Los diarios opositores -como señalé en un post anterior- no le prestaron atención informativa a la creación de la CELAC, objetivo único de la reunión de jefes de Estado y de gobierno de América Latina y el Caribe, que reunió a 33 países, todos los del continente menos EEUU y Canadá, y que tuvo lugar en Caracas.
Sin embargo, hoy 8 de diciembre, La Nación publica un editorial sobre el tema, titulado: "Celac, otro proyecto aislacionista".
No es que sea especialmente interesante, no lanza rayos y centellas, pretende ocultar la preocupación e intenta transmitir desprecio hacia el hecho de la creación y dudas sobre su permanencia futura.
Lo interesante es que lo que para nosotros y en ese nosotros incluyo a los jefes de Estado presentes y a la gran mayoría de los ciudadanos que éstos representan, o ¿no son representantes democráticos acaso? consiste en una virtud, para el editorialista representa un defecto, sino vean:
"...(la CELAC) apunta a generar un diálogo cerrado en nuestro hemisferio, que por definición excluye a Canadá y a los Estados Unidos. Como si su sola presencia en la mesa fuese algo inaceptable, lo que obviamente sugiere falta de autoestima y una suerte de complejo de inferioridad."
Ahora entiendo, la OEA, que excluye a Cuba, indica por parte de los únicos que sostienen esa exclusión: EEUU y Canadá, una "falta de autoestima y una suerte de complejo de inferioridad.".
Ahora me queda claro. Por eso la OEA no funciona ni funcionó, ni tampoco lo hacen -lógicamente- los organismos que dependen de ella, especialmente el Consejo Interamericano de Derechos Humanos, que como todo lo de la OEA, tiene injerencia sobre todo el continente pero su sede está en Washington. Como Dios vamos.
El Editorial afirma que Argentina y Brasil "emitieron una señal inequívoca de falta de interés, cuando sus dos presidentes se retiraron de la reunión un día antes de que concluyera.". Flaco argumento, lo único de cierto en él es la coincidencia de eventos.
Argentina y Brasil han dado muestras sobradas en el pasado inmediato, desde que los Kirchner asumieron el poder en Argentina y el PT con Lula da Silva primero y ahora con Vilma Rousseff en Brasil, de que su vocación es latinoamericanista y que pretenden llevar adelante una política hemisférica independiente de los EEUU, respetuosa pero independiente. La verdad es que no se que parte del significado de la palabra "independiente" no es comprendida por La Nación.
Ahora entiendo. Esta política de independencia, refrendada en Caracas al crear la CELAC es "aislacionista" porque deja fuera a los EEUU (y Canadá). Entonces la OEA es "aislacionista" porque por voluntad exclusiva de los EEUU deja fuera a Cuba. O estoy equivocado y -según el editorialista de La Nación- hay países de primera y países de segunda y los primeros pueden aislar a cualquiera de los otros sin ser "aislacionista" por hacerlo. No creo que La Nación sostenga semejante incongruencia. ¿O sí?
Sin embargo, lo peor de los argumentos expuestos en el editorial está por llegar y pienso que ésta es la verdadera razón de tanto encono, de tanto desprecio, dice:
"La verdadera intención de los impulsores de la idea de la Celac parece evidente si se escuchan sus habituales arengas. Para algunos, se trata simplemente de reemplazar a la Organización de los Estados Americanos (OEA), cuya actividad en defensa de la democracia y de las libertades civiles y políticas resulta incómoda a los regímenes autoritarios."
Y si es cierto: se trata de la OEA, aunque no sé si el objetivo, como dicen, es reemplazarla sino señalar de manera muy fuerte el descontento de la mayoría de los países de la región con el papel que ha cumplido objetivamente la OEA casi desde su creación, un rol demasiado determinado por los intereses estratégicos de los EEUU y no por los de los países afectados.
Baste recordar la guerra entre la Argentina y el Reino Unido -una potencia extracontinental- por la soberanía sobre las islas Malvinas, en la cual el TIAR fundado a iniciativa de los propios EEUU en el marco de la guerra fría resultó completamente inoperante. O el más reciente golpe de estado en Honduras, o el intento similar en Ecuador, en todos éstos casos la OEA resultó inoperante. También lo fue en el grave conflicto entre Colombia y Venezuela, lo que evitó que este escalara hacia una guerra fue la oportuna intervención de uno de esos organismos "aislacionistas" e "inoperantes" -en opinión de La Nación- la UNASUR con Néstor Kirchner a la cabeza.
En realidad si se sigue leyendo el editorial se descubre el verdadero motivo, ese que resulta inconfesable y que se oculta tras el argumento de la libertad de expresión. El problema en el caso de este argumento es que ellos, digo La Nación y todos los colegas nucleados en la SIP, subsumen en el término "libertad de expresión", otro que es "libertad de empresa" y claro, cada intento de los estados soberanos por meterse con éste último se transforma automáticamente en un atentado contra el primero.
En la Argentina tenemos un caso o dos que pueden servir de ejemplo a lo que sucede en casi todos los países de la región. Uno es el caso de la empresa Papel Prensa que tiene el monopolio sobre la fabricación de papel con el que se imprimen los diarios y muchos semanarios, el cual resulta particularmente grave por la ilegitimidad de origen de la empresa cuyo dominio fue obtenido por Clarín y La Nación durante la última dictadura militar con métodos propios de ésta. El segundo caso lo constituye el propio grupo Clarín que detenta a través de sus empresas el dominio sobre el 80% de las señales de radio y televisión.
