Henrique Capriles Radonski reconoció su derrota.
El pequeño grupo, y no solo en número, de expertos en denuncias de fraude llegados desde Buenos Aires tuvieron que permanecer callados y sin poder robar ni un minuto de cámara.
La que habló por teléfono y por Twitter fue Cristina y Chávez le respondió, en público y en su momento de mayor gloria, con una especial consideración hacia su persona y hacia el Pueblo Argentino.
El contundente triunfo electoral de la revolución bolivariana resonó fuerte en Buenos Aires y en otros lugares del país. En muchos sentidos Venezuela y Argentina están hermanadas. Afortunadamente.
Patricia Bullrich, Amadeo, Pinedo, Michetti, que había llegado allí como veedores favorables a Capriles, se quedaron con las ganas. Asistieron a una de las elecciones más transparentes y democráticas del mundo confiados en que el triunfo de su joven adalid comenzaría a señalar el fin de la odiada ola de populismo democrático que se adueñó de nuestra América Latina y el Caribe. No sucedió, tienen que volver con las manos vacías y, presumiblemente, el ánimo por los suelos. El papelón de Patricia Bullrich dando ganador en Twitter a Capriles, forma parte de la antología de la irresponsabilidad de este personaje lamentable. Este aspecto de vale todo, de que en las llamadas redes sociales cualquier cosa es posible, que nadie se hace responsable de lo que dice, como si las palabras fuesen hojas al viento, es un tema que merece una profunda reflexión, en particular por la importancia, a mi juicio desmedida e injustificada, que han adquirido éstas en los análisis políticos.
La derecha venezolana en todo su espectro, los antichavistas, juntaron a todas sus fuerzas y a la hora de contar los porotos no les alcanzó, quedaron muy lejos, demasiado. La pregunta de hoy no es que sucederá en el futuro con esa variopinta colección opositora, sino si mantendrá luego de la derrota su declarado talante democrático, ese en el que muchos no confiamos demasiado.
Unas pocas horas antes que se conocieran los resultados Rodolfo Terragno escribió en Clarín: El odio no se derrota en las urnas.
"El oficialismo espera que un triunfo de Hugo Chávez le permita profundizar la revolución que cree estar protagonizando.
La oposición imagina que una victoria de Henrique Capriles reabrirá las puertas del republicanismo hoy clausurado.
Si gana Chávez, es difícil que pueda terminar su mandato. El cáncer es una bomba de tiempo que está haciendo tic tac. La sucesión será litigiosa.
Si Capriles le gana a Chavez, el país no pasará de un régimen de masas a una república ortodoxa . Los años de chavismo han partido en dos a la sociedad venezolana, dejando a cada lado pasión y desenfreno.
No hay allí competencia: hay odios.
Esto no termina con una elección. El odio no se derrota en las urnas."
En psicoanálisis hay -entre analista y analizado- un fenómeno denominado transferencia, entre Terragno y Venezuela y entre Terragno y Argentina se da un proceso similar que yo llamaría de transposición. Más que un análisis objetivo y desapasionado de la situación venezolana desea crear un espejo en el cual se vea la situación argentina tal y como el la ve.
Lo que Terragno dice es que no hay una solución democrática al desafío del odio, de la división en dos bandos de la población. Y si las urnas no sirven ¿Qué es lo que sirve?, ¿Cuál es la solución al problema?. ¿De que manera, cómo, se sella la división de modo que no se transforme en enfrentamiento liso y llano?
Terragno no lo dice, bajo esa aparente desaprensión, de diagnóstico médico de entrecasa, se limita a desear la muerte de Chávez. Muchos lo hicieron antes, varios aseguraron tener información, le auguraron que no llegaba a las elecciones, dijeron que no estaba en condiciones de hacer campaña, en fin, Terragno, como muchos y muchas otros, apuesta a la muerte, la anuncia por anticipado usando una metáfora bélica, muy violenta, en la creencia de que "muerto el perro, se acabó la rabia". Hasta da un poco de vergüenza ajena. A este nivel de pobreza intelectual, de degradación moral han llegado algunos intelectuales de la oposición argentina.
Por supuesto no afirmo que en Venezuela no existan personajes así, que piensen y deseen así, como él, pero la posibilidad de evitar que sus deseos de venganza, de revancha y que sus sentimientos de odio terminen por imponerse, depende de que continúen siendo minoritarios (lo que doy por descontado) y que los que los encarnan se limiten a expresarlos, que hagan si quieren catarsis de su odio, pero que respeten la voluntad ciudadana expresada en las urnas y no pasen del odio a la acción.
Ese peligro y no la división -que es un síntoma- es el verdadero enemigo de la paz, de la convivencia y de la continuidad de las transformaciones que están situando a América Latina en la vanguardia de las democracias de occidente, creando un espacio de libertad y de crecimiento económico con justicia social, que es cada vez más reconocido, en medio de un mundo que retrocede hacia posiciones que aumentan la desigualdad y la injusticia.
