El recurso del avestruz. Responder al síntoma, ignorar la causa.
Mariano Rajoy ignora y desprecia a los indignados españoles mientra alaba a sus similares árabes. Hay primavera árabe y es bienvenida pero, guay! de hablar de una primavera hispana, eso no existe en la calle, solo en el almanaque.
En España, señores y señoras, según Rajoy hay, por un lado, una mayoría silenciosa que es digna de todos los respetos y a la cual se dirige el gobierno español, pero por otro, hay una minoría de sucios, feos y malos que no merece la más mínima consideración, es más, cuando se ponen molestos o demasiado atrevidos, palos, eso, palos, gases y balas de goma, que para eso se las ha comprado.
Poco importa que el desempleo entre los jóvenes españoles esté en casi el 26%, de que España toda lleve ya cinco años de recesión, que buena parte de la población haya perdido sus empleos y hasta su vivienda. Como mucho reconocen el fenómeno de la recesión o, más eufemísticamente, de la crisis, pero ignoran sus causas económicas y sus consecuencias sociales.
Justifican de manera innoble que el ajuste recaiga en una parte estadísticamente menor, pero muy importante desde el punto de vista ético y humanitario, las decenas de miles de extranjeros residentes "sin papeles", provocando que estén en una situación aún peor, lindante con el abandono de persona.
Poco importa que no se vea la luz al final del túnel, ni siquiera que tal luz exista y que muchos pierdan con razón la esperanza.
Nada importa que cuando se es gobierno, no se cumpla con lo prometido durante la campaña electoral. La palabra empeñada se convierte en papel mojado frente a las presiones de la realidad. Es la "razón de Estado" por encima hasta del honor.
No, dicen que esas multitudes vociferantes y atrevidas se ponen a sí mismas fuera de la ley, que son vándalos que no respetan las instituciones y que están mejor en las cárceles o en su casa y calladitos más que en la calle protestando. Eso lo tienen bien en claro.
Tampoco importa que entre los que protestan no surjan líderes que puedan capitalizar el descontento. Y cuando parecen surgir -como en Grecia- hacen lo imposible para cerrarles el paso.
No, para el gobierno, la consigna "que se vayan todos" y que hizo su aparición muy fuerte en las últimas manifestaciones, es una prueba evidente de que este movimiento inorgánico es intrínsecamente malo y que pone en riesgo a la institucionalidad democrática misma.
Sobre actuando el dramatismo, el movimiento es visto como la antesala del temible populismo. Afirman que les recuerda la situación creada en la Alemania de Weimar en los momentos previos al surgimiento del nazismo.
Hay que ser caradura, cuando se trata de meter miedo, de desmovilizar a la protesta, de quitarle fuerza, todo vale. Hasta identificarlos con los nazis. Acusan de poner a España frente al abismo:
"La antipolítica deviene así en una épica de la multitud que agita la normalidad repetitiva de las leyes y la representación para ver qué surge del abismo excepcional, olvidando que siempre la primera víctima de esta peligrosa deriva es la propia libertad.", dice el Secretario de Estado de Cultura del gobierno español, José María Lassalle.
Los movilizados son la "antipolítica" y ya está, al basurero de la historia con ellos, junto con los nazis, los fascistas...aunque, curiosamente, no se encuentre allí Don Francisco Franco, su épica nacionalista y los millares de muertos por su causa, a pesar de que evidentemente fueron socios de la locura autoritaria y que éste caballero español sí que se rebeló contra las instituciones hasta tumbarlas por completo. No Franco es otra cosa, Franco es de ellos, un prócer demócrata de derechas, respetuoso de las libertades liberales. Je!, hay que tener morros.
Ni se les ocurre pensar que la causa fundamental de la crisis y del descontento subsiguiente es la renuncia de los políticos, de cualquier signo que sean y que hayan estado o estén al frente de los diferentes gobiernos más o menos recientes, para dar soluciones creativas que tengan en cuenta los problemas y las restricciones, pero que también tengan principalmente en cuenta las necesidades de la gente.
En vez de hacer lo que corresponde que hagan que es gobernar, cedieron el control de la economía y, en consecuencia, de la política y del gobierno real mismo, a funcionarios que están más allá de las fronteras del país y a los que nadie ha votado.
Incluso no se hace el debido análisis de las causas múltiples y concomitantes que explican el surgimiento de esos movimientos calificados de "populistas" que asolaron a Europa en el período de entre guerras. De ninguna manera para justificarlos, sino solo para entenderlos. Reescriben la historia en función de sus necesidades actuales.
Negar, excluir, estigmatizar, justificar la represión.
Se dan palos y cárcel a los que protestan en contra de un estado de cosas realmente injusto e insatisfactorio por donde se lo mire, en nombre de "las libertades democráticas" esas que ellos mismos no supieron defender y transformaron en frases carentes de sustancia.
No se puede creer tamaña hipocresía. Es el recurso del desesperado, de la avestruz, del que no tiene ningún control sobre la situación, pero simula que puede con ella.
En el cargo que los funcionarios del gobierno español hace recaer sobre los indignados, el de ser representantes de la antipolítica se esconde un análisis deliberadamente superficial de la realidad y una falacia. Los indignados no reclaman por menos política, sino por lo contrario, por la vuelta de la política, aquella que en los albores de la nueva democracia española, supo encantar a los ciudadanos, hacerlos sentir importantes, protagonistas, no una mera estadística.
bastadeodio
Es absolutamente necesario que desandemos esta galleta verbal que manipula la derecha internacional con apoyo de los medios masivos, que cambia el sentido de las palabras, los conceptos y las acciones, revolviendo todos los significados, manoseando el sentido, y confundiendo todo.
ResponderEliminarExactamente lo que dice Mancu. Ya a esta altura es más que necesario trabajar sobre ello.
ResponderEliminarProfe; me pongo de pie. Un post de puta madre.