 bases en Estados Unidos. Antes se exigía la experiencia de haber pilotado un avión de combate, ahora esa exigencia ha desaparecido y basta con tener cuarenta horas de experiencia de vuelo en un cessna. Como en la película Terminator se está pensando en convertir a estos robots en totalmente autónomos del control humano directo. Espeluznante.

Controladores de drones y ambiente de trabajo (HD)
¿Cuál es el trabajo de estos controladores?. Es lo más parecido -hasta cierto punto- a un trabajo de oficina. Están sentados varias horas al día frente a unas cuantas pantallas y a un centro de comando con algo similar a un joystick entre las manos. Parecido a los videojuegos, pero la diferencia es que -drone mediante- estos individuos vigilan constantemente -día y noche- a un objetivo (un supuesto combatiente terrorista) con la finalidad de conocer sus movimientos y poder elegir el lugar y momento adecuado para eliminarlo, si es que llega desde arriba la orden de hacerlo.
El nivel de detalle con el que los controladores conocen la vida de sus objetivos es espeluznante.
Por ejemplo, el piloto de un drone y su compañero, un operador que controla la cámara de la nave, observan a un objetivo mientras juega con sus hijos, habla con su esposa y visita a sus vecinos. Ejecutan el ataque cuando, por ejemplo, su familia ha ido al mercado. "Vemos todos los detalles de la vida de este tipo" o "Los ves levantarse por la mañana, trabajar y luego irse a dormir", "Hay una muy buena razón para matar a estas personas. Me lo repito una y otra y otra vez", "Creo que hago el mismo trabajo de siempre. La única diferencia es que no me envían a otro país a hacerlo", "No se trata de un videojuego, no tengo ningún videojuego que requiera que permanezca inmóvil durante seis horas observando solamente a un objetivo”, son algunas de las cosas que los controladores de drones dicen.

En su mayoría estos controladores trabajan desde bases situadas en los EEUU a más de 10 mil kilómetros de distancia sobre drones estacionados en bases localizadas en Turquía o en otro país cercano a la zona de conflicto, pero en las que el personal local solo tiene la tarea de mantenimiento y preparación para el vuelo pero no interviene en el control del mismo ni en los objetivos de éste.

Esta tecnología y procedimientos han sido empleados profusamente por las fuerzas yanquis que integraban la OTAN en los bombardeos sobre Libia y en la persecución y posterior asesinato de manos de fuerzas rebeldes de Muamar al Gadafi.

También se atribuye a la CIA el asesinato en Yemen en setiembre de 2011 del clérigo Anuar el Aulaki. Los dos modelos que emplea la CIA en Pakistán son el Reaper (segador) y el Predator. Solo la agencia dispone de 14 "órbitas" en Pakistán. Cada una de ellas incluye tres drones, que se pueden emplear para misiones de ataque y de espionaje. El ataque operado por la CIA ocurrido  a comienzos de este año en la frontera entre Afganistán y Pakistán, en el cual murieron cuarenta civiles paquistaníes -justo en el momento de una vista oficial a los EEUU- puso en aprietos a la administración de Obama con su principal aliado en la zona, lo que motivó que la Casa Blanca reforzara el control sobre este tipo de operaciones. Las nuevas limitaciones implican, por ejemplo: que el Departamento de Estado debe participar en las decisiones sobre su lanzamiento; la CIA debe notificar previamente de más ataques al gobierno de Pakistán, y se debe cancelar o demorar cualquier ataque cuando un alto funcionario paquistaní visite EE UU. Cinismo práctico al estado puro por ambas partes.