En ambos casos existen conflictos de intereses entre un Estado que intenta democratizar la producción y el acceso a la información y unas empresas periodísticas que no quieren ceder su control. Entonces pregunto: ¿Quienes son los verdaderos defensores de la libertad de expresión en estos casos?¿El Estado que busca democratizar o las empresas que buscan perpetuar su predominio?.
El hecho es que durante el auge del liberalismo en el mundo y en el subcontinente entre las empresas periodísticas sucedió lo que con la mayoría de los sectores de la economía, se concentraron, los grandes se tragaron o eliminaron a los pequeños.
Con el fracaso y el fin de éstas políticas -lo que seguramente es vivido con añoranza por el editorialista- en la mayoría de los países de la región naturalmente se trata de impulsar la inversión de esta tendencia nefasta a la concentración, en particular ésta es importante que sea exitosa, por lo que señalé antes, en el caso de los medios de comunicación. Y siempre es difícil hacer volver atrás algo que ya está instalado, sobre todo sin afectar el sacrosanto derecho de propiedad. Pero en Argentina tenemos la Ley de Medios Audiovisuales que está cambiando de a poco las cosas y liberando voces que antes estaban excluidas.
bastadeodio
Unos genios estos muchachos de La Nación.Los países latinoamericanos buscan unirse sin la vigilancia de EEUU y su perro chico, Canadá ¿y eso es aislarse?, me recuerda un chiste muy viejo que decía así "tormenta en el Canal de la Mancha, Europa se encuentra aislada". No es exactamente lo mismo, pero bueno. Igual lo del complejo de inferioridad ya es un chiste. Si los chicos de la cuadra se unen contra el matón del barrio ¿hay que decirles que mejor es pedirle al matón que forme parte del grupo?
ResponderEliminarNo cambiaran nunca: son "europeos en el exilio" y como tales prefieren vivir de rodillas frente a EEUU ante que una unión solidaria con los "sudacas" a los que desprecian.
La Nación es fiel a si misma.
ResponderEliminarNo se camufla como Clarín o Fontevecchia lo han hecho.
Será la última en resistir. Sus seguidores le son fieles.
Cuando era pibe un tipo me dijo; -"Nadie fue tan jodido, malvado y seguidor que Mitre"
-"Pero no estuvo en la Unión Cívica?", le dije?
-"Un camaleón", me contestó.
Su diario se ha volcado a la derecha -en cambio- con decisión y por nada saldrá de allí, más fiel a si mismo que el mismo Mitre.
Hoy es el mas beligerante.
Si los chicos de la cuadra se unen contra el matón del barrio ¿hay que decirles que mejor es pedirle al matón que forme parte del grupo? No se me ocurrió, iris, un ejemplo tan brillante sino lo hubiese escrito. y lo que decís "europeos en el exilio" tiene algo de cierto aún hoy y complementa lo que dice Daniel. Lo que si son es parte de la "elites" dominantes y sin su intermediación -como bien dice Lula- el imperialismo no habría sido tan nefasto en nuestros países y tal vez no necesitaríamos de la CELAC.
ResponderEliminarPero ahí están y seguirán y lo que debemos procurar es que sigan estando donde están, en la oposición, y al solo efecto de indicarnos que estamos en el camino correcto; yo me preocuparía si dejaran de ladrar.
Bueno, esto forma parte de lo que venimos hablando hoy: la tergiversación permanente, que se agudizará durante todo el cuatrienio. Algo es cierto, y lo dicen ustedes acá: LA Naciòn se mantiene fiel a su línea editorial histórica y, salvo excepciones, no tira carne podrida como Clarin o, ni hablar, Perfil. Tal vez sea el más jodido entonces.
ResponderEliminarEsto aparte: fuera de los contenidos, La Nación es el diario mejor escrito en la Argentina. No hay con qué darle.
La Nación tiene el plus sobre el resto de ser uno de los diarios, junto con La Prensa, más antiguos del país y de latinoamérica y eso genera un estilo y un nivel de exigencia que no tienen ni Clarín, ni mucho menos Perfil. Además como bien mostró Rucio en unos gráficos que posteó es de los que más mantiene la fidelidad de sus lectores. Sin embargo, Pibe hoy admite entre sus colaboradores permanentes a Majul quién, en mi opinión, no está la altura del diario, lo que pasa es que le funciona bien en el lugar del provocador. Pero esto no invalida lo que decís coincido en que es el mejor escrito. Ya no existe algo equivalente a La Opinión, ese fue por muy lejos, el diario mejor escrito que a existido.
ResponderEliminarChe, los que hicieron ese loguito para la CELAC... ¿no saben la diferencia entre las banderas de Paraguay y Uruguay? ¿O porque terminan en "guay" es lo mismo?
ResponderEliminarMuy buen análisis... La diferencia que noto con los otros medios es que La Nación "fabrica ideología" son consecuentes, por eso no pierden lectores. Son los que fueron formateados por su familia y el diario... Tienen clase, clase dirigente...
ResponderEliminarClarín es para el populacho... es lo mismo pero en carnaval... Y Fontevecchia... es el preservativo del poder, necesario para no contaminarse...
Me encantó la comparación que hacés con la OEA y Cuba... Es así...
Me gusta eso de "estar aislada" en latinoamérica...
Este editorialista, es de los que confunden "estar solo con soledad"