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martes, 19 de junio de 2012

¿La culpa es de los Griegos?

Grecia y Argentina comparten algo más que los colores
Los que intuyen que hay varios elementos de semejanza entre la situación que hoy atraviesa Grecia y la existente en la Argentina en las décadas previas al 2003 no están equivocados.
En ambos casos se trata esencialmente de una situación provocada por la renuncia de los respectivos países a una parte de su soberanía, en este caso, la monetaria y financiera, sin obtener a cambio las contrapartidas necesarias.

Cuando se renuncia, se lo hace ante alguien o algo, puede ser el FMI o el BCE, puede ser Ronald Reagan, Margaret Thatcher o Angela Merkel, da igual. Si ese otro, frente al cual se renuncia, no está dispuesto a sacarte de los problemas en los que te meterá ese pacto desigual, estás jodido.

Por supuesto que el pedido de renuncia viene acompañado por un dulce visible y otros condicionantes mucho más reservados. El dulce es el flujo de dinero que entra al país renunciante. La apertura del mercado y ese flujo aumentan el consumo y la sensación de bienestar. Los pactos secretos permiten que unos pocos realicen en muy corto tiempo ganancias extraordinarias.

Durante un período de tiempo más o menos variable todos contentos y nadie parece atender a la letra pequeña del contrato. Se crea lo que se denomina eufemísticamente "una burbuja", naturalmente destinada a estallar como sucede con las pompas de jabón.

Cuando eso pasó, tanto a Grecia como a la Argentina, los poderosos impulsores del contrato de renuncia les bajaron el pulgar, los condenaron por derrochadores y poco trabajadores, los acusaron de querer vivir por encima de sus posibilidades y a expensas de ellos. Los conminaron a vivir en la realidad, a bajar violenta y drásticamente su nivel de vida, solo para pagar lo que a todas luces ya se había vuelto impagable.

Una comunidad de desiguales -y las comunidades reales siempre lo son- requiere, para sostenerse en el tiempo, de la solidaridad, del esfuerzo y los beneficios compartidos. Justamente al contrario de la dirección que ha tomado el mundo moderno pos industrial, de un liberalismo y un egoísmo social exacerbados. Jubilación, salud y educación privadas, el mercado rigiendo la vida cotidiana de las personas y el que no puede se jode, queda fuera. ¿Y el Estado de Bienestar?. Una rémora del pasado dirigista y populista que se debe desmantelar para que todos podamos ser felices y gozar de las libertades del mercado sin interferencias indeseables del Estado. ¡Ja!

Pasa en nuestro país donde las jurisdicciones más ricas deben poner proporcionalmente más para que las menos favorecidas estén mejor. Si esto no ocurre existe nominalmente un país, pero no lo es en la realidad. Es más argentino alguien que nace y vive en Buenos Aires que el que lo hace en San Salvador de Jujuy. Y esto es inadmisible, requiere entonces de correctivos que limiten la libertad de los mercados, le metan la mano en el bolsillo a los que más tienen y repartan el producto general mejor, con más justicia, de lo que lo hace el propio mercado librado a sus reglas insolidarias.

Naturalmente que en este mundo en el que ser socialmente egoísta está naturalizado pero aún es moralmente condenable, se está dispuesto a poner algo del mucho dinero que se tiene en colectas de beneficencia pero no se está dispuesto a pagar impuestos o que te reajusten a la suba uno de ellos aunque la suba sea insignificante, ya que sienta un precedente.

Es más en nuestro caso particular de la Argentina no importa que te lo suban si lo hace un amigo, alguien que piensa como vos, que está de tu lado, pero ¡guay! si el que lo sube, lo hace para repartir. Eso no, eso no se tolera. Doble, triple, cuádruple moral. No se sostiene. Esa actitud insolidaria no se sostiene por ningún lado, ni racional ni moral.

Si se mira el panorama europeo se ve que ocurren cosas similares. En Grecia "ganaron los buenos" entonces los que hasta antes de ayer decían "aquí no se renegocia nada" parecen dispuestos ahora a relajar las condiciones que les imponen a los griegos para "salvarlos" del abismo. Tamaña hipocresía.

