Osvaldo Bayer un faro ético |
ser derecho que traidor,
ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador...
Todo es igual!
¡Nada es mejor!
Lo mismo un burro
que un gran profesor.
No hay aplazaos ni escalafón,
los ignorantes nos han igualao.
Enrique Santos Discépolo
Cambalache (Frag.)
Los proyectos de país también se dirimen en el campo de la Historia.
Como es sabido a Osvaldo Bayer, Escritor, periodista e Historiador, sumamente respetado pero con un claro posicionamiento ideológico, lo están atacando. Esta vez viene por partida doble.
Y no lo hacen por ser kirchnerista, que no lo es. Incluso tiene críticas que hacerle al gobierno aunque reconozca el enorme cambio que desde el 2003 significó éste en la temática de la violación de los DDHH durante la dictadura. Pero Osvaldo Bayer insiste que los DDHH tienen una vigencia permanente y critica lo poco que se ha hecho en términos efectivos por la vigencia de los derechos de los pueblos indígenas a pesar de estar consagrados constitucionalmente.
Pero los ataques a Bayer, que provienen de los descendientes de Martinez de Hoz ofendidos por los dichos sobre su recontratatarabuelo en el documental Awka Liwen, del cual Bayer y Pigna son autores del libro y la dirección estuvo a cargo de Mariano Aiello y los más recientes del decadente periodista Mariano Grondona que apuntan a reivindicar la figura del general genocida Julio Argentino Roca, son los que Bayer se ve obligado a responder y lo hace en una extensa nota publicada en el diario Página12 del 15/10/2011.
Yo no voy a comentar aquí los dichos de Bayer. El habla por sí solo con una autoridad y una transparencia que no deseo enturbiar. Solo les pido que se tomen un tiempo para leerlo. Parecen cosas del pasado pero en realidad están bien presentes. Lo están en las injusticias que continúan perpetrándose con los pequeños grupos de sobrevivientes de esas auténticas Naciones Pueblo indias, que están repartidos a lo largo y a lo ancho de todo el país y de América e incluso aquí, en la orgullosamente "europea" capital de la República.
Niños ataviados a la usanza inca - Sacsayhuaman |
"Para el "kirchnerismo duro", la historia no es algo real -lo que en verdad ocurrió, que sólo puede conocerse mediante serias investigaciones- sino algo imaginario, el relato, esa visión del pasado que impone hacia atrás el grupo dominante. La llamada batalla cultural en que la que están empeñados los ultrakirchneristas consiste en sustituir la visión hasta ahora predominante de nuestro pasado, lo que ellos llaman "el relato liberal", por "otro relato", en el cual los próceres de antaño pasan a ser los villanos y las figuras emblemáticas del proceso nacido en 2003, particularmente Néstor Kirchner, pasan a ser los nuevos próceres." (Mariano Grondona, LN, 2-10-11)
Hace ya algún tiempo discutí el mito de la "historia real" (aquí y aquí, por ejemplo). En la historiografía moderna, esto lo puede reafirmar cualquier egresado de la carrera de historia, ya no se discute que no existe una historia única, una historia "de lo que realmente ocurrió" como ingenua y interesadamente afirma Grondona. Lo que se admite que existen son historias, en plural, reconstrucciones más o menos coherentes e invariablemente fundadas en documentos, testimonios, etc, que se ofrecen como "pruebas" de esa interpretaciones particulares.
Osvaldo Bayer y Felipe Pigna hacen eso, reconstruyen una parte del pasado elaborando un relato -que sea eso, un relato, no tiene nada de malo ni de peyorativo en sí mismo- sobre una sólida base documental.
¿Cuál es la base documental que ofrece el abogado Grondona para criticar el relato de Bayer-Pigna?
