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Una Patria Justa, Libre y Soberana - 17 de octubre de 1945 - 17 de octubre de 2015 - Día de la Lealtad - Setenta años

lunes, 21 de noviembre de 2011

Asesinato de Cristian Ferreyra: Un reclamo al Estado Nacional

Movilización en Buenos Aires por el asesinato de Cristian
Un grupo de sacerdotes católicos identificados como “Curas en la opción por los pobres” le escribió una carta abierta a la presidenta Cristina Fernández a raíz de la muerte del dirigente del Mocase Cristian Ferreyra, en la que sostienen que:

con la misma libertad con la que aplaudimos su triunfo electoral, hoy nos atrevemos a pedirle que toda la ‘maquinaria’ del Estado esté al servicio de las víctimas y se sancione con todo el peso de la ley a los asesinos de Cristian Ferreyra, a los que atentaron contra los hermanos indígenas de La Primavera, y que nadie se sienta –por su cercanía al Gobierno– con libertad e impunidad para avasallar los derechos de los débiles”.
(ver la nota completa de Página12 aquí)

El reclamo es oportuno y está plenamente justificado y desde bastadeodio he sostenido un reclamo parecido. Pero conviene, sin ánimo de dar lecciones a nadie, hacer algunas reflexiones con respecto a lo que significa reclamar al Estado Nacional una acción concreta.

La carta de los curas está dirigida a la presidenta Cristina Fernández como si ella fuese la representación del Estado mismo. En mi opinión y para decirlo sin vueltas, deberían haber  mandado una carta de igual tenor a los restantes dos poderes: a la Corte Suprema como cabeza del poder judicial y una a cada una de las cámaras que integran el poder legislativo.

El tema no es menor. Se trata de examinar la naturaleza de esa "maquinaria" a la que hacen referencia en su carta.

Se suele decir que nuestro sistema de gobierno es "presidencialista" por oposición a "parlamentarista", que es -supuestamente- más democrático. De hecho es la consigna que vienen agitando quienes perdieron olímpicamente en las urnas y quienes desde los medios de comunicación conspiran continuamente contra la propia democracia. Se trata de una consigna que rápidamente olvidarían si la fortuna los situase en el lugar de los ganadores. Además, a juzgar por lo que sucede en varios países europeos, los sistemas parlamentaristas no son ninguna garantía de una democracia efectiva.

Nuestro sistema es entonces presidencialista, pero eso no significa que el presidente, o en este caso la Presidenta, pueda hacer lo que se le plazca y pasar por encima de leyes y poderes tan legítimamente constituidos como ella misma. El país tiene una democracia que es republicana, representativa y federal.

Por supuesto se le puede pedir que el comportamiento de la Dirección de Parques Nacionales, que depende de su órbita, o de cualquier otro organismo del Ejecutivo Nacional, como es el caso del INADI, se guíen por el principio de que es más importante, más relevante, que tiene más jerarquía, preservar la vida de las personas y las culturas indígenas que viven en los parques o en su entorno, que incluso el mismo bosque con sus recursos naturales. Aunque seguramente será posible hallar una forma de conciliar ambas conservaciones. De hecho, los principios declarados por las organizaciones indígenas y campesinas ponen a la conservación del hábitat como un valor privilegiado al punto de considerarse a sí mismos parte integrante de la naturaleza e hijos de la tierra.

No ocurre lo mismo con aquellos que consideran a la tierra como un mero recurso natural a explotar sin medida ni consideración por los impactos destructores del negocio que emprenden. Sus valores son bien distintos y opuestos a los de las comunidades. Consisten en explotarla hasta el agotamiento y luego trasladarse a otro lugar para hacer lo mismo.
Lo que no se puede permitir desde el ejecutivo nacional es que en la práctica la conducta de sus delegados se asocie a este tipo de negocios destructivos. Y lamentablemente hay ya muchos antecedentes de que tal conducta de verdad está ocurriendo. No solo frente a los emprendimientos "sojeros" sino también en la explotación del "turismo ecológico" o de "aventura", por ejemplo.

