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miércoles, 10 de octubre de 2012

Venezuela: La soberbia de los poderosos

Admitir la derrota. Un momento de pesadumbre
Apenas habían transcurrido unas horas del inobjetable triunfo de Hugo Chávez Frías en las elecciones presidenciales venezolanas y los más importantes medios de comunicación del mundo, que suelen actuar en cadena como si respondiesen a un mando único, han dejado traslucir su desazón. pero también su impotencia, la que se revela por la común apelación a la supuesta, o mas bien deseada, mala salud del presidente, vista ésta como una alternativa para acabar, a como de lugar, con el predominio del "monstruo electoral de Miraflores". Patético.

Sin embargo, los comentarios más agrios y agresivos para con el presidente venezolano provinieron de políticos y funcionarios republicanos de los EEUU, que no han omitido, como es su costumbre, el recurrir a las mentiras más descaradas para condenar a Chávez.

Se lamentan por la derrota inesperada del delfín Henrique Capriles, dejan caer algunas dudas sobre el futuro de la coalición opositora, pero no tienen la decencia de felicitar al ganador y al pueblo venezolano por una elección ejemplar.

Es más, tienen el atrevimiento de reclamarle a Chávez que respete a la mitad del país que se le opone.

Dejando de lado la particular aritmética que sostiene esa afirmación -como si un millón y medio de votos más o menos (un 11% de los electores fue la diferencia final a favor de Chávez) estuviesen dentro del "margen de error" de una elección- no dicen nada de la falta de respeto que una porción menor pero muy poderosa de esa oposición que intentan proteger, continuamente manifiesta hacia la otra "mitad" y hacia las autoridades que ha elegido.
Está claro, respecto de Hugo Chávez, el demonio encarnado, se puede decir cualquier cosa, menos que es bonito o que es inteligente y educado o que siempre ha ganado con el respaldo popular, en elecciones libres y limpias, como ahora, que es la quinceava elección en la que compite, de las cuales a triunfado en catorce y en todas y cada una de las presidenciales. Respecto de la otra mitad se dice que forman los estratos más bajos de la morena y mestiza sociedad, los que no contaban, eran invisibles y ahora no lo son, gracias a que fueron "comprados" con los dineros de la renta petrolera.

De Chávez se puede decir que es un tirano, un dictador comparable a Hitler o a Stalin, cuando el primero solo ganó una elección, la última que hubo en "su" Alemania, y el "papaíto" no ganó ninguna porque en su época nunca las hubo, fueron reemplazadas por un sistema de consulta mucho más reducido y directo, entre un grupo de amigos del tirano.

Se lo denosta por ser populista, por lograr el apoyo de los más pobres sobre la base de la asistencia social, se lo llama, despectivamente, clientelismo. Se lo acusa de financiar esta política de coptación de voluntades con la renta petrolera. Sin embargo, los resultados sociales, no ya los electorales, son visibles y medibles. La pobreza, medida según estándares internacionales, ha caído a menos de un tercio de la existente antes de su primer gobierno, el índice de Gini, que mide cómo se distribuye la riqueza del país, es el mejor de América Latina.
Pero no todo se mide en dinero y bienes materiales. Chávez hizo más, les reconoció, por primera vez en toda la historia de ese país dignidad a los más pobres, a los excluidos. Chávez hace lo que nadie en el mundo, destina más del 42% del presupuesto a políticas sociales, incluidas Salud, Educación y programas directos, las conocidas misiones. Lo llaman asistencialismo; seguramente prefieren que haya muchos pobres y "atenderlos" mediante la caridad.

Hay otros países del planeta capitalista que existen gracias a la renta petrolera, algunos están en el golfo Pérsico. Tomemos tres de ellos Arabia Saudita, Kuwait y Dubai. La increíble renta petrolera se reparte exclusivamente entre los ciudadanos de esos países que son muy pocos y que ocupan los más altos cargos en las empresas y la administración. ¿quién trabaja?, ¿quién limpia las calles, atiende en los hospitales y los comercios, cambia las sábanas de los lujosísimos hoteles de más estrellas que las que se pueden contar?. Inmigrantes: palestinos, indios y de muchas otras partes del mundo, que reciben una paga, a veces buena, a veces mala, pero no tienen más derechos y pueden ser expulsados cuando a las autoridades les parezca. Cero distribución de la riqueza. Nadie dice nada. Normal, de la riqueza se apropian los ricos, así debe ser.

¿De qué se quejan los venezolanos antichavistas?. De falta de libertad, de vivir bajo una dictadura, de que Chávez se eterniza en el poder, de que ha arruinado a Venezuela y así.

En Venezuela no hay presos políticos, hay una extrema libertad de expresión, mas del 60% de los medios de comunicación practican un antichavismo feroz y cotidiano. ¿Venezuela ha cambiado?, indudablemente que sí, no hay ahora analfabetos, la pobreza ha disminuido notablemente, no hay pobreza extrema. ¿Los ricos son menos ricos?, no, no se puede decir eso, entonces, ¿de qué se quejan?. Se quejan de que los pobres sean menos pobres, que ya no estén tan necesitados que acepten cualquier trabajo por un mísero mendrugo, se quejan de que su superioridad social, su predominio se ha reducido.Se quejan de que ahora se dejan ver, de que han ganado la calle, que han pasado a ser protagonistas de su propia historia.

