En el diario Página12 se publicó -el 5 de diciembre- un artículo sobre la ley de extranjerización de la tierra que se encuentra actualmente en debate en el congreso. Trascribo parte de dicho artículo que me parece que acierta en señalar los problemas fundamentales y al final haré algunas consideraciones personales sobre el tema. Recomiendo además visitar un post esencialmente gráfico sobre la destrucción del medio ambiente natural y sus consecuencias sociales (ver aquí)
¿Cuál es el eje?
Por Leandro Bona *
"El proyecto de ley enviado por el Poder Ejecutivo al Parlamento titulado: “Protección al dominio nacional sobre la propiedad, posesión o tenencia de las tierras rurales”, que tiene el propósito de limitar la tenencia de tierras rurales en manos extranjeras, no sólo debe abrir un debate sobre la propiedad, sino también sobre la polémica explotación del suelo en Argentina."
"La protección de los suelos nacionales actualmente es una respuesta que están dando distintos países de la región a la fiebre especulativa desatada por grandes capitales a nivel mundial. El actual contexto de crisis internacional para los países desarrollados ha intensificado la búsqueda de reservas de valor, dos de las cuales están directamente vinculadas con nuestro país: la minería y la producción y especulación en relación con los commodities."
"¿En qué consiste el proyecto? La propuesta oficial establece, entre otras cosas: un límite al suelo rural argentino en manos extranjeras (20 por ciento), un máximo de 1000 ha de territorio adquirible por un propietario extranjero a partir de la promulgación de la ley (no de carácter retroactivo) y la creación de un Registro Nacional de tierras rurales y relevamiento catastral y dominial que determine la propiedad de las tierras en nuestro país."
"Un aspecto se constituye en el más relevante: hasta qué punto el proyecto pone en discusión el modelo de desarrollo del país con relación a la tenencia y explotación del suelo."
"Atravesamos una etapa caracterizada por una suerte de consenso de los commodities a nivel latinoamericano, que no discrimina entre gobiernos nacional-populares (Argentina), de tendencia socialista (Bolivia) o simplemente de continuidad neoliberal (Chile). En este contexto, el trampolín del desarrollo latinoamericano parece ser la apuesta a la extracción de recursos naturales, que deja de lado las críticas ambientalistas y posdesarrollistas que realizan los movimientos territoriales, de campesinos y de pueblos originarios al denunciar la creciente concentración de la tierra, la fenomenal expansión de la frontera agrícola, la destrucción de los ecosistemas, el desplazamiento de pobladores y las respuestas represivas a las protestas derivadas de las lógicas extractivas. Sin ir más lejos, este año dos miembros de la comunidad qom (Formosa) y uno del MoCaSE (Santiago del Estero) fueron asesinados en disputas por el territorio. Bienvenida entonces la discusión sobre la tenencia extranjera del suelo. El desafío es que la misma se extienda al problema del desarrollo y sus demandas sociales vinculadas."
* Lic. en Economía (UNLP). Miembro del Equipo de Economía Política del CECSo y del IEFE.
Consideraciones finales:
La pregunta que se hace el autor de artículo es realmente la adecuada, al igual que su respuesta y sus conclusiones. Puede parecer una posición extrema pero, en mi opinión, si el proyecto solo pretende, como así parece, limitar la compra futura de tierras por extranjeros, sin meterse con el sacrosanto derecho de propiedad de la misma, avalando la explotación capitalista actual de la tierra cuyo única regla es el lucro y, en consecuencia, consagrando el ejercicio abusivo del mismo, poco se habrá avanzado con su sanción.
No hay que olvidar que no limitar por la vía de la ley estos abusos en el ejercicio del derecho de propiedad perpetuará la actitud depredadora del medio ambiente, la que constituye, a su vez, la causa primaria de la expulsión de cientos de miles de campesinos y de poblaciones indígenas, de severos daños comprobados a la salud de los más humildes y, además, la razón de la destrucción -probablemente irreversible- de millones de hectáreas de ecosistemas naturales.