También se le puede pedir que interceda ante los poderes provinciales respetando la organización federal. Siempre será una gestión de buena voluntad, que puede incluso hacerse pública pero no se le puede pedir, por ejemplo, que -violando la ley- se le apliquen sanciones al estado provincial retaceándole, por ejemplo, los fondos coparticipables o cualquier otra medida de coerción que, además, necesariamente afectaría injustamente al pueblo de esa provincia y particularmente a aquellos que se quiere proteger.

En lo que hace a la Corte Suprema es bien conocida la posición favorable a los intereses de los pueblos indígenas del juez Eugenio Zaffaroni y no es descabellado pedirle a la propia corte, en la persona de sus integrantes o como colectivo, que se expida sobre el tema.

En lo que hace al poder legislativo hay que lograr que el problema de la tenencia y extranjerización de la tierra -que actualmente está en discusión parlamentaria- contemple la situación de campesinos y poblaciones indígenas para integrarlos a un modelo de desarrollo agropecuario que respete sus particularidades culturales o de tipo y escala productiva. Al legislativo le compete concretar estos objetivos en leyes que le sirvan a los otros dos poderes del Estado para impulsar un cambio perdurable de conducta y de conciencia que concilie las distintas formas de considerar el recurso tierra sin que ningún sector de la población resulte excluido.

Es claro que el país tiene unas condiciones naturales excepcionales para la producción agropecuaria en gran escala y que esa condición debe ser, en principio, benéfica para el conjunto. Sin embargo,como todo, tiene también su costado malvado, perjudicial. Por ejemplo hace al país muy dependiente del ánimo y de las condiciones existentes en centros de poder que están más allá de nuestro control. No obstante hay todo un espacio disponible para la acción política mediante la cual el Estado puede y debe aumentar el control sobre esta actividad para que efectivamente sus beneficios resulten mejor distribuidos y sus impactos negativos minimizados. Lo mismo puede decirse de otras actividades extractivas como es el caso de la minería.

El pedido de los curas que han hecho de los pobres su opción y los de otras organizaciones como el CELS son justos y oportunos, pero para ser eficaces es necesario que el reclamo por una mayor justicia para las víctimas de atropellos y abusos se extienda a todos los poderes del Estado Nacional y, dada la cercanía y la competencia jurisdiccional, directamente a los poderes provinciales.

Ocurre que con ciertas afirmaciones se corre el riesgo de involucrar injustamente al Ejecutivo Nacional en los crímenes cometidos, simplemente porque los poderes provinciales -que no actúan con la celeridad o la transparencia que debieran frente a las injusticias- son del mismo signo político o peor, como de hecho se afirma en la carta, "cercanos" al gobierno.
Ese recurso -el de apelar a una supuesta "cercanía contagiosa" con el gobierno nacional- es la muletilla empleada por la oposición mediática y cierta izquierda que se define como antikirchnerista para involucrar a la presidenta Cristina Fernández en todos los abusos cometidos en las provincias gobernadas por el FPV o sus aliados.

Es posible que no sea esa la intención de los autores de la carta a la Presidenta, sino, así lo interpreto, la de hacer un dramático llamado de atención a la sociedad sobre el problema, porque realmente éste lo amerita. El problema es complejo y urgente pero no admite soluciones mágicas.

bastadeodio                                                          

9 comentarios:

  1. Supongo que la sensación de impotencia que se tiene en estos casos mueve a pedir soluciones mágicas. Lo cierto es que se trata de un problema tan grave y arraigado que resulta difícil ver que hilo de la maraña cortar primero: es toda una concepción perniciosa de la propiedad privada como bien absoluto (que hace que la constitución nacional NO contemple la función social de la propiedad de la tierra)