Paul Krugman da en la diana cuando señala que la causa de la crisis actual europea no es financiera ni tampoco económica, que el origen y la solución se encuentran en la política.
Señala que la respuesta de Europa tiene que ser más unidad, no solo monetaria sino también política. Que la unidad monetaria aislada es una trampa mortal de la cual se sale con una decisión política.
Krugman llama a los europeos a dejar de hacer juicios morales, que por otro lado son falsos o cuando menos distractivos, para concentrarse en resolver de una vez por todas la tarea pendiente de la unidad política. Una sola moneda pero también un solo Estado, federal por supuesto, tal vez una unidad de Estados con una única autoridad que garantice que todos sus miembros pueden gozar de la paz y de la prosperidad que, por ahora, solo está reservada a unos pocos privilegiados. Tal como van las cosas, se va en los hechos hacia una caricatura de estado europeo construido sobre la base de la subordinación y no de la solidaridad.

La víctima griega
Por Paul Krugman (extracto)

Desde que Grecia cayó en picado, hemos oído hablar mucho de lo que no va bien en todo lo que sea griego. Algunas de las acusaciones son ciertas, y otras son falsas, pero todas ellas son irrelevantes. Sí, existen importantes fallos en la economía griega, en su política, y, sin duda alguna, en su sociedad. Pero estos fallos no son los que causaron la crisis que está desgarrando a Grecia, y que amenaza con extenderse por Europa.

No, los orígenes del desastre se encuentran más al norte, en Bruselas, Fráncfort y Berlín, donde las autoridades crearon un sistema monetario profundamente defectuoso -y quizás abocado a morir- y luego agravaron los problemas de ese sistema sustituyendo el análisis por las lecciones de moral. Y la solución a la crisis, si es que existe alguna, tendrá que llegar de los mismos lugares.

...Hace 15 años, Grecia no era un paraíso, pero tampoco estaba en crisis. El desempleo era elevado pero no era catastrófico, y el país más o menos se valía por sí mismo en los mercados mundiales, ya que ganaba lo bastante con las exportaciones, el turismo, los barcos y otras fuentes como para pagar más o menos sus importaciones.

Luego Grecia se incorporó al euro, y sucedió algo terrible: la gente empezó a creer que era un lugar seguro para invertir. Entró dinero extranjero en Grecia, una parte de él, pero no todo, para financiar los déficits del Gobierno; la economía se aceleró; la inflación aumentó; y Grecia perdió cada vez más competitividad. Sin lugar a dudas, los griegos despilfarraron mucho, si no la mayor parte, del dinero que entraba a raudales, pero también es verdad que todos los que quedaron atrapados en la burbuja del euro hicieron lo mismo.

Y luego estalló la burbuja, y en ese momento, los fallos esenciales de todo el sistema del euro se hicieron demasiado evidentes.

Pregúntense por qué la zona dólar -también conocida como Estados Unidos de América- funciona más o menos, sin las graves crisis regionales que afligen ahora a Europa. La respuesta es que tenemos un Gobierno central fuerte, y las actividades de este Gobierno proporcionan a todos los efectos rescates automáticos a los Estados que se meten en problemas.

...Por eso Grecia, aunque no exenta de culpa, se encuentra en apuros principalmente debido a la arrogancia de las autoridades europeas, en su mayoría procedentes de países más ricos, que se convencieron de que podrían hacer que funcionase una moneda única sin un Gobierno único. Y estas mismas autoridades han empeorado la situación al insistir, a pesar de las pruebas, en que todos los problemas de la moneda estaban causados por el comportamiento irresponsable de esos europeos del sur, y que todo funcionaría si la gente estuviera dispuesta a sufrir un poco más.

