Por una Patria Justa, Libre y Soberana

Una Patria Justa, Libre y Soberana - 17 de octubre de 1945 - 17 de octubre de 2015 - Día de la Lealtad - Setenta años

martes, 1 de noviembre de 2011

Beatriz Sarlo no es Luis Majul pero...

El 24 de octubre, el día después de las elecciones, el diario La Nación convocó a importantes firmas de un amplio arco ideológico para opinar sobre el espectacular triunfo de Cristina Fernandez su origen y consecuencias. Entre esas firmas estaban los colaboradores habituales y firmas principales del diario como Joaquín Morales Solá, Luis Majul y Beatriz Sarlo; junto con otras no tan habituales pero que han publicado en el diario con cierta frecuencia como Mempo Giardinelli y María Pía López cuyas posiciones ideológicas distan mucho de coincidir con las de los anteriores. Lamentando que no sea una práctica corriente sino esporádica, hay que reconocer que este tipo de publicaciones contribuyen al debate de ideas y le hacen muy bien tanto a la democracia como al prestigio -muy decaído- del diario de los Mitre. (ver aquí)

Desde luego que una oportunidad así permite una comparación directa de los estilos, las habilidades y las profundidades del pensamiento de los distintos autores. Lejos de mi intención está convertirme en un crítico literario o cosa por el estilo. Simplemente me interesa hacer notar las profundas diferencias que distancian el pensamiento y el estilo de Beatriz Sarlo del resto de las plumas hiperopositoras que forman el Staff habitual del diario, que, comparadas con ella, parecen grotescas, burdas apologías opositoras llenas de rencor, de desprecio o de infamias que no llevan ningún otro interés que no sea el de dañar la imagen presidencial y al movimiento que ella conduce. (Ver, por ejemplo, "La voluntad y el poder, según Kirchner", por Luis Majul)

La reflexión que sigue a esta introducción fue motivada por un comentario hecho en el programa "ultrakirchnerista" 678 por el director de la biblioteca nacional Horacio Gonzalez en el que advertía que los escritos y el pensamiento de Beatriz no podían hacerse al costado sin mayor pérdida, sino que merecían por el contrario un análisis más profundo y una respuesta acorde con el nivel de sus contenidos. El comentario de Horacio sorprendió y hasta irritó a alguno de los panelistas del programa que consideran que Sarlo es muy poco lo que puede o quiere aportar al debate democrático de las ideas.

Con este desafío de Gonzalez presente volví con la mente abierta sobre el escrito de Sarlo titulado "Victoriosa Autoinvención" con el fin de encontrar la profundidad de pensamiento, la sutileza y el estilo exhibidos por Sarlo que según afirma Horacio existen en él.

Seguía molestándome sobremanera el título, porque supone mucho más que una mera caracterización -muy discutible- de la figura e importancia política actual de Cristina Fernandez. En realidad esa palabra -autoinvención- opera como una metáfora que pretende caracterizar a todo el llamado kirchnerismo, movimiento político que se va perfilando como una lectura actualizada del movimiento nacional y que admite como uno de sus antecedentes más profundos y acabados al peronismo. Sarlo afirma sin decirlo explícitamente -no en esta oportunidad, pero si en escritos anteriores- que:

Cristina en realidad no es lo que aparenta ser, no es una auténtica líder, no tiene un plan de gobierno, ni siquiera tiene el carácter ni la formación necesarios para elaborarlo, solo tiene una meta conservar e incrementar su poder, solo tiene una táctica, la de la construcción de una imagen seductora para las mayorías y una estrategia, la de la hegemonía cultural. Hasta ahora le ha ido muy bien con estos recursos agrega, pero, ojo, esto no puede durar para siempre, la realidad terminará por imponerse tarde o temprano por sobre la ficción: "Está claro que si falla la economía, fallarán las urnas." Sentencia sin ser economista, pero confiando en que al final será ésta "la economía" la que vendrá a rescatarnos de la trampa populista.