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  2. Iris, estoy de acuerdo en que un aspecto del tema insoslayable pasa por la Constitución como bien marcás vos. La Constitución Nacional de 1853 se concibió desde los intereses de la oligarquía agro-exportadora y dueña de la tierra, las reformas posteriores (1860, 1866, 1898, 1957) incluida la última de 1994 dejaron intocado ese aspecto. Lo cierto es que modificarla hoy implicaría una complejidad que en este momento podría ser confundida y manipulada, aunque no digo que por ello no deba hacerse si tiene suficiente respaldo político. Un camino intermedio es incluir la temática campesina e indígena en la formulación de la ley sobre extranjerización de la tierra que actualmente está en debate. Soy consciente de que por parte de la oposición (especialmente el PRO) se argumenta en contra justamente apoyándose en una interpretación de la Constitución. Pero el Poder del Estado que tiene en este tema la última palabra es la Corte Suprema que es a quien le compete su interpretación. Espero que este debate se reinicie luego del 10 de diciembre y se incorporen los temas estos que nos preocupan. Queremos una Argentina sin exclusiones. El negocio de la soja, por más importante que sea para las cuentas económicas, no puede ponerse por encima de la vida de las personas y la oportunidad de ser argentino sin perder la pertenencia a otras culturas anteriores a la existencia misma de la Nación.

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  3. Excelente post, excelente conclusión.

    Me quedó “picando”:
    ¿Se puede lograr un Estado (gobierno) donde cada uno de sus integrantes tenga responsabilidad y autodominio sin necesidad de controles o con “controles libres”?
    ¿La corrupción, no es inherente al ser humano –deformado por la sociedad capitalista en que vive hace siglos?
    ¿Puede un gobierno hacerse cargo de todo, hasta la menor corrupción que aparezca?
    El hecho de integrar a las poblaciones indígenas a los modelos de desarrollo, ¿no significa una transculturalización? (no es una valoración cualitativa).
    ¿Es posible la “inocencia” al escribir esa carta?
    ¿Estaré muy dubitativa y “preguntona”?

    “El problema es complejo y urgente pero no admite soluciones mágicas.” (y a veces "me da miedito")

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  4. Cuántas preguntas, todas importantes. Es posible que desde lo individual como un ejercicio intelectual admitan algunas respuestas seguramente incompletas. Las tres primeras las dejo picando. La cuarta me parece muy importante en relación al tema y creo que la respuesta es negativa. La integración no tiene porqué implicar asimilación, ni siquiera tiene que obligar al intercambio. En concreto es posible imaginar un Estado (gobierno) que se encargue de atender las necesidades que los pobladores indígenas reclaman sin exigirles ninguna contraprestación a cambio, simplemente por respeto a sus costumbres y porque nuestra presencia les significa, nos guste o no, lo busquemos o no, un agravio. Por eso me opongo a la evangelización tal y como la concibe la Iglesia. O la escuela. Por eso me parece que deben existir accesibles a las comunidades escuelas bilingues con docentes, en lo posible, indígenas. En realidad la principal forma ancestral de aprendizaje es oral y es posible que algunos sostengan la posición radical que ese es el único aprendizaje que necesitan. Bien, es un caso extremo e hipotético. Mi opinión es que hay que respetarlo si fracasan todos los intentos previos y respetuosos para que acepten la escuela bicultural. En la inocencia no creo, creo en intenciones, a veces encubiertas, a veces ignoradas.

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  5. Al respecto, ¿leyeron esta nota de Miradas al Sur? Se las recomiendo:

    http://sur.elargentino.com/notas/los-sicarios-de-los-terratenientes

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  6. Al pensar en la transculturalización, justamente pensé en el bilingüismo, en la formación de sus docentes, en los contenidos a transmitir... pienso que a pesar de las buenas intenciones (supongamos que se parte de ahí) se cae inevitablemente en lo que no desearíamos...
    Al asistirlos, ¿no se les crean hábitos diferentes a los propios? (ojo, digo hábitos y no eso que a veces se escucha que viven de subsidios o cualquier otra idiotez)... Un indígena (o una, me fastidia separar por géneros, queda sobreentendido ¿si?)que estudia la carrera docente ¿Cuáles serán los contenidos que lo habilitan? Es todo un tema, más que preocupante...