...La única forma en la que el euro podría -podría- salvarse es si los alemanes y el Banco Central Europeo se dan cuenta de que son ellos los que tienen que cambiar su comportamiento, gastar más y, sí, aceptar una inflación más elevada. Si no, bueno, pues Grecia pasará a la historia como la víctima del orgullo desmedido de otros países. (Completo, acá)

Comentarios finales:

Cuando Paul Krugman habla de la "zona dólar" se refiere exclusivamente a los EEUU y olvida tener en cuenta que, en realidad, varios países de américa latina han establecido una alianza estratégica con los EEUU, en particular lo ha hecho México. No se percibe que el gobierno estadounidense acuda en ayuda de sus socios latinoamericanos como lo hace con los Estados que conforman la Unión. Tal vez los electores estadounidenses no estarían de acuerdo que su propio país aplicara las recetas de Krugman. No obstante esta dificultad nada despreciable su análisis y conclusiones siguen siendo muy interesantes.

bastadeodio                                                                 

sábado, 16 de junio de 2012

G-20: Se puede poner peor

“Aquí hay riesgos muy serios de empeoramiento”

Eso dijo el presidente del BCE, Mario Draghi, en una conferencia en Fráncfort. Centralmente se refería a la posibilidad de que en las elecciones griegas de mañana triunfe Alexis Tsípras quien exige renegociar las draconianas condiciones impuestas por la UE a Grecia para salvarla de la bancarrota financiera.

Lo que proponen los banqueros para calmar a los angustiados mercados es lo de siempre: inyectar una masiva liquidez como si el problema al que se enfrentan fuese solo monetario, pero advierten que en caso de que en Grecia "ganen los malos" excluirán de la asistencia a la banca de ese país dejándola librada a su suerte. Lo que claramente significa abrirle a Grecia la puerta de salida de la UE y en las peores condiciones, suena a castigo por la insolencia.

La canciller alemana Merkel y sus súbditos, las autoridades de Bruselas, presionaron en reiteradas ocasiones al pueblo griego afirmando que "aquí no se renegocia nada", lo que no deja de ser profundamente antidemocrático y para nada colabora a aliviar la tensión existente.

Esta situación condiciona fuertemente la reunión del G-20 que comenzará el lunes próximo en San José del Cabo, México, y a la cual asistirán Dilma Rousseff y Cristina Kirchner en representación de Brasil y Argentina.

La posición de ambos países frente a la actual crisis es compartida: un rotundo rechazo a las políticas de ajuste llevadas adelante por el BCE y apoyadas por el FMI y la insistencia en que solo la aplicación de políticas expansivas e incluyentes permitirán superarla. Este punto de vista es apoyado también por China. El vicecanciller de China, Cui Tiankai recordó recientemente que el problema central de los países miembros del grupo es la generación de un crecimiento firme y el mantenimiento del impulso de la recuperación económica.

En la vereda opuesta, las autoridades europeas promueven el desmantelamiento del Estado de Bienestar recortando los presupuestos de salud, educación, I+D+i, seguridad social, flexibilizando el empleo y reduciendo las jubilaciones y los salarios. Todo lo contrario. Y lo peor es que como resultado de esas políticas la situación de angustia financiera lejos de disminuir ha aumentado en una espiral diabólica.

Lo que está claro para todos es que un agravamiento de la crisis que es mundial -pero principalmente europea- puede arrastrar, de una u otra manera, a todo el mundo complicando las perspectivas de los países emergentes que en los últimos diez años han mejorado espectacularmente todos sus indicadores socio económicos.

A primera vista no es muy probable que en esta reunión del G-20 que se realiza en un clima tan enrarecido se avance en la concreción de una agenda que aún está pendiente y que, como bien lo ha expresado la presidenta Cristina Kirchner, consiste entre otras cosas en establecer un mayor control de los flujos de capitales especulativos, la eliminación de los paraísos fiscales, desacoplar las políticas económicas de las evaluaciones de las agencias calificadoras de riesgo y limitar su accionar y democratizar a los organismos económicos multilaterales como el FMI y el BM. La experiencia desarrollada por varios países de la región sudamericana en la última década avala fuertemente esta agenda.