Ninguna, solo cita la autoridad de "verdaderos historiadores como Félix Luna en su espléndida biografía, que lleva por título Soy Roca, o a otros estudiosos, como Luis Alberto Romero"
En cualquier curso básico de lógica de bachillerato ese tipo de argumentación es falaz, es decir que no prueba nada en absoluto, y como mucho puede sonar a persuasiva para un lector desprevenido. Se denomina "argumento por apelación a la autoridad" o "porque lo dice el sabio", a él, que le gusta citar a los griegos y romanos, se lo digo en latín: Argumentum ad verecundiam o Magister dixit.
También es un mito ya caído la existencia de una historia "neutral" es decir independiente de la posición ideológica y del contexto en el cual trabaja el historiador. Tampoco esa caída del mito es mala en tanto y en cuanto el historiador explicite ese marco desde el cual él selecciona los hechos relevantes (documentos, pruebas en fin) que justifican su relato particular y a la vez desde el cual critica las interpretaciones y fuentes ajenas. Los historiadores revisionistas, objetos del odio de Grondona, hacían precisamente eso, elaborar una historia crítica. ¿Quiere decir estos que todas las historias -o relatos- son igual de plausibles o "verdaderos"?.
La respuesta es que indudablemente no lo son, por eso la Historia es una ciencia, social pero ciencia al fin. En ella funciona la crítica y dentro de una tradición historiográfica existe cierta acumulación del conocimiento es decir que no es posible decir cualquier cosa sin fundamentarla. Y si lo que se afirma es muy novedoso, para darlo por conocimiento fiable se exigen pruebas extraordinarias. Unas tradiciones interpelan a otras y de esa forma se decanta lo plausible de lo implausible, lo verdadero de lo falso.
Es falso que Roca no eliminó o sometió a la inmensa mayoría de los Indios que encontró a su paso. Es verdadero que a las familias indígenas tomadas prisioneras por Roca y enviadas a Buenos Aires y La Plata se las separaba y se las cedía o vendía a las familias bien de la ciudad. Y todo esto, como demuestran Bayer y Pigna se puede sostener sobre la base de documentos de la época y no sobre opiniones de otros señores autorizados, en definitiva, "de oídas".
Pero yendo al aspecto para mí más relevante del problema, lo que está en el fondo de la discusión Bayer-Grondona es el fundamento ético que asiste a un Estado ocupante o invasor a considerar como tierra baldía, vacía y, por tanto disponible, a todo el territorio que pertenece ancestralmente a unas poblaciones autóctonas consideradas desde la mirada del invasor "inferiores" y a las que se debe "asimilar" o "aniquilar", para dar paso al "progreso" o a la "verdadera fe". Es decir hablando en sencillo ¿es ético admitir la vigencia plena de la ley del más fuerte como fuente del derecho?
En la época de la conquista así lo era desde la ética del colonizador. Aunque repugne a la razón, también lo era para Hitler condenar a las cámaras de gas a millones de personas. ¿Entonces? ¿Todo es posible, todo es admisible?. Afortunadamente el shock emocional que produjo en la conciencia humana la barbarie nazi "despertó" una ética dormida por décadas de predominio positivista y la ética de los Derechos Humanos se convirtió en Derecho y en Derecho Internacional por decisión de la ONU. De allí en más el capítulo de los DDHH ha experimentado un desarrollo muy importante, tanto en la teoría como en la práctica. La segunda mitad del s XX está signada por ese desarrollo. Lo cierto es que esa moderna legislación declara imprescriptibles los crímenes de "lesa humanidad", como es el caso de los "genocidios". Al General Roca y a Mitre esa legislación no los puede alcanzar porque ya no están entre nosotros, solo por eso.
Allí radica a mi juicio el problema y el origen de todas las injusticias cometidas contra los indígenas. Esa ética del dominador constituía el punto de vista del conquistador, sea español, portugués, francés, holandés o inglés. Consistía en negar la existencia, incluso la humanidad, de los pueblos preexistentes a su llegada y, en consecuencia, considerar disponibles sus territorios y caducas sus culturas y formas de organización social. En muchos casos, sino en todos, la Cruz de la Iglesia fue un factor moral legitimador de este proceder y la espada el procedimiento. Hubo entre los conquistadores algunas resistencias, algunas observaciones críticas las que, en realidad, no tuvieron un efecto importante salvo el de dejar testimonio de ellas.
