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miércoles, 31 de octubre de 2012

La pelea con los buitres

Cristina Kirchner y su ministro de economía Lorenzino, fueron muy claros: con los fondos buitres no negociaremos jamás.
La presidenta lo expresó con una síntesis cargada de simbolismo, dijo:

"podemos perder la fragata Libertad pero la libertad nunca."

Por el lado del gobierno nacional el cuadrilátero de la pelea está marcado: no se piensa ceder nunca a las presiones provengan de donde provengan. Hay razones que lo asisten que van más allá del repudio moral a la codicia de los buitres.
Argentina renegoció con los tenedores de la deuda -en dos ocasiones- el 95% del total de la deuda con una quita del 70% y está pagando religiosamente los compromisos contraídos.

Los fondos buitre no se presentaron a ninguna de las dos renegociaciones ya que su estrategia se basa en la existencia de una cláusula que establece la competencia de los tribunales de Nueva York, excluyendo a los tribunales nacionales, ante cualquier diferendo que pudiese surgir.

Esa concesión constituye una expresa renuncia a la soberanía hecha por los gobiernos de Menem y De la Rúa que emitieron los bonos y que el actual no está dispuesto a consentir. La medida del éxito de esta estrategia establecida por Néstor Kirchner está dado en que la práctica totalidad de los tenedores de deuda aceptó la renegociación sin recurrir a las supuestas ventajas que le daría esa cláusula jurisdiccional. Conceder lo que exigen los fondos sería equivalente a traicionar esa confianza.
Los fondos buitres siguieron la estrategia contraria, prefirieron especular con el conflicto judicial con el objetivo de obtener como premio el cobro de la totalidad nominal de la deuda, más intereses y punitorios.

La estrategia es osada pero no descabellada y es hostil con Argentina desde su propio planteamiento. No es descabellada porque en otras ocasiones ha funcionado, por ejemplo, con Perú. Es osada y es hostil porque los fondos buitres se hicieron con esos papeles en un momento de crisis en que éstos no tenían valor ya que todos los tenedores originales querían deshacerse de ellos y lo hicieron para llegar a la actual situación de litigio. Eligieron ese camino porque tienen amigos en la justicia de Nueva York (el juez Thomas Griesa, por ejemplo) y en el establishment financiero y académico nacional el que opera -como una verdadera quinta columna- a nivel de los partidos de la oposición y de los medios de comunicación, desprestigiando la estrategia del gobierno nacional.

Son pocas las posibilidades de que tengan éxito debido -entre otras razones- a la firmeza del gobierno argentino, por eso buscan producir hechos espectaculares -como el embargo a la fragata Libertad- buscando lograr un desgaste político que logre torcerle el brazo al gobierno y obligarlo a claudicar de su posición, como sucedió con el Perú y como esperan que suceda con nuestro país mediante la presión combinada de los embargos y el accionar de la oposición. Es una auténtica pelea llevada adelante desde el 2005 hasta aquí entre un gobierno que lejos de perder respaldo político como habrían esperado los fondos y sus aliados locales, lo ha mantenido y hasta consolidado.

Por el contrario la estrategia judicial de los fondos de inversión ha sufrido sucesivas derrotas y hasta ahora no ha cosechado ningún éxito en nuestro caso. El último y más resonante fracaso se dio en junio de este año cuando la Suprema Corte de los Estados Unidos falló en contra de los fondos al establecer que "las decisiones de la Argentina en materia de gestión de su deuda son soberanas”.

Los fondos lo saben, la oposición también, la estrategia de los embargos no conduce a nada, tarde o temprano la fragata Libertad partirá de Ghana de vuelta a Argentina.

En una reciente nota publicada en el diario La Nación, titulada: La lección de la Fragata Libertad, Federico Sturzenegger, presidente del Banco Ciudad y economista del PRO, en línea con la estrategia del gobierno nacional, afirmó:

"El caso no tiene posibilidad de ser exitoso porque la legislación sobre inmunidad soberana es clara acerca de lo que debiera acontecer con los activos militares de un país. La inmunidad soberana se refiere al principio legal por el que activos estratégicos de los países no son objetos embargables. Este principio incluye taxativamente a los bienes militares dentro de este paraguas.", pero cierra la nota diciendo:

"Se paga no por temor a los jueces internacionales sino para ganarse el respeto y la confianza de la platea interna (empresarios, trabajadores, etc.)."

"Cuando la Fragata Libertad zarpe podremos concluir que la lección es que hemos ganado otro round de la pelea, justificando la actitud de conflicto. A mí me gustaría que la lección sea que la Argentina y su gobierno tienen mucho más para ganar bajándose del ring, trabajando en cooperación con el resto del mundo y siendo respetuoso de todos sus compromisos (incluido el de decir la verdad)."

Más claro que el agua clara. Cuánta hipocresía por parte de aquellos que se especializan en la mentira de afirmar que todo lo hacen en defensa de los verdaderos intereses nacionales y luego firman convenios que le quitan la soberanía a la Nación para entregársela a especuladores financieros en colaboración con tribunales de justicia extranjeros. Estos, que hablan de honrar los compromisos y critican al gobierno nacional, son los co-responsables de la crisis del 2001 y de la mayor cesación de pagos de nuestra historia.

La distancia moral entre unos y otros es enorme. Si algo caracteriza al gobierno de los Kirchner es hacer pocas promesas y ninguna que no puedan cumplir, pero sobre todo, nunca prometer una cosa y hacer otra distinta. Néstor Kirchner al asumir su mandato en el 2003 lo dijo con toda claridad: "no he llegado a la Rosada (la sede del gobierno) para dejar mis convicciones en la puerta". Y así ha sido, con él y con Cristina. En todo.

bastadeodio                                                                  

2 comentarios:

  1. Clarísimo e inobjetable.
    El tema es que el mar de fondo que está armando principalmente La Nación apunta al dinero que estaría perdiendo la Argentina por cada día que la Fragata sigue allí. Y tiran cifras que vaya uno a a saber.
    Estos tipos operan dia y noche así que estas cosas las tienen claras. Lo que no se es si Argentina puede litigar contra Ghana porque el Ejecutivo en un momento tiene que hacerse cargo (no le queda otra) frente al conflicto por mas que sea una resolución del Poder Judicial de un país.
    Tampoco se si se puede acudir a los Tribunales de La Haya por un caso como este.

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    1. Cierto Daniel, lo interesante de todos estos runds que forman parte del mismo combate es lo claras que ponen ciertas actitudes e ideologías. En cuanto a los aspectos legales naturalmente no soy un experto pero por lo que he escuchado de boca de Timmerman se seguirá con el proceso judicial sabiendo que la legislación internacional favorece nuestra posición, incluso el gobierno de Ghana se presentó ante el juez para hallar una salida que implique levantar el embargo, lo que está claro es que de no respetarse nuestros derechos en esa instancia (cosa poco probable) al parecer habría instancias internacionales que podrían obligar a Ghana a revisar la postura.

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