bastadeodio                                                               

jueves, 24 de mayo de 2012

Refundar Europa y derrotar al poder financiero

Alexis Tsipra en París iniciando su gira europea
En el diagnóstico todos parecen coincidir: La Unión Europea cruje y amenaza derrumbarse ante la presión combinada de los bancos que quieren asegurar su solvencia por encima de cualquier consideración y del BCE y el FMI que los apoya.
No todos, por supuesto, coinciden en la forma de evitar que, finalmente, esta presión la desmorone.
Grecia -Europa toda- vive momentos realmente difíciles y se encuentra en una encrucijada: Tal y como están planteadas las posiciones, o Grecia rechaza el plan de ajuste que se le propone y es obligada a abandonar el euro o claudica y acepta la "ayuda" y con ella las condiciones draconianas que son inaceptables para la mayoría del pueblo griego.
El actual gobierno griego, al perder las elecciones del 6 de mayo pasado, carece de la autoridad necesaria para tomar la trascendental decisión. El candidato de la izquierda que obtuvo el segundo puesto en esas elecciones se perfila, además, como el posible ganador de las elecciones de junio dirigidas a generar las condiciones de legitimidad para formar un nuevo gobierno.

En este contexto, Alexis Tsipras, el líder del ZYRIZA, la coalición de izquierda ganadora, inició el lunes 21 una gira europea en busca de amigos, de aliados comprensivos que apoyen sus puntos de vista, aunque más no sea en declaraciones y promesas. El primer acto fue una rueda de prensa en la Asamblea Nacional acompañado por el líder de izquierda Jean-Luc Mélenchon. Difícil tarea porque el stablishment europeo no le tiene ninguna simpatía y lo percibe como el candidato ideal para hacerlo responsable de que Grecia sea el primer país en abandonar el euro.
No obstante, de tener éxito -aunque éste sea relativo- ello reforzaría sus posibilidades de ser el próximo gobernante de Grecia y, como promete, afrontar el difícil desafío de salvar a su país del ajuste salvaje que le propone Europa sin abandonar la moneda común. Una tremenda partida de poker que debe jugar con verdaderos tahúres.
Lo que sigue es una nota aparecida en el diario El País (se puede ver también Página12 del miércoles 23 y el sitio del Deutsche Welle) motivada por la conferencia de prensa, respecto de la cual sugiero -es lo que yo hice- dejar de lado los tonos intencionadamente poco amables del autor hacia Tsipra (incluido el calificativo de populista, lo que para un europeo corriente es casi un insulto) y concentrarse en la información que contiene, en especial en lo que respecta a la forma en la que el líder griego ve la problemática europea actual. He buscado un registro de las declaraciones originales hechas por Tsipras en la conferencia de prensa que dio al arribar a París, pero -hasta ahora- no lo he encontrado.

"El terror de Berlín y Bruselas, Alexis Tsipras, ha aterrizado en París. El líder del partido griego de izquierda Syriza, favorito según los últimos sondeos para convertirse en el próximo primer ministro, ha iniciado una minigira europea en una sala de la Asamblea Nacional. Acompañado por Jean-Luc Mélenchon, el candidato presidencial del Frente de Izquierda francés, Tsipras ha detallado con su retórica combativa su visión de la crisis, y ha afirmado que es necesario “refundar Europa” y “derrotar a los poderes financieros, el gran enemigo de los pueblos, que no gobiernan pero deciden todo”. Entre arengas contra la canciller Merkel y su política de austeridad (“está llevando a Europa a una especie de suicidio colectivo”, ha dicho), Tsipras ha anunciado que está listo para gobernar Grecia “en alianza con las fuerzas de izquierda” que compartan su programa, y ha anticipado que pedirá la derogación del plan de ayuda: “El memorándum no se negocia; el infierno no es negociable”, ha dicho.