Los números de la muerte drone de Obama
Se calcula que solo en Pakistán han sido asesinados de esta forma cerca de 2600 supuestos combatientes terroristas desde que Obama inició su gobierno en el 2009, muchos de ellos son civiles que nada tenían que ver pero que pasaron a ser los conocidos "daños colaterales".
Peter Singer, un experto en robótica militar y autor el libro Wired for War afirma que: "Esto creará una situación en la que los norteamericanos solo arriesgarán sus máquinas, lo que reduce aún más un nivel de exigencias para la guerra que ya es hoy muy bajo". Singer las llama "porno-guerras", una metáfora muy adecuada ya que el dirigente político que toma la decisión y el soldado que la ejecuta, permanecen alejados de la zona de combate y en gran medida ajenos a las consecuencias de sus actos y a los riesgos de su ejecución, que son prácticamente inexistentes.

La tecnología de los drones parece tener el futuro asegurado. De modo que a prepararse para "disfrutar" de sus ventajas.

Ya hay una multitud de empresas que venden aviones y helicópteros a control remoto con capacidades muy superiores a las que hasta ahora tenían estos aparatos. La demanda actual y potencial es enorme. Desde estaciones de radio y televisión que los quieren para captar imágenes del tráfico y otras noticias desde el aire, a vendedores de casas y terrenos que quieren mostrar a sus clientes las propiedades a vista de pájaro; ecologistas y zoólogos que pretenden observar parajes naturales o animales salvajes, ganaderos que desean usarlos para vigilar sus rebaños, o empresas de seguridad que los destinarán a tareas de vigilancia. Y un sinfín de otros posibles y pacíficos usos civiles. Claro que esta moneda tiene dos caras, la del beneficio inmediato pero también la que pone a estas tecnologías al alcance de manos indeseables.

Tales supuestos beneficios, sin embargo, no deben ocultar su origen: son tecnologías del horror diseñadas para el asesinato y el predominio.

bastadeodio                                                                 

7 comentarios:

  1. Sí Profe, ESPELUZNANTE!!!
    Además, todo monstruo tiene posibilidades de “liberarse”... Aunque esto no suceda, el horror que trae aparejado es infinito... Todos pueden ser “objetivos” y cada ser humano es algo así como una bacteria pasible de ser eliminada...
    Los “daños colaterales” son producidos para el desgaste moral del enemigo. Enemigo que se elije de acuerdo a las necesidades estratégicas del agresor... Provocan enfrentamientos internos para justificar la intervención cuando tienen el objetivo señalado...
    Dónde hemos llegado!!!!! y sin posibilidades reales de resistencia...
    (me deprime la situación!!!)
    Un abrazo

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    1. No te deprimas que cada vez somos más en el mundo los que vemos la crudeza de la situación y la condena se hace cada vez más fuerte, en buena medida porque a muchos que hasta ahora miraban para otro lado encandilados por las luces de los shopings, ahora se los deja en el camino, sin plata y sin naturaleza y con muuuuchas deudas por pagar. Abrazo

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    2. En eso tenés razón pero...
      ¿De qué valen las rosas cuándo el otro tiene misiles?

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  2. Los yanquis nunca contaron los muertos ajenos porque no les importan. Con esto de los drones tendrán menos motivos para la paz y si a eso le sumamos la privatización de la guerra a manos de "contratistas" ni hablar...

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    1. Es que los muertos, sobre todo si son del "tercer mundo" no tienen nombre ni número, son prescindibles. Siempre lo vieron así y no solo los yanquis que son hijos de sus padres esos soberbios que se hicieron esclavizando. Lo terrible es que esa ideología se replica calcada en las mentalidades dependientes de nuestros países, sin ellas no podrían lograrlo con tanta facilidad. Abrazo

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  3. Yo te digo Profe (ojalá me equivoque) que estos, tarde o temprano van a apuntar con más fuerza hacia acá.
    Ya tienen la excusa en Chávez que desde ya volverá ganar las elecciones.

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    1. Es posible, la historia te avala, pero creo que será más tarde que temprano, la cuestión es ser más fuertes cuando eso suceda. Te dejé un comentario en el Aguante Populista sobre esto. Un abrazo.

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