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Nueva Democracia (ND) y el PASOK -que venían alternándose tranquilamente en el poder desde la caída de la dictadura de los coroneles en 1974- pasaron del 88% de votos al 30%. Tomados por separado, Nueva Democracia salió primero con sólo un 18,9% de los votos, y PASOK fue desplazado al tercer lugar después de la izquierda y con solo el 13.2% de los votos.
La Coalición de Izquierda Radical (SYRIZA), una coalición de partidos de izquierda, que emergió como segunda fuerza en estos comicios, obtuvo un 16,7% de los votos (52 bancas), lo que casi cuadruplica su caudal de votos comparado con el 4,6% que alcanzó en 2009.
Como consecuencia de estos resultados, el viernes pasado los partidos tradicionales griegos fracasaron en su intento por formar un nuevo Gobierno y no tuvieron otra alternativa que llamar a nuevas elecciones para mediados del mes entrante.
La oferta de Venizelos, líder del partido socialista PASOK, de formar un gobierno de coalición fue rechazada por Tsipras, el líder de SYRIZA, que la consideró una estrategia dirigida a negar el resultado electoral y mantener los severos términos del rescate financiero a los que -evidentemente- se resiste una mayoría de los votantes.
"No es la Coalición de Izquierda la que ha rechazado esta propuesta sino el pueblo griego, que lo hizo con su voto el domingo", manifestó con claridad Alexis Tsipras.
El PASOK y el grupo conservador Nueva Democracia habían acordado a fines del año pasado el rescate de 130.000 millones de euros del FMI y la UE pero ahora son los únicos partidos en el Parlamento griego que respaldan las duras condiciones que éste impone.
De confirmarse en junio los sondeos que auguran un triunfo de la izquierda, la política griega se vería radicalmente transformada y la sola perspectiva de que eso suceda ya sacude a toda Europa, donde cada vez se escuchan con más fuerza las voces en contra de las medidas inflexibles de austeridad impulsadas por Alemania y los bancos y, a la vez, se abre el interrogante de si el férreo principio de que ningún país puede abandonar la zona euro se podrá mantener en el futuro.
"Apelo al sentido nacional de responsabilidad de todos los partidos (griegos) para que lleguen a un acuerdo respetando el compromiso del país y asegurando su futuro europeo", dijo el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. No se sabe si se trata realmente de una expresión de sinceros deseos o de una velada amenaza.
Una abrumadora mayoría de griegos se decanta por permanecer en el bloque europeo. Sin embargo, la coalición de Tsipras propone que eso puede ocurrir sin necesidad de aceptar los dolorosos términos del rescate que les proponen. Por ahora suena a casi imposible conciliar esos dos objetivos.
Del lado de Bruselas (léase Alemania) se insiste en que el rescate "Sólo lo daremos si Grecia cumple con todos sus acuerdos. De otro modo ellos no recibirán el dinero", dijo el primer ministro holandés, Mark Rutte.
Los partidarios de aceptar el rescate en las condiciones impuestas por las autoridades de la euro-zona dicen que el paquete de cortes de salarios, alzas de impuestos y reformas económicas es la única forma de que Grecia vuelva a ser solvente. Sostienen la fracasada receta, aquella que establece que la forma de salir de las crisis creadas por los mismos bancos, consiste en apoderarse de los ahorros y de parte de los salarios tangibles e intangibles de la población para salvar a los bancos de la quiebra, comprándolos para "sanearlos" para luego volver a venderlos, como se propone hacer el gobierno español con Bankia. Para ellos el ejemplo de la Argentina post colapso del 2001 es el camino que no se debe tomar.
Sus detractores insisten, por el contrario, que tales medidas de ajuste empeoran el problema al destruir las posibilidades de crecimiento y que aplican una austeridad extrema a una población que, en el caso griego, ha soportado ya cinco años seguidos de recesión. En realidad se quedan cortos, no solo están en riesgo el trabajo, las conquistas sociales y el salario de los trabajadores, lo que en realidad se está viendo es que se pone en riesgo a la democracia misma: ¿A los países los gobiernan los políticos que son electos o los gobiernan los funcionarios de la banca que no se someten al voto del pueblo?. La respuesta a ese dilema moderno parece estar en el centro de lo que se llama "crisis". El totalitarismo ha cambiado de rostro y ha adoptado el aspecto neutro y pretendidamente desideologizado de los funcionarios de la banca.