El Roto - 23-5-12
El joven líder populista, de 37 años, tiene claro que Grecia debe continuar en el euro, pero su retórica feroz hace difícil imaginar cómo lo conseguirá si gana. Según ha dicho, los que piensan que Europa puede seguir adelante sin Atenas y “desembarazarse del problema” son, simplemente, “unos idiotas”. “Si seguimos como ahora, en seis meses hará falta aprobar un tercer plan de ayuda y una segunda reestructuración de la deuda. Los Gobiernos europeos deben parar de pedir a los contribuyentes que sigan metiendo su dinero en un pozo sin fondo. Si no crecemos, nunca podremos pagar el dinero que nos den”, ha dicho, recordando que el rescate de 130.000 millones fue aprobado en marzo.

Según Tsipras, lo que se juega Grecia en la repetición de las elecciones del 17 de junio no es salir o no de la moneda única, “sino continuar o no con las desastrosas medidas de austeridad”. Su propuesta no consiste en negociar un nuevo plan de ayuda con la Troika (UE, BCE y FMI), sino más bien en anularlo y hacer tabla rasa, se supone que perdonándole antes las deudas (esto lo supone el periodista de El País, Tsipras no lo dijo nunca): “Es la política del memorándum lo que nos ha llevado al desastre. Además de bárbara e inhumana, es ineficaz porque está impidiendo que el Estado pague a los funcionarios y a los jubilados. Si este experimento ultraliberal de choque continúa en Grecia, será exportado al resto de países europeos”.

Tsipras niega que su postura suponga un farol o un chantaje a la UE. “No estamos aquí para hacer chantaje a nadie sino para movilizar a los pueblos europeos. Merkel debe comprender que está en un club de iguales, y debe dejar de tratar a los demás países europeos como un protectorado. Si la Unión Europea no es social y democráticamente justa, no existirá”.

“Es absurdo continuar destruyendo a Grecia y querer mantener la zona euro”, ha advertido. “Lo que hace falta es asegurar la cohesión social y la democracia en Europa. Pero los dirigentes europeos no pueden avanzar en la democracia sin respetar al pueblo. Con su voto y su actitud, el pueblo griego va a restablecer el sentido de la democracia”.

Aupado por los últimos sondeos hasta el 28% de los votos, Tsipras niega además toda comparación entre un posible ‘default’ griego y la quiebra de Argentina: “Es preciso imaginar la eurozona como una cadena con 17 eslabones donde si uno se rompe la cadena se destruye. Los que dicen eso no tienen en cuenta que Argentina tenía su propia moneda y Grecia tiene la misma moneda que Francia”. (*)

El líder de Syriza se ha mostrado abierto a aliarse con François Hollande, el nuevo presidente francés, quien se negó a recibirle el día que ganó las elecciones y que hoy estaba en Chicago en la cumbre de la OTAN. Pero Tsipras aspira incluso a poner sus condiciones. “Si el pueblo francés ha mandado a Sarkozy de vacaciones a Marruecos no es para continuar con la misma política”, ha dicho. “Gracias a la existencia de este nuevo gran Frente de Izquierda europeo, Hollande no podrá renegar de sus promesas. Contra lo que hizo Papandreu, deberá tener en cuenta a la izquierda, y si no lo hace se convertirá en Hollandreu”.

Las últimas palabras de Tsipras han sido sobre los inmigrantes ilegales: “Mientras los Gobiernos europeos envíen fuerzas armadas a países en guerra, Europa tendrá refugiados”, ha dicho. Al final, Mélenchon y él han encabezado una concentración ante la Asamblea Nacional pidiendo la quita de la deuda griega. Mañana se reunirá en Berlín con el líder del partido de Izquierda, Gregor Gysi." (Fin de la nota)

Fuente: El País - 23-05-2012, Por Miguel Mora (París)

(*) lo que dice Tsipras es cierto, a diferencia de Grecia, en los años ´90 Argentina no había renunciado a su moneda. Sin embargo eso no alcanza para evitar que Grecia sea dejada fuera de la zona euro y se vea obligada a regresar al dracma o a una nueva moneda equivalente, con las previsibles consecuencias de una fuga de capitales y una devaluación de su moneda, incluso antes de renacer, nunca vistas.