Luego del triunfo de las luchas de las colonias americanas por lograr su independencia, los nuevos Estados continuaron con la misma política hacia los indígenas que la practicada por la corona de España, esta vez sin mayor justificación que la afirmación de que "ellos", los "salvajes", impedían el progreso material de la nueva sociedad independizada. Ese es el caso, por ejemplo, de la llamada "Campaña del Desierto".
Los nuevos Estados se hicieron entonces cargo del proceder genocida de sus antecesores coloniales en el gobierno de estas tierras, legitimándolo y fundando sobre esta injusticia reiterada la República.
Eugenio Zaffaroni lo dice con una admirable claridad:
"La verdadera Independencia del continente no puede completarse hasta que el orden jurídico que surge de ella no repare el genocidio de su predecesor, en la medida en que esto sea posible."
Marcha de los Pueblos Originarios |
La obligación del Estado (en todos sus poderes y niveles) es el de cumplir con lo que manda la Constitución Nacional y restituir de manera efectiva a los pueblos originarios todos sus derechos y, en particular, el derecho de los pocos descendientes que aún sobreviven en nuestro territorio a disfrutar según sus usos y costumbres de las tierras de sus ancestros que actualmente ocupan, dándoles de manera definitiva los correspondientes títulos de propiedad. No porque para ellos tengan éstos un significado profundo -según sus creencias nadie puede ser dueño de la tierra-, sino porque estos títulos son imprescindibles, en la organización social del Estado que los contiene, para asegurarles el respeto a sus derechos e incluso su supervivencia.
Debemos decidir si lo que queremos es el país, homogéneo en la idea y profundamente estratificado, injusto e inequitativo en la realidad, que nos legaron "los fundadores de la Patria" hace más de cien años cuando el mundo era otro y cuya "solución" para el problema de los indígenas era la asimilación compulsiva o, por el contrario, elegimos un país que acepte la diversidad no como un problema a resolver sino como un don, un regalo más que nos hace la naturaleza y la historia y que nos enriquece dándonos más oportunidades para sobrevivir y progresar.
Contra lo que nos enseñaron a pensar, parafraseando a Alberdi, los "infieles salvajes" tienen mucho para enseñarnos a vivir a los "blancos europeos". Me causa gracia y tristeza a la vez esa creencia que los argentinos somos blancos y descendientes de europeos. Podrá serlo una minoría -que no se si existe- y que no se ha "acriollado" porque no ha estado aquí el tiempo suficiente. La mayoría (entre el 60 y 65% según un estudio de la UBA) tenemos algo de sangre india corriendo por nuestras venas.
Los que sí están seguros de nuestra naturaleza "racial" mixta son precisamente los viejos amos europeos. Basta vivir y trabajar un tiempo allí para enterarse.
bastadeodio
Los gorilas que festejaban en vivo y en directo los bombardeos de Plaza de Mayo o se hacían los boludos cuando se chupaban compañeros en los 70, caso Mariano Grondona, ahora tomaron la costumbre de decir que acontecimientos como el genocidio perpetrado por Roca deben ser evaluados "en el contexto de la época" para poder ser interpretados con objetividad y esgrimen que era eso o perder la patagonia a manos de los chilenos... Recuerde las "clases magistrales" de Marianito Grondona por C5N...
ResponderEliminarAbrazo Profe!
Ese argumento -el referido a Roca- que lo hizo para evitar que la Patagonia cayera en manos chilenas, es falso o por lo menos tiene flacas pruebas, pero es plausible. Pero ese mismo argumento no niega el hecho del genocidio, ni tampoco niega que las tierras indias pasaron a integrar masivamente el patrimonio de las familias "patricias" terratenientes que financiaron la campaña sino que, por el contrario, los afirman. La campaña (el paseo de Roca) se hizo para afianzar el predominio de una casta sobre una parte, poco controlada, del territorio. That´s All
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