Alexis Tsipras, ingeniero civil de 37 años, ex líder estudiantil y comunista, es poseedor de un considerable carisma lo que le ha convertido en una atracción para los jóvenes griegos, hartos ya de las dinastías de partidos tradicionales muy criticados por ser distantes, corruptos y actuar según sus intereses personales.
Todas las encuestas indican que SYRIZA ganaría las próximas elecciones con un 27,7 por ciento de los votos, casi 11 puntos por arriba de su resultado del domingo 6 de mayo.
Si SYRIZA, oficializado como partido, obtiene en junio los 50 escaños adicionales que -según las leyes griegas- le corresponderían por obtener el primer lugar, podría formar gobierno, el desplazamiento de los partidos tradicionales sería un hecho y su plan de rescate financiero y ajuste salvaje al estilo Rajoy se convertiría en papel mojado.
Lo cierto es que el pueblo griego ha sabido responder al apriete de Merkel y la banca, con sabiduría y con huevos y ha castigado duramente a los socialdemócratas quienes, a pesar de considerar en algún momento la alternativa de la resistencia, la desecharon (recuerdo la "amenaza" de llamado a consulta popular hecha en noviembre pasado por Papandreu y retirada solo dos días después ante el tirón de orejas de las autoridades europeas) y, en cambio, ha apoyado a quienes proponen resistir la amenaza cierta a la democracia con más democracia.
Lo que hay en este momento es un compás de espera, breve pero que podría ser fértil si la política en Europa vuelve a tomar el protagonismo que le corresponde. Si los resultados de junio en Grecia confirman las expectativas -temores de unos y esperanzas de otros- la situación recién comenzará a decantarse. ¿El SYRIZA cumplirá su promesa de no hacer recaer el costo del ajuste sobre las espaldas del pueblo? ¿De ser así, Europa, como represalia, expulsará a Grecia de su seno como parece pretender Merkel? ¿Se confirmará la presunción de muchos de que la crisis de Grecia tiene puntos de semejanza con la de la Argentina en el 2001 y 2002?. Lo cierto es que, de momento, los márgenes de maniobra de unos y otros parecen muy estrechos y las ideas superadoras circulan pero no toman aún suficiente protagonismo.
Una entrevista muy reciente en la Radio Nacional de España a un dirigente del SYRIZA, aquí.
Un reportaje a Alexis Tsipras anterior a las elecciones del 6 de mayo, aquí.
bastadeodio
Todo esto me hace acordar al 2003, cuando ganó Menem, y Néstor salió segundo, ¿no?
ResponderEliminarEs inevitable, espero por el bien de los griegos que Alexis tenga aunque sea la mitad de la claridad política de Néstor y los huevos para implementarlo. No la tiene fácil, las presiones son terribles y los riesgos son para meter miedo.
EliminarGrecia la tiene peor, en muchos sentidos que nosotros. De hecho no tiene moneda, es un país mucho más pequeño y dependiente que el nuestro, no tiene recursos provenientes de la exportación, su principal ingreso es el turismo. Es posible que si no obtiene un apoyo político que obligue a Merkel a aceptar crear un fondo de ayuda no financiero, se vea obligado a dejar el euro y volver al dracma cuyo valor es más que incierto. Si hacen con Grecia lo mismo que hicieron con nosotros en el 2001 y la dejan librada a su suerte no les va a quedar otra salida, a la larga será mejor, si superan el trance.
Encima le pidieron asesoramiento a De la Ruina, ¿podés creer?
ResponderEliminarNO sabía ¿quién Papandreu? ¿será sobre cuál es la mejor manera de rajar dejar todo hecho un desastre y que no te metan preso?
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