bastadeodio                                                            

lunes, 21 de mayo de 2012

Grecia en la encrucijada

El Partenon - (botón derecho para ampliar)
El resultado de las elecciones del 6 de mayo en Grecia representó una debacle histórica para el PASOK (Movimiento Socialista Panhelénico, de tendencia socialdemócrata) y Nueva Democracia (centro derecha), los partidos responsables de aplicar los planes de ajuste; dejando al descubierto un amplio rechazo a la política de austeridad dictada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI.
Nueva Democracia (ND) y el PASOK -que venían alternándose tranquilamente en el poder desde la caída de la dictadura de los coroneles en 1974- pasaron del 88% de votos al 30%. Tomados por separado, Nueva Democracia salió primero con sólo un 18,9% de los votos, y PASOK fue desplazado al tercer lugar después de la izquierda y con solo el 13.2% de los votos.

La Coalición de Izquierda Radical (SYRIZA), una coalición de partidos de izquierda, que emergió como segunda fuerza en estos comicios, obtuvo un 16,7% de los votos (52 bancas), lo que casi cuadruplica su caudal de votos comparado con el 4,6% que alcanzó en 2009.

Como consecuencia de estos resultados, el viernes pasado los partidos tradicionales griegos fracasaron en su intento por formar un nuevo Gobierno y no tuvieron otra alternativa que llamar a nuevas elecciones para mediados del mes entrante.
La oferta de Venizelos, líder del partido socialista PASOK, de formar un gobierno de coalición fue rechazada por Tsipras, el líder de SYRIZA, que la consideró una estrategia dirigida a negar el resultado electoral y  mantener los severos términos del rescate financiero a los que -evidentemente- se resiste una mayoría de los votantes.

"No es la Coalición de Izquierda la que ha rechazado esta propuesta sino el pueblo griego, que lo hizo con su voto el domingo", manifestó con claridad Alexis Tsipras.

El PASOK y el grupo conservador Nueva Democracia habían acordado a fines del año pasado el rescate de 130.000 millones de euros del FMI y la UE pero ahora son los únicos partidos en el Parlamento griego que respaldan las duras condiciones que éste impone.

De confirmarse en junio los sondeos que auguran un triunfo de la izquierda, la política griega se vería radicalmente transformada y la sola perspectiva de que eso suceda ya sacude a toda Europa, donde cada vez se escuchan con más fuerza las voces en contra de las medidas inflexibles de austeridad impulsadas por Alemania y los bancos y, a la vez, se abre el interrogante de si el férreo principio de que ningún país puede abandonar la zona euro se podrá mantener en el futuro.

"Apelo al sentido nacional de responsabilidad de todos los partidos (griegos) para que lleguen a un acuerdo respetando el compromiso del país y asegurando su futuro europeo", dijo el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. No se sabe si se trata realmente de una expresión de sinceros deseos o de una velada amenaza.

Una abrumadora mayoría de griegos se decanta por permanecer en el bloque europeo. Sin embargo, la coalición de Tsipras propone que eso puede ocurrir sin necesidad de aceptar los dolorosos términos del rescate que les proponen. Por ahora suena a casi imposible conciliar esos dos objetivos.

Del lado de Bruselas (léase Alemania) se insiste en que el rescate "Sólo lo daremos si Grecia cumple con todos sus acuerdos. De otro modo ellos no recibirán el dinero", dijo el primer ministro holandés, Mark Rutte.

Los partidarios de aceptar el rescate en las condiciones impuestas por las autoridades de la euro-zona dicen que el paquete de cortes de salarios, alzas de impuestos y reformas económicas es la única forma de que Grecia vuelva a ser solvente. Sostienen la fracasada receta, aquella que establece que la forma de salir de las crisis creadas por los mismos bancos, consiste en apoderarse de los ahorros y de parte de los salarios tangibles e intangibles de la población para salvar a los bancos de la quiebra, comprándolos para "sanearlos" para luego volver a venderlos, como se propone hacer el gobierno español con Bankia. Para ellos el ejemplo de la Argentina post colapso del 2001 es el camino que no se debe tomar.