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  7. Ricardo, leí la nota y realmente es deprimente parece no haber salida ni alternativa. En particular la opinión de Svampa. Sin embargo, cuanto más grande es el obstáculo más fuerte ha de ser la lucha y no nos queda otra que estar del lado de los que pierden con este modelo excluyente. Yo no creo que ese sea el modelo que impulsa el gobierno de Cristina, si creo que es que impulsan los dueños del país de aquí y de allá y los medios dominantes. Y si lo es habrá que estar en la oposición. Abrazo

    Hilda, es posible que sea así, son sociedades quietistas fuera de su tiempo y muchas veces con su espacio también comprometido. Las influencias son inevitables. Ahora te pregunto y siempre descontando el respeto por las costumbres, las creencias y el modo de vida de las comunidades, que es más ético; no intervenir y dejar que desaparezcan por enfermedades curables o por desnutrición o que deban abandonar sus tierras porque los expulsan o les cierran la fuente de recursos porque le talan el bosque o el monte y no hacer nada, sentarse a mirarlo por televisión o intervenir de todas las formas posibles para evitar que la agresión a su modo de vida, que se da simplemente porque deben convivir en inferioridad con el blanco, mentiroso, poderoso y ladrón, sin escrúpulos, pueda tener lugar. Creo que hay una única respuesta, por supuesto bien alejada de la antropología de Levi Strauss o Margareth Mead de la no intervención y es la del compromiso. El estado debe, como con cualquier otro ciudadano asegurarles las condiciones básicas de subsistencia, salud, educación, etc. Vivienda, ropa y trabajo, si lo requieren. Hay muchos más indígenas viviendo hacinados en villas en los márgenes de muchas ciudades del noreste en condiciones espantosas que viviendo en comunidades que conservan parcialmente sus hábitos ancestrales y a duras penas, porque puros, puros, idealizados e incontaminados ya no hay. Hemos terminado con ellos hace rato. (había puesto un casi y lo eliminé). Un abrazo

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  8. Racionalmente comparto esa postura...

    En las escuelas nos enseñaron que en nuestra patria "no había indios"... Cuando en realidad tuvieron que "asimilarse" para sobrevivir... Yo los he visto en las villas, en todos los barrios humildes... Pero también los ví conservado su cultura, muy pocos y con pudor de mostrarla... Pero me duele...
    Sé que, de acuerdo a nuestra concepción, estarán mejor porque tendrán nuestra medicina, un poquito (sólo un poquito) de nuestro bienestar, tendrán ropa cuando tal vez prefieran... Tendrán nuestros ríos contaminados y nuestro suelo con pesticida...
    Obligación de "producir" sin tener en cuenta el reloj biológico... celebrarán el "Día de la Pachamama" en secreto...
    Qué querés que te diga, me duele que sean "extranjeros, inmigrantes" en sus propias tierras... Es como que a ellos les llegó "la globalización" antes...
    Es un tema que me conflictúa... y, a mis conflictos, no les veo solución...

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  9. Hilda:
    Siento la misma bronca y tristeza que vos. No lo puedo controlar. Es una sensación de pérdida, de muerte, de cosa ida para siempre.
    Hay cosas como vos decís que no tienen solución.

    Racionalmente admito que el daño ya hecho es irreparable, incluso no se puede hacer justicia sobre culpables como Roca o Martinez de Hoz. Pero hay formas actuales de reparar en parte lo hecho por el estado argentino en el pasado y, sobre todo, no seguir cometiendo los mismos atropellos. Y son. Reconocerles con títulos el derecho a la tierra, reconocerles por ley el derecho inalienable de vivir según sus usos y costumbres sin ser molestados dentro de sus tierras y en aquellas pertenecientes al estado nacional que en cada comunidad se determine, además de los derechos constitucionales que les asisten por ser argentinos o habitantes de nuestra patria (no se les puede exigir que se nacionalicen) Salud, vivienda digna, educación, asistencia social, etc.

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