En suma de no abrirse el proyecto a una discusión más amplia sobre el modelo de explotación del suelo en vigencia, además de la cuestión de su tenencia, muy poco habremos avanzado en la modificación de un sistema que hoy es injusto, de gravísimo impacto social y ambiental y la causa de mucho sufrimiento, que compromete el futuro de millones de hijos e hijas que ya están aquí y el de los que vendrán.
Es, en suma, un proyecto que mira la situación real con un solo ojo y de probablemente muy escasa eficacia a la hora de evitar lo que se pretende. Por otro lado, por aspirar a muy poco, fallará en evadir, como ya se ha amagado, una batalla por la defensa irrestricta de la propiedad privada supuestamente garantizada por la Constitución la que, al parecer de estos sectores (tales como como el macrismo y ciertos medios de comunicación), otorga una suerte de patente de corso sobre la naturaleza y las poblaciones, que no puede admitir ningún límite, ni siquiera establecido por la propia Constitución Nacional en alguna otra parte de su articulado (Ellos siempre leen y citan a la Constitución con una mirada tuerta).
Me parece que es tiempo de "destaparse el otro ojo" y de analizar en toda su crudeza este modelo de desarrollo depredador y productor de un enorme daño social y ambiental. Cabe avanzar sobre él con la misma decisión y fuerza con la que se avanzó sobre el tema de las violaciones a los DDHH ocurridas durante la dictadura. Y el paralelismo no es casual, en este tema de la tenencia y explotación de la tierra se están violando, ahora y en democracia, los derechos humanos fundamentales de minorías siempre postergadas que están consagrados en la legislación internacional, en nuestra Constitución y en las leyes. No sea que tengan que pagar las generaciones futuras la codicia sin límites de algunos pocos y nuestra incapacidad para contenerlos. Tiene que ser posible optar por un modelo de desarrollo sustentable e inclusivo y a la vez respetuoso del medio ambiente y del estilo de vida elegido por poblaciones de campesinos e indígenas, históricamente discriminadas por la forma dependiente, elitista y excluyente con la que se proyecta el capitalismo en nuestra región.
bastadeodio
Está más que clara tu consideración
ResponderEliminar"de no abrirse el proyecto a una discusión más amplia sobre el modelo de explotación del suelo en vigencia, además de la cuestión de su tenencia, muy poco habremos avanzado en la modificación de un sistema que hoy es injusto, de gravísimo impacto social y ambiental y la causa de mucho sufrimiento, que compromete el futuro de millones de hijos e hijas que ya están aquí y el de los que vendrán."
No creo que se piense ni ligeramente en la expropiación... aunque por lo menos se podrían revisar los pliegos de compra... qué se yo... Me gustaría proteger la tierra de mi patria... y, para eso hay que quererla y no sólo usufructuarla...
Hilda: Benetton tiene casi 1 millón de ha y sus abogados le están peleando la tenencia de 300 ha de tierra a una familia mapuche que lleva más de 80 años viviendo allí. Quizás no se pueda revertir -por ahora, esa venta- pero si se tiene que poder impedir tamaña injusticia. Joe Lewis un inglés tiene varias decenas de miles de ha que incluyen al lago escondido. La justicia lo ha tenido que obligar luego de ingentes protestas sociales que liberara una servidumbre de paso para acceder al lago. Es un caso similar de abuso del derecho de propiedad. Urge una reforma constitucional que le ponga límites y que establezca los derechos de los campesinos e indígenas y el cuidado del medio ambiente, de alguna forma hay que incluir la función social de la tierra. Tienen razón, mucha razón los indígenas, son mucho más sabios, cuando afirman que nosotros pertenecemos a la tierra y no al revés como nos enseñan desde pequeños. Te mando un abrazo
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