Sus detractores insisten, por el contrario, que tales medidas de ajuste empeoran el problema al destruir las posibilidades de crecimiento y que aplican una austeridad extrema a una población que, en el caso griego, ha soportado ya cinco años seguidos de recesión. En realidad se quedan cortos, no solo están en riesgo el trabajo, las conquistas sociales y el salario de los trabajadores, lo que en realidad se está viendo es que se pone en riesgo a la democracia misma: ¿A los países los gobiernan los políticos que son electos o los gobiernan los funcionarios de la banca que no se someten al voto del pueblo?. La respuesta a ese dilema moderno parece estar en el centro de lo que se llama "crisis". El totalitarismo ha cambiado de rostro y ha adoptado el aspecto neutro y pretendidamente desideologizado de los funcionarios de la banca.

Alexis Tsipras, ingeniero civil de 37 años, ex líder estudiantil y comunista, es poseedor de un considerable carisma lo que le ha convertido en una atracción para los jóvenes griegos, hartos ya de las dinastías de partidos tradicionales muy criticados por ser distantes, corruptos y actuar según sus intereses personales.

Todas las encuestas indican que SYRIZA ganaría las próximas elecciones con un 27,7 por ciento de los votos, casi 11 puntos por arriba de su resultado del domingo 6 de mayo.

Si SYRIZA, oficializado como partido, obtiene en junio los 50 escaños adicionales que -según las leyes griegas- le corresponderían por obtener el primer lugar, podría formar gobierno, el desplazamiento de los partidos tradicionales sería un hecho y su plan de rescate financiero y ajuste salvaje al estilo Rajoy se convertiría en papel mojado.

Lo cierto es que el pueblo griego ha sabido responder al apriete de Merkel y la banca, con sabiduría y con huevos y ha castigado duramente a los socialdemócratas quienes, a pesar de considerar en algún momento la alternativa de la resistencia, la desecharon (recuerdo la "amenaza" de llamado a consulta popular hecha en noviembre pasado por Papandreu y retirada solo dos días después ante el tirón de orejas de las autoridades europeas) y, en cambio, ha apoyado a quienes proponen resistir la amenaza cierta a la democracia con más democracia.

Lo que hay en este momento es un compás de espera, breve pero que podría ser fértil si la política en Europa vuelve a tomar el protagonismo que le corresponde. Si los resultados de junio en Grecia confirman las expectativas -temores de unos y esperanzas de otros- la situación recién comenzará a decantarse. ¿El SYRIZA cumplirá su promesa de no hacer recaer el costo del ajuste sobre las espaldas del pueblo? ¿De ser así, Europa, como represalia, expulsará a Grecia de su seno como parece pretender Merkel? ¿Se confirmará la presunción de muchos de que la crisis de Grecia tiene puntos de semejanza con la de la Argentina en el 2001 y 2002?. Lo cierto es que, de momento, los márgenes de maniobra de unos y otros parecen muy estrechos y las ideas superadoras circulan pero no toman aún suficiente protagonismo.

Una entrevista muy reciente en la Radio Nacional de España a un dirigente del SYRIZA, aquí.
Un reportaje a Alexis Tsipras anterior a las elecciones del 6 de mayo, aquí.

bastadeodio                                                             

jueves, 3 de noviembre de 2011

El Trasero de Papandreu

Papandreu anunció que sometería el plan de ajuste propuesto por las autoridades europeas a Grecia a referendum popular.

Eso bastó para que los líderes europeos y los "mercados" reaccionasen violentamente oponiéndose rotundamente a que se sometan este tipo de decisiones a consulta popular. Y bien mirado es coherente, aún Francia y Alemania los líderes de la economía europea, no están a salvo de perder un referendum de esta naturaleza. Ni que decir de otros países en mayores problemas como España, donde el ajuste ya a provocado un desempleo sin precedentes, Portugal, o la misma Italia.

