"En dos resoluciones especiales la SIP puso la lupa sobre los ataques y las amenazas contra la prensa independiente, y reclamó también que cesen las presiones sobre la Justicia."
Además, "en una de las dos resoluciones referidas a la Argentina, la SIP solicitó al Congreso de la Nación (Argentina) que "impida la intervención estatal en la producción y comercialización del papel, para que no se constituya en un elemento de presión para el libre ejercicio del periodismo"."
Milton Coleman en el centro |
En líneas generales el comunicado de la SIP, siglas que en la práctica significan Sindicato Interamericano de Empresas Periodísticas Monopólicas, que tiene una clara orientación conservadora y cuya misión principal es hoy la de defender a los monopolios u oligopolios de prensa creados durante las dos décadas finales del siglo pasado, reproduce fielmente el comunicado de ADEPA su filial argentina, pero va más allá al tratar de intervenir dictandole las políticas por seguir a un órgano específico del Estado Nacional -el Congreso Nacional- y pasar por encima de otro de los poderes de Estado -el Judicial, encabezado por la Corte Suprema- haciendo temerarias observaciones y reclamos, que claramente exceden sus potestades, al pedirle al Congreso Nacional que "impida la intervención estatal en la producción y comercialización del papel" y a la Corte Suprema que "cesen las presiones sobre la Justicia" ya que ésta -la CSJ- sería el único órgano con la competencia y el nivel suficiente como para hacerle tal reclamo, de existir razones, al poder Ejecutivo.
Por el contrario y según los hechos que se están analizando en la misma Justicia de la Nación, tres empresas periodísticas, La Razón (hoy inexistente), La Nación y Clarín conspiraron con la ilegítima dictadura militar argentina (1976-1983) para apropiarse ilegalmente de la empresa Papel Prensa. Se diría, en consecuencia, que deben cesar los intentos de los posibles procesados de intervenir en el curso normal de la justicia y esperar a que ésta emita un juicio sobre este desgraciado asunto para juzgar con conocimiento pleno de los hechos.
En un post reciente (ver aquí) demostré que las afirmaciones hechas en el comunicado de ADEPA eran falsas y no se correspondían con la realidad de los hechos y que solo se explican como parte del intento continuado de la sociedad monopólica comandada por las empresas periodísticas encabezadas por La Nación y Clarín de producir "presión política" dirigida a legisladores y jueces para que realicen una labor obstructiva sobre aquellas decisiones del ejecutivo tendientes a aplicar la ley vigente (Ley de Medios Audiovisuales) y desmonopolizar la actividad permitiendo la libre expresión de las distintas voces y opiniones que son esenciales en la democracia.
Que una asociación empresarial, sea local o internacional, pretenda situarse por encima de las instituciones de un estado democrático soberano y legítimo, excediendo los límites de la libertad de expresión que los limitan a dar una opinión, atreviéndose a hacer sugerencias y presionar a los poderes legalmente constituidos, es una actitud de soberbia institucional insólita y peligrosa, que bien podría motivar acciones y declaraciones por parte de la verdaderas instituciones internacionales existentes tales como la OEA y la ONU. Quizás a llegado la hora de que el Estado Argentino y los demás Estados Soberanos afectados por estas actitudes reiteradas presenten un reclamo en ese sentido.
La actitud de ADEPA y la SIP constituye a esta altura un ataque sistemático contra el estado de derecho en nuestro país que no debe ser consentido.
bastadeodio
Estos tipos no solo se creyeron lo del 4to. poder, sino que lo asumen a sus anchas.
ResponderEliminarY a pesar que aquí se abrió la caja de Pandora en el 2008 y se les quemó el rancho, siguen teniendo más fuerza y conexiones que lo que creemos.
El sistema se soporta en ellos, no es joda. Siempre -por mas Ley de Medios que supimos conseguir- vamos a tener que batallar incansablemente porque en ello consiste la cosa de jugársela e ir por la profundización y los cambios.
Así es Daniel, esas estructuras de poder no se autodisuelven solas. con dificultades enormes se puede, en democracia, someterlas a ciertas limitaciones por parte del estado. Pero me temo que aún eso es ya imposible.
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