La táctica de Cristina, nos dice, se apoya en el despliegue de una obra (casi teatral) de la cual ella es la protagonista excluyente y nosotros espectadores y en la que aparece caracterizada por su viudez, su luto, su dolor autoestimulado ("podía quebrarse por la emoción que ella misma se provocaba al mencionar al marido ausente"), su peculiar y atractiva mezcla de debilidad y fuerza, afirma Sarlo:

"Después del entierro de Néstor, Cristina Kirchner dispuso casi de inmediato todos los elementos de la puesta en escena y vestuario: su luto, su palidez (atenuada con el transcurso de los meses), su figura erguida, su voz potente, que podía quebrarse por la emoción que ella misma se provocaba al mencionar al marido ausente." y refiriéndose al discurso posterior al triunfo:

"La Presidenta hizo una actuación de alta escuela, mezcla de vigor y emoción; se colocó a sí misma al borde del llanto y se rescató por un ejercicio público de la voluntad. Es la gran actriz de carácter sobre un escenario diseñado meticulosamente por ella misma. No compartió jamás el rol protagónico. Los focos, todos, convergieron en un solo punto."..."Aunque la Presidenta ha enriquecido estos rasgos, se apoya en una espontaneidad que es anterior a la puesta en escena."..."Con una mezcla de afectividad y exhibición de fuerza, la Presidenta es una figura a la vez política y humana. Este éxito de la imagen fortaleció el vínculo que la cruda economía tejía por debajo. Anudó con un lazo simbólico el intercambio entre mejoras materiales y apoyo político." Concede Sarlo, aunque piense junto con los economistas ortodoxos revividos que estas mejoras son dádivas que operan sobre la demanda y no sustancias reales de la economía que crean más oportunidades y crecimiento sustentable.

Sobre la estrategia, nos dice Sarlo: "Funcionaron otras dependencias del dispositivo oficial. El Gobierno está haciendo inversiones considerables en cultura, cine y televisión, que ofrecen trabajo a guionistas, actores, directores de arte, músicos, fotógrafos. En algún momento habrá que examinar estas inversiones y la transparencia con que se deciden los contratos. Hay mucho dinero en juego, flotando por áreas grises, atravesadas por intereses proclives a mecanismos de cooptación, cosas que se dicen a media voz. Pero, a partir de los festejos del Bicentenario, la cultura se convirtió en una pieza orgánica. Se asentó el convencimiento de que con la cultura había mucho para ganar. El peronismo es poroso. Y, en la cultura, el kirchnerismo ha aceptado todas las incorporaciones, sin pedir otra cosa que cristinismo puro."

Y concluye con un aparente mensaje a la oposición y a algunos de sus colegas:

"Los resultados de estas elecciones presidenciales no se alcanzan sólo con subsidios, miniturismo, bolsas de shopping o plasmas. Juzgar la adhesión al peronismo sólo por motivos económicos siempre le impidió a la oposición descubrir sus verdaderas peculiaridades." Iluminar esas peculiaridades es su contribución a la causa.

Pero a éste, obvio e intrascendente mensaje, sobrevuela el otro que más que una advertencia hacia el kirchnerismo, puede ser un llamado a las fuerzas opositoras: "Está claro que si falla la economía, fallarán las urnas". Casi un conjuro al golpe oportuno de mercado.

Cristina, según Sarlo, ha sabido reconstruir la hegemonía cultural característica del peronismo en sus mejores momentos históricos; una hegemonía sobre sus adversarios políticos que se basa en la existencia de un/a líder que encarna (o representa) "los sentimientos de otros (los dirigidos) y representa, ante ellos, los sentimientos propios, a fin de darle un sustento crucial a la confianza."
Este pacto de confianza, conviene agregar, no es extraño para aquellos que nos identificamos como peronistas, ese "pacto de confianza" entre el líder y los -"dirigidos", dice ella- trabajadores decimos nosotros, es claramente visible en el inolvidable discurso de Perón del 17 de octubre del 45 dirigido a los descamisados reunidos en la plaza. (ver aquí)

A lo que se suma, agrega Sarlo, la existencia de un aparato cultural y de propaganda estatal o para estatal que replican y hacen creíble el mito de esa alianza entre el liderazgo y sus seguidores. Dice Sarlo:

"La Presidenta hizo centenares de discursos, usó sin límites ni prudencia republicana la cadena nacional. Dicen que el rating baja cuando expone durante demasiado tiempo. Pero no se trata de escuchar un discurso entero, sino más bien de preparar fragmentos, planos, cortas secuencias que se multiplican luego en los informativos, en los diarios y en las redes sociales."...
"Se alcanzó la saturación ambiental de discursos: Cristina hablándoles a "todos" (¿quiénes son todos?); diseñando el futuro con planes etiquetados como "2020", o consignas mnemotécnicas como "industrializar la ruralidad" (dejó un poco de lado, para no cansarse ella misma, la "cadena de valor"). Estos fragmentos de sonidos se diseminan, repetidos por cada uno de los candidatos. Crean sentido común: ella dice esas cosas mientras las muestra en concreto, al inaugurar fábricas abiertas o cerradas, puentes, tramos de carretera, usinas atómicas, escuelas, hospitales terminados o a medio terminar. La inauguración no es un acto para ser verificado, sino para ser comunicado. Es un acto simbólico."

De realizaciones concretas a símbolos de "realidades imaginarias" no verificables. De mensajes llenos de contenido que pueden ser leídos en distintos planos. Nunca oratoria vacía. Sarlo los lleva a "fragmentos de discurso" que funcionan como etiquetas, una suerte de comodines simbólicos intercambiables.
Sarlo oculta o invisibiliza la realidad de las realizaciones materiales y políticas de los sucesivos gobiernos de Néstor y de Cristina mediante operaciones de vaciamiento de contenido y su reducción a simbolos vacíos. Los desmaterializa y degrada convirtiéndolos en una parte constitutiva de un supuesto aparato de propaganda generador de símbolos legitimantes, que tiene muchos componentes -incluso institucionales- pero que la tiene a Cristina en el rol principal e irremplazable.

Esta es a la vez la parte más débil y mas fuerte del argumento sarliano. Es débil porque a la desmaterialización o negaciones de las realizaciones concretas se le puede responder con datos, estadísticas, fotografías, películas, testimonios incluso, si accediese, cosa difícil, podría ella misma constatarlas de manera directa. Pero eso no le importa, lo que le importa es el proceso semántico, el vaciamiento de contenido, de referencias, es el aspecto simbólico de estas realidades, su articulación en el discurso oficial y su impacto en el imaginario social. Pero también contiene la parte más fuerte y acertada del argumento cuando destaca el carácter central e irremplazable de Cristina. Cristina es la gran creadora actual de símbolos, el otro era Néstor.

Así el reconocimiento de las Madres y las Abuelas a Néstor Kirchner que se refieren a él, en una manifestación sincera de amor y reconocimiento, como uno de sus hijos desaparecidos, se transforma en el artilugio discursivo construído por Sarlo en "cooptación de los organismos de DDHH a los fines del aparato hegemónico", operación que al negar a Néstor en la autenticidad de su compromiso, las niega a la vez a ellas en su amor y reconocimiento y en su lucha y nos niega a todos en nuestra confianza en el valor de la Memoria y la Justicia. Nos transforma a todos, menos a los simuladores que, según ella, están en el poder, en idiotas y ciegos. Por afirmaciones como ésta Sarlo resulta más que revulsiva, ofensiva.

En fin, el sentimiento real y concreto que experimentan muchos compatriotas de ver revivir su orgullo patriótico, de sentirse parte de un país con futuro, de ser sujetos de la historia y no meras víctimas de ella, de ver mejorar sus vidas y vislumbrar un futuro aún mejor para sus hijos, en la pluma de Beatriz se degrada en credulidad frente al engaño, a la simulación, a las habilidades escénicas de una mujer y antes que ella de un hombre ambos deslumbrados por el poder.

Todo aquello que los millones de compatriotas, que le dieron su voto el domingo renovando con creces la confianza en ella, experimentan como sentimientos de amor, de unidad, de entrega sincera, que ya han manifestado espontáneamente en las calles del país en más de una ocasión, Sarlo lo reduce a la puesta en escena de un pacto de confianza ficcional entre muchos que creen y son engañados y una que actúa o simula hábilmente.

