Soledad |
La NASA no es una excepción. Hay que vender, y si el producto no es suficientemente atractivo, se lo maquilla.
Curiosity está en Marte, y saca fotos, muchas fotos, es necesario para que los de aquí sepan que terreno pisan allí. Pero las fotos que se reciben, especialmente algunas, tienen un interés adicional.
La Nasa como todo gran emprendimiento científico-tecnológico requiere de muchísimo dinero para simplemente subsistir y éste siempre fue un bien escaso, mucho más ahora con la crisis. No basta con el lobby político-industrial, hay que darle elementos que entusiasmen a los votantes (o contribuyentes) y es ahí que entra a tallar de manera ingenuamente visible el maquillaje y, como se trata de fotos, el Photoshop o un sofisticado equivalente.
Cuando viajamos a Marte, aunque lo hagan solo nuestras máquinas, nuestros pecados van con ellas. También nuestras taras las fabrican y las dirigen.
Un autor genial, Ray Bradbury, lo predijo, lo imaginó con auténtica precisión, pero también con arte.
tapa - años ´50 |
Cortéz recibiendo ofrendas |
Pero dejemos esos aspectos tan lúgubres de las empresas de conquista pasadas y presentes y pensemos que siempre existirán personas como el fray de las Casas y otros tantos que a lo largo de los tiempos realmente vieron lo que sucedía y se rebelaron en contra de ello. Ellos son la única esperanza de que las cosas pueden ser diferentes. Sigue una pequeña muestra del arte de Ray Bradbury:
Llegaron porque tenían miedo o porque no lo tenían, porque eran felices o desdichados, porque se sentían como los Peregrinos, o porque no se sentían como los Peregrinos. Cada uno de ellos tenía una razón diferente. Abandonaban mujeres odiosas, trabajos odiosos o ciudades odiosas; venían para encontrar algo, dejar algo o conseguir algo; para desenterrar algo, enterrar algo o alejarse de algo.
Venían con sueños ridículos, con sueños nobles o sin sueños. El dedo del gobierno señalaba desde letreros a cuatro colores, en innumerables ciudades:
HAY TRABAJO PARA USTED EN EL CIELO. ¡VISITE MARTE!
Y los hombres se lanzaban al espacio. Al principio sólo unos pocos, unas docenas, porque casi todos se sentían enfermos aun antes que el cohete dejara la Tierra. Y a esta enfermedad la llamaban la soledad,...
Los Colonos
El cohete se posó en un prado verde. Afuera, en el prado, había un ciervo de hierro. Más allá, se alzaba una alta casa victoriana, silenciosa a la luz del sol, toda cubierta de volutas y molduras rococó, con ventanas de vidrios coloreados: azules y rosas y verdes y amarillos. En el porche crecían unos geranios, y una vieja hamaca colgaba del techo y se balanceaba, hacia atrás, hacia delante, hacia atrás, hacia delante, mecida por la brisa. La casa estaba coronada por una cúpula, con ventanas de vidrios rectangulares y un techo de caperuza. Por la ventana se podía ver una pieza de música titulada Hermoso Ohio, en un atril.
Alrededor del cohete y en las cuatro direcciones se extendía el pueblo, verde y tranquilo bajo el cielo primaveral de Marte. Había casas blancas y de ladrillos rojos, y álamos altos que se movían en el viento, y arces y castaños, todos altos.
En el campanario de la iglesia dormían unas campanas doradas.
Los hombres del cohete miraron fuera y vieron todo esto. Luego se miraron unos a otros y miraron otra vez fuera, pálidos, tomándose de los codos, como si no pudieran respirar.
-Demonios -dijo Lustig en voz baja, frotándose torpemente los ojos-. Demonios.
-No puede ser -dijo Samuel Hinkston.
Se oyó la voz del químico.
-Atmósfera enrarecida, señor, pero segura. Hay suficiente oxígeno.
-Entonces saldremos -dijo Lustig.
-Esperen -replicó el capitán John Black-. ¿Qué es esto en realidad?
-Es un pueblo, con aire enrarecido, pero respirable, señor.
-Y es un pueblo idéntico a los pueblos de la Tierra -dijo Hinkston el arqueólogo-.
Increíble. No puede ser, pero es.
La tercera expedición
Marte. Ni hablar del frío tremendo, de la extrema debilidad del aire. Nada agradable, nada vistoso, como intentar descubrir formas y colores en una habitación en penumbras dentro de un traje de buzo.
Marte tal y como lo ve Curiosity |
La misma imagen "intervenida" |
bastadeodio
La primera, de una.
ResponderEliminarAndo coleccionando las fotos que encuentro del Curiosity. Leía muchos libros de astronomía cuando chico, je.
Ne quedo con la primera, de puro curiosity. La segunda parece la canchita de Garay y Combate de los Pozos.
ResponderEliminarabrazo Profe!
te imaginás jugar al fóbal en Marte ahí si que la pelota no baja nunca y hacer un gol sería un milagro incluso para cualquiera de los diegos, salvo que se juegue con un arco de tres kilómetros de altura. lo que sería la red, mamita querida!
Eliminarme refiero de pelota parada, obvio
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