Eso abriría un panorama de incertidumbre intolerable para los "mercados" pero de enormes posibilidades para los pueblos de un "viejo" continente que parece haber perdido definitivamente el rumbo y el liderazgo ético y político.

Europa se vé a sí misma como la cuna de la democracia y de la cultura occidental y, al resto del planeta -con ciertos matices diferenciales según la geografía y los condicionantes históricos pero que no hacen a lo esencial- como culturas atrasadas a las que hay que civilizar -modernizar- es decir europeizar. Y hay que reconocer que un buen éxito han tenido a lo largo de la historia en este empeño con la siempre inestimable colaboración de las burguesías locales con las cuales se cuidaron muy bien de mantener vivos los negocios y los intereses en común. Y para cuando esto fallaba, estaba la espada para convencerlos.

En lo que hace a la cultura hace tiempo que europa ha cedido el predominio a los EEUU, que son los que determinan el rumbo que ésta tomará en lo que realmente tiene de importante que es en el aspecto masivo producto de la globalización. A los europeos le quedan reservadas las élites que ahora no son precisamente cultas sino solo ricas.

Persiste -hasta ahora- la idea de que europa es un ejemplo de prácticas democráticas. Lo cierto es que existían desde antes de ahora fuertes señales contrarias a esta idealización. Por ejemplo, el auge del racismo y la xenofobia y el resurgimiento de fuerzas políticas de extrema derecha en la mayoría de los países europeos. Incluso se han producido oleadas de conflictos muy graves por esos motivos, con mucha destrucción y muertes como consecuencia.
Recientemente, las sociedades -sobre todo los jóvenes- perciben este desgaste y comienzan a manifestarse. Lo hacen de forma predominantemente inorgánica y si bien llaman la atención sobre una multitud de problemas de todo tipo, precisamente la falta de definición de lo principal y de lo secundario y, en consecuencia, de dónde hay que poner la máxima fuerza para lograr algún cambio, conspiran contra su eficacia real para imponer alguna de las reformas reclamadas. Una de ellas es mayor participación, mayor democracia, pero sin duda esto poco probable con gobiernos y partidos políticos débiles sometidos a los designios de los grandes grupos económicos internacionales.

Mientras éstos y sus organismos (FMI, BM, consultoras, etc.) sigan dominando la escena y condicionando las políticas de los estados cada vez "menos soberanos", los pueblos serán receptores, más o menos pasivos o reactivos, de políticas que los pejudican seriamente y comprometen aún más el futuro de la democracia, de la propia Unión Europea y de la tolerancia política y racial. La historia deja muy claras enseñanzas en ese sentido que no se deben desatender.

Pues bien, Nicolas Sarkozy y Angela Merkel amenazaron a Papandreu con retirar a Grecia de la euro zona si habilitaba el referendum. Papandreu entonces aceptó retirarlo pero a condición de obtener el apoyo mayoritario del Parlamento Griego.
Lo que parecía ser una valiente iniciativa de democracia directa para que el pueblo griego decida su futuro como en los viejos tiempos de Pericles, del ágora y las piedras blancas y negras, se transformó en virtud de la efectividad de las presiones, en un ruego a que las fuerzas políticas griegas le protejan su trasero y compartan su responsabilidad frente a lo que todo el mundo visualiza como un posible agravamiento del conflicto social resultado de las medidas de ajuste sobre ajuste que se han aplicado y deberán profundizarse en los próximos meses, solo para satisfacer la codicia de los banqueros franceses y alemanes y la estabilidad de sus gobiernos.

En un comunicado hecho público ayer tras una reunión de urgencia del Consejo de Ministros, el primer ministro Giorgio Papandreu reveló sus verdaderas motivaciones al confirmar que requirió a dos de los diputados más influyentes de su partido, el PASOK, las negociaciones con los conservadores de Nueva Democracia (ND). "Estaré encantado de no tener que celebrar un referéndum, que no era un fin en sí mismo", asegura en el texto.

A confesión de partes...

bastadeodio