Los comienzos del siglo XXI, justamente el nombre de la fundación por la que comenzó a hacerse conocido Terragno, corresponden al surgimiento de una nueva y prometedora era para la región.
Terragno no la ve, su ideología lo ciega, su odio lo empequeñece.
En su camuflada diatriba, Terragno afirma que Chávez no ha reducido la pobreza, dice textualmente:
"Él (Chávez) no terminó con la pobreza, ni la redujo notoriamente."
Si sustituimos Él por Ella la frase resultante se reproduce hasta el hartazgo en nuestro país. Y es mentira tanto allí como aquí. Y no lo dicen solo Chávez y Cristina, lo dicen los organismos internacionales que se ocupan de estos temas.
El índice de Gini de Venezuela, que mide el desarrollo humano, es decir la justicia social vigente en un país, es el mejor de América Latina (0,394), siendo junto con Ecuador los países que más redujeron la pobreza (a casi la mitad de la existente en 2002). Argentina y Uruguay, según la CEPAL (2010), son los países que presentan los menores porcentajes de pobreza de la región (8,6%), aunque el Gini de Argentina indica que persiste una mayor desigualdad relativa. Los gastos sociales del gobierno venezolano superan el 42% del presupuesto de ese país.
No basta con que no recurran a la violencia para imponer sus intereses, es necesario que comiencen a reconocer los logros de nuestros gobiernos. Chávez, en su discurso de la victoria, agradeció a la oposición su talante democrático pero les pidió amablemente que reconozcan los logros alcanzados. Ese sería un buen comienzo para desterrar el odio y las divisiones. Hablar con verdad. Dejar de mentir. No hacer trampas.
Capriles habló para su tropa, sabe que su derrota fue inapelable y que los tiempos que se le vienen como líder (?) de la oposición venezolana no serán fáciles, que serán difíciles.
Hugo Chávez le habló preferentemente a todos los venezolanos y venezolanas, partidarios y opositores, su mensaje tuvo un talante conciliador, actuó de manera generosa en la victoria, como corresponde a un comandante bolivariano, a un demócrata, pero pidió respeto.
bastadeodio
Si algo caracteriza a la oposición antipopular de nuestro continente es la imposibilidad de reconocer ninguno de los logros de sus odiadas gestiones. O bien es mentira (como delira Terragno sobre la pobreza en Venezuela -y aca fogonean TNmbaun, Lanada y demás cada vez que pueden-) o bien esos logros esconden oscuros intereses que los neutralizan (Viau y Sarlo son expertas en ese arte). La mala fé es el único metodo que les queda si la realidad se empeña en darles la espalda.
ResponderEliminarEn lo personal, no creo que el tecnócrata socio de Duhalde en la Propuesta Patriótica de Unidad este cegado por la ideología y el odio -que los tiene, como no...-. Esto me suena a chicaneo por encargo, sin mucha honestidad. Un administrador o un gerente esperando un puesto, no un ideólogo. Y mucho menos el periodista que supo ser en los 70, según tengo entendido-.
Lo de Venezuela me alegró profundamente, profe. A ver con que salen ahora los de siempre. Abrazotes.
Qué vergüenza tener políticos tan mediocres y arrastrados como los radicales: Terragno, Aguad, como Bullrich, Macri, Pinedo, Amadeo, etc... hay que seguir desenmascarando a estos peligrosos propaladores de odio e injusticias, abrazo
ResponderEliminarCapriles fue ungido como líder de la oposición. Una oposición en la que cupo de todo, desde lo más izquierdo de la izquierda hasta lo más del otro extremo. Es absurdo pensar que alguien que polarice al lado menos popular de la sociedad, juntando aguas con aceites, si bien puede llegar a obtener un abultado número de votos, pueda GOBERNAR.
ResponderEliminarParece que eso es lo que menos le interesó. Que el objetivo a lograr era, más que ninguna otra cosa, VENCER A HUGO CHAVEZ.
Aquí, ni siquiera hay atisbos de un rejunte semejante sólo con fines electorales. Y la posibilidad de gobernar con una mélange de esa índole, es inexistente.
Faltan 58 días para el 7D, a pesar de Clarín.
Saludos
Tilo, 71 años
Qué asco Terragno. Pensar que el otro día me lo crucé. Y te juro Profe que me dio lástima. No da ni para recordarle su memorable ejemplo de seguir los pasos de Irlanda. Podría haberle dicho;
ResponderEliminar-"Tenés idea de como está Irlanda hoy, Terragno?" Pero que ahí quede, amasando él su odio. Su odio que es muy suyo de haber salido con la mayor de las vergüenzas su gobierno de la Rosada.