Todos somos estúpidos o crédulos menos ella, Sarlo, que ve más allá que todos nosotros, más allá de lo que es incluso visible penetrando en las intimidades más profundas de los personajes y revelando sus ocultas intenciones. Pocas veces se puede asistir a un acto público de soberbia tan mayúsculo. Tanto lo es que sobrepasa la delgada línea que suele separar la inteligencia de la estupidez más supina.

Pero este desprecio, esta soberbia, no es la parte más débil de la argumentación de Sarlo sino lo es lo que no dice, lo que oculta. Beatriz sabe muy bien que la hegemonia cultural es una avenida de dos manos una que va del líder a su Pueblo y otra que vuelve del Pueblo a su líder, que uno y otros se construyen mutuamente y que esa relación es tan real, tan física por contraposición a imaginaria que es capaz de transformar objetivamente la realidad que nos rodea (la de Sarlo, que no cree, también) y de alcanzar con esa fuerza metas que antes parecían inalcanzables. La relación es tan poderosa que puede ser usada tanto para bien, como para el mal. Y hay ejemplos en la historia en uno y otro sentido.

Sarlo no discute al populismo, no puede, su tarea es desmontar pieza por pieza su aparato de dominación cultural para mostrar el engaño subyacente, la simulación que se esconde detrás de esa marea de sentimientos (y de símbolos) que suelen acompañarlo inevitablemente y que constituyen su mayor fuerza. Sarlo destaca para su equipo de pertenencia el valor de esos sentimientos y símbolos como piezas de la estructura populista del poder. Como contrarrestar la maquinaria, impedir su funcionamiento -si es que esto se puede hacer por derecha, democráticamente- es cosa de otros.

Sarlo es falaz cuando oculta la existencia de otro aparato de dominación cultural -el neoliberal- poseedor también de su propio universo de símbolos y de sus "fragmentos de discursos" ("achicar el estado es agrandar la nación"), pero sobre todo productor de realidades concretas que pusieron a la Nación de los Argentinos al borde de la disolución. SIMPLEMENTE NO LO OLVIDAREMOS. Parafraseando a Beatriz el aparato cultural del neoliberalismo anudó en un pacto de confianza aquello que los factores del poder económico ocupando de facto el poder político tejían por debajo: miseria, marginación, desempleo, esperanzas frustradas, desapariciones, torturas, muertes espantosas y, finalmente, la huida cobarde, el abandono final de las responsabilidades. De las cenizas de ese régimen auto fracasado surgió la esperanza encarnada en los Kirchner.
Dice Rudy en el suplemento Sátira12 del sábado 29: "Recordarlo (a Néstor) como un hombre que amplió el debate, que se opuso a que se siga confundiendo "neoliberalismo" con "sentido común". Gracias"

Mempo Giardinelli también analiza en las páginas de La Nación el discurso de Cristina del 23/11. Haré una cita larga, pero creo que vale la pena la contraposición. Mempo Dice:

"...el plato fuerte fue el discurso de la Presidenta, como debe ser. Y discurso que, para mí, invita a dos lecturas: la del plano personal y la del plano político.

Empiezo por la segunda, que es más trascendente: pienso que quizá esta noche la sociedad argentina, muy mayoritariamente, se pronunció de manera de darle a la Presidenta una legitimación definitiva y contundente. Tantos cuestionamientos al respecto, tantas especulaciones sobre supuestos dobles comandos y demás (en esencia, reparos machistas) ahora quedan todos desautorizados. Ningún jefe de Estado argentino, desde Juan Perón, recibió un respaldo de legitimidad como éste.
Otra cosa importante es que esta elección demuestra que todo un aparato mediático, de radio y televisión y prensa escrita, hoy ya no puede torcer la voluntad popular. Lo hicieron durante muchísimo tiempo. Hoy se demostró que perdieron ese poder.

Mi tercera apreciación es que se acabó el mundo exterior ficcional que inventaron tantos dirigentes políticos y corearon periodistas. Se habló con exceso de un mundo que le daba la espalda a la Argentina, y eso acabó anoche: quedarán más aislados los corresponsales que postulan, como ayer mismo en El País, de Madrid, que salir de la crisis exige más ajuste.