"Su" Venezuela ha dejado de ser el paraíso para los ricos explotadores de los pobres que fue siempre, ya no es "su" Venezuela, ahora en ella cabe más gente, gente que antes era invisible, están enojados por eso, porque tienen que compartir una porción un poco mayor de lo que, sin ningún derecho, consideran "su" torta.

Venezuela afortunadamente ya no será la misma luego de Hugo Chávez, su herencia será perdurable y su impronta quedará marcada para siempre. Como ha ocurrido en el pasado con el coronel Perón y con otros líderes populares de nuestra América. En el país caribeño han ocurrido y están ocurriendo transformaciones de fondo, aunque la oposición de derecha y la conspiración internacional las niegue y las oculte. Habrá que estar vigilantes, porque esta coalición no se detendrá ante un fracaso electoral.

Se ha dicho que las encuestas previas a la elección indicaban un virtual empate técnico entre los dos principales candidatos, incluso hubo algunas que lo daban como ganador a Capriles por una diferencia entre tres y cinco puntos porcentuales. Hay que decir que, en general, las encuestas en Venezuela son muy poco fiables y visiblemente manipuladas y que esto es la norma y no la excepción.
A poco que se comparen los datos finales, incontestables, de la elección presidencial del 2006 y los recientes de 2012 se puede sacar alguna conclusión interesante.

Ante la evidencia que la diferencia a favor de Chávez -que es del orden de los 11 puntos porcentuales- invalida la hipótesis del empate técnico, se ha argumentado que en las últimas etapas de la campaña el presidente Chávez echó por así decirlo toda la carne al azador, movilizó a su tropa y recurrió a gastar ingentes sumas de dinero en la compra de votos, adelantándose así a su rival con "malas artes". Los datos indican lo contrario. En 2006 votaron casi 11,8 millones de electores de los cuales 7,3 millones (62,85%) lo hicieron por Chávez y 4,3 millones (36,91%) por Rosales, el candidato de la oposición.
En la elecciones del 2012 votaron 14,9 millones, de los cuales 8 millones (55,4%) lo hicieron por Chávez y casi 6,5 millones (44,24%) por Capriles.
En consecuencia en 2012 votaron 2,8 millones de electores más que en 2006, de los cuales solo 700 mil lo hicieron por Chávez y el resto, 2,1 millones, lo hicieron por el candidato opositor. Si alguien se benefició de esos votos de última hora (entre nuevos votantes jóvenes, indecisos y antiguos abstencionistas) fue precisamente el candidato opositor. Esos votos "nuevos" son, a mi juicio, la causa más probable de que la diferencia entre Chávez y la oposición, que en el 2006 fue de  26 puntos porcentuales, se redujera hasta los actuales 11 puntos, naturalmente esto dicho sin tener en cuenta el natural desgaste que pudo haber sufrido en ciertos sectores medios luego de tantos años en el poder.

En mi modesta opinión la base social que explica la imbatibilidad electoral del comandante y posiblemente también constituya una muy sólida base para su inevitable sucesor, lo sea el gran sector de los ciudadanos antes excluidos, invisibles, esos, que de ponerse efectivamente fin a la revolución bolivariana saben que -inevitablemente- volverían a su antigua condición. La derecha, aunque lo oculte y no lo diga en público, también lo sabe.
De modo que un eventual triunfo en futuras elecciones de la derecha no solo no significará el regreso de la democracia como pregonan, sino decididamente su final, porque un gobierno de ese signo que se proponga desandar lo andado solo podrá sostenerse sobre la base de la represión y la exclusión.

A la soberbia de los poderosos, como muestra Venezuela, la única fuerza capaz de dominarla es la dignidad y la participación activa de los excluidos. Así ocurre de manera particularmente visible en toda nuestra América Latina. Todo se puede resumir en esa palabra que emplean con excesiva frecuencia los opositores de derecha pero cerrando un ojo, viendo los intereses de solo uno de los sectores, respeto.
El interés que en todo el mundo despertaron las recientes elecciones venezolanas es, a mi modo de ver, una prueba de la importancia que, para unos y otros, tiene esta experiencia del tránsito en democracia, de un sistema injusto y excluyente a uno más justo e inclusivo y ese es un espejo donde todos, gobernantes y pueblos, de países pobres, emergentes y desarrollados, si dejan a un lado sus falsos orgullos, pueden verse reflejados.

bastadeodio                                                                      

1 comentario:

  1. Uno siempre supo que existe gente egoísta, aquí y en todo el mundo, pero es terrible ver su versión descarnada por la pérdida de privilegios. Y es más terrible aún ver como no cesan en vociferarlo sin ningún pudor.
    Mi hija tenía una amiga que dejó de ver en tanto su marido no tiene empacho de putear a Néstor y Cristina abiertamente en cualquier sitio.
    Hoy me entero que el tipo sigue tan rico como antes (quien sabe si no más), vaya a saber si se le cortó alguna veta expansiva, ya que hizo guita fuerte con la importación.
    Por algo nunca me gustó esa gente aunque solo los vi un par de veces en épocas en que no se hablaban usualmente de estas cosas. Bueno para mi hija que se arrime decididamente a otro tipo de gente.

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