En cuanto a la otra, primera lectura, digo que me agradó ese discurso lleno de idealismo, sensibilidad y sentido común. Pero sobre todo me gustó su idealismo cuando, segura de sí, convencida y buscando convencer, dejó sentado que en su segunda gestión no habrá más de lo mismo, sino más de lo mejor.

Me gustó también su referencia respetuosa a los candidatos de la oposición, y su imposición de respeto a los señores Binner, Macri, Alfonsín y los demás, haciendo callar a los desaforados de la tribuna. Esa es la Presidenta que uno desea tener.
Luego, en la inevitable, lógica alusión a Néstor Kirchner dijo también algo que me pareció muy fuerte: "No hablo como su viuda, sino como su compañera. No hablo de él como marido, sino como militante política. Que nadie se equivoque". Eso me pareció admirable: era una mujer de excepción la que hablaba, dejando de lado a la oradora de barricada para mostrarse adolorida pero serena. Y digo excepcional, además, porque recordé todo lo que la han criticado no por presidenta, ni antes por primera dama o por senadora; recordé todo lo que la rebajaron como mujer. No sólo los machos de la política, y los machos argentinos en general, sino también tantas mujeres. Hay que tener el cuero excepcionalmente duro para bancar eso. Una gran presencia anímica, propia de una estructura fuerte pero a la vez sensible.
La evocación-confesión de que ante la derrota electoral de 2009 en la Provincia de Buenos Aires fue Néstor el que "fue al frente y puso todo y más", me pareció conmovedora. Y cuando dijo "no me la creo" yo le creí. Y por un segundo me quebré, como cualquier ciudadano que ve cómo están cambiando su país, con claroscuros pero para mejor." 

Beatriz Sarlo no es Luis Majul, pero juegan para el mismo equipo, ella es la DT, es la que mejor escribe y, como corresponde, les baja línea a todos,especialmente a Luis Majul el Bocón, limitado en su escritura, bien rápido adoptó cínicamente lo de "EL" y "ELLA". Morales Solá es el Full Back brutal pero eficiente cualidades que conserva de sus épocas de servicio, Carlos Pagni, la gran esperanza blanca de la DT y de la hinchada que aún es promesa aunque ya tiene su propia barra brava y sus admiradores, Mariano Grondona el bronce parlante al que ya nadie lee ni escucha ni cita lleva el agua al equipo en los momentos calientes del juego. Este equipo NUNCA va a dejar su actitud abiertamente opositora, nunca van a atender las razones de la realidad que no confirman sus expectativas. Su misión es otra es la de mantener encendida la ilusión de que hay un pensamiento opositor libre e independiente.

bastadeodio                                                              

9 comentarios:

  1. Mmm; tiene más resentimiento que Majul, eso si. El que la ubica más que bien es Galasso en la carta que le dirigiera hace poco.
    Me temo que la clave es esa, Profe; la gente pone el acento en "desde donde" se envía el mensaje.
    Y el resentimiento y las emociones negativas se huelen fácil. No les convendría buscar por allí?

    ResponderEliminar
  2. Todos estos escribas/parlantes de la corporación mediática (sarlo-majul-castro-pagni-tenembaun-sloto-etc,etc)responden indudablemente a una matriz recontra gorila. Pero no olvidarse que reciben muy buen dinero por ello; Son mercenarios capaces de decir/escribir todo lo contrario por una mejor oferta. Tienen su ideología,la tienen,seguro que sí, pero la cambiarían por un billete más. Saludos.-

    ResponderEliminar
  3. Daniel, los sentimientos, propios o ajenos, están excluidos de los análisis semiológicos o políticos. Categorías como "amor", "odio" no son categorías de análisis válidas por más que integren los discursos e incluso las manifestaciones populares. La academia es así. Lo que intento mostrar -no se si lo he logrado- que lo que Sarlo presenta como un análisis "objetivo" del discurso oficial como creador de "sentido", no es un análisis neutro porque, en primer lugar, Beatriz vacía de contenido, de referencia política a los símbolos que analiza y los reduce a una pura manipulación psicológica y, en segundo lugar, porque oculta que los discursos políticos o si preferís la batalla cultural por la apropiación del sentido (hegemonia) supone el enfrentamiento, el conflicto entre dos o más discursos. Beatriz da por descontada una hegemonía que, en realidad, es cuestionada todos los días desde las usinas del poder económico y mediático y ella forma parte integrante de esas fuerzas contrarias.

    ResponderEliminar
  4. No comparto, en este caso, la visión de Horacio Gonzalez.
    No hay ni profundidad, ni complejidad (de contenido) en la mayoría de los artículos que Sarlo (una personalidad que conoce, y con creces, la profundidad y la complejidad; de ahí lo grave de la cuestión) ha escrito en este sentido. De hecho, la comparación (si nos remitimos al contenido y no a la forma) con Majul es adecuada y procedente.
    Por supuesto que entre Majul y Sarlo (a quien me ha tocado estudiar -y disfrutar- en algunas cursadas de la facultad) existe un abismo intelectual, pero lo cierto es que hoy por hoy comparten escritos carentes de correlato en la empiria y atestados de falacias (de todo tipo y color). Y esto no es interpretación, ni se presta a ambigüedades: Existen, objetivamente (cosa que puedo, si me lo piden, demostrar), dentro de muchos de los textos mencionados, cantidad de falacias, monto casi directamente proporcional a la ausencia de evidencia.

    ResponderEliminar
  5. cosmocosme, coincido completamente con lo que decís yo también quedé sorprendido por la insistencia de Horacio en la defensa de la intelectualidad de Beatriz no por supuesto del rol que hoy juega ni del uso que hace ella, lo que no se lo he escuchado. Cuando uno vuelve una y otra vez sobre los escritos de ésta publicados en LN y me refiero siempre a ellos porque no he leído ninguna otra cosa de Beatriz Sarlo, encuentro lo mismo que encuentro en Majul EXCEPTO el estilo. El limitado utiliza en exceso el recurso del trascendido, de la fuente oculta, del infidente cercano y su pluma es por ser caritativo, grosera. La académica da su opinión que contiene siempre algún elemento de verdad y construye un relato, invariablemente bien escrito, absolutamente carente de evidencia. Es más, creo que ella está obligada a dejar de lado la evidencia porque de no hacerlo y discutirla no podría afirmar lo que afirma y ese AFIRMAR es lo que verdaderamente le importa y no la verdad. En suma sus escritos son elegantes y completamente falaces como los de Majul. Por eso el título.

    ResponderEliminar
  6. Insisto: todos estos badulaques se muerden la cola. Algunos con la toga puesta, otros con la esponja mortimer en la mano, pero echan espuma por el morro, no terminan de reponerse del 23 oct. Lo mejor (o lo peor) lo vamos a escuchar despues del verano, cuando los baños de malva les terminen de desinflamar el upite...

    ResponderEliminar
  7. Pibe ¡Qué ANALisis! espero entones hasta después del verano para -quizás- ocuparme de estos badulaques (aunque juré para mis adentros no hacerlo y que este post sería el final cut).
    abrazo caluroso, como siempre.

    ResponderEliminar
  8. Gran post, profe.
    Gran texto también el de Mempo. Demuestra que no es tan difícil ver para el que quiere ver. Sarlo juega para el otro equipo así que, aunque vea, no lo reconocerá.

    Algo que quería agregar respecto a la mirada sesgada de la ensayista y escritora es que su visión de Cristina como actriz y del pueblo que la vota como meros espectadores corta de cuajo una de las caracteristicas más importantes del kirchnerismo. Eso que ella concibe como cooptación es la retroalimentación entre el gobierno y los movimientos sociales, que van creando las condiciones para que muchas medidas puedan llevarse adelante. La Ley de SCA y el matrimonio igualitario son dos clarísimos ejemplos de leyes que fueron militadas abajo para que luego el oficialismo pudiera hacerlas suyas.

    Abrazo.

    ResponderEliminar