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martes, 6 de septiembre de 2011

Lesa Humanidad

El Presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, durante la presentación del libro "Derechos humanos: justicia y reparación", que escribió junto a Alfredo Kraut, también funcionario de la Corte Suprema, hizo algunas precisiones que merecen ser difundidas.

"Los Juicios por crímenes de lesa humanidad son una conquista de la sociedad en su conjunto. No dependen de la coyuntura sino que forman parte de un proceso histórico en el que la voluntad de avanzar en ellos forma parte de un contrato social de todos los argentinos."

Afirmó que hoy "Estamos todos de acuerdo, no hay hoy disidencia de los partidos políticos o en el conjunto de la mayoría de la sociedad"

"Los juicios de lesa humanidad tienen una importancia fundamental porque el hecho de que se discuta sobre esto, que se conozca, que los hechos se transmitan nos hace reflexionar como sociedad sobre por qué se llegó a esto, que es la misma reflexión que se hace en Europa"..."las sociedades, los pueblos, a veces se adormecen, toleran lo que debería ser intolerable y es ahí donde comienzan a nacer estos monstruos, el huevo de la serpiente".

Un delito de lesa humanidad, precisó, "es cuando el Estado actúa en contra de sus propios ciudadanos y los persigue masivamente. Es un ataque masivo contra la población civil hecha desde el propio Estado".

"Esta concepción es muy estricta porque los juicios de lesa humanidad son una excepción a la regla: la regla es que hay prescripción, y acá no la hay; la regla es que los delitos se pueden perdonar y pueden ser amnistiados y acá no hay amnistía ni perdón", continuó.

Lorenzetti remarcó: "Entonces, como toda excepción hay que mantenerla y no transformarla en regla. Por eso es que en los países donde esto se ha hecho, fueron procesos muy restrictivos con muy poca gente; la Argentina -destacó- es el caso más amplio en el mundo".

Los Juicios Continúan:

La justicia federal de La Plata confirmó que juzgará desde el próximo lunes 12 a 26 represores de la última dictadura militar, entre ellos un civil, por delitos de lesa humanidad cometidos contra 360 víctimas, en 6 centros clandestinos de detención, que integraban el denominado "Circuito Camps".

El juicio estará a cargo del Tribunal Oral Criminal I de La Plata, presidido por Carlos Rozanski, que ya juzgó y condenó por genocidio al represor Miguel Etchecolatz y al ex capellán de la Policía bonaerense, Chirstian Von Wernich.

El titular del Tribunal, Carlos Rozanski, expresó a Télam la importancia de este nuevo juicio por "formar parte del proceso de reconstrucción histórica iniciado en el 2006, con el juicio condenatorio a Etchecolatz, que crece a todo el país, con la característica que se realiza dentro del propio país y lo realiza la justicia del propio país donde se cometieron esos crímenes de lesa humanidad".

El juez destacó como características de este juicio "la cantidad de imputados: 26", entre ellos un civil, y que abarca los seis centros clandestinos de detención que integraron el denominado "Circuito Camps", en alusión al general Ramón Camps, jefe militar de la policía bonaerense durante la última dictadura y uno de los más sanguinarios genocidas.

Estos seis centros son:  la Comisaría 5ta de La Plata, el Destacamento de Arana, la Brigada de Investigaciones de La Plata, la Subcomisaría de Don Bosco denominada "Puesto Vasco", el centro clandestino correspondiente al Comando de Operaciones Tácticas I o "COT I Martínez" y la Brigada de San Justo.

Rozanski remarcó que "la unificación" de esos centros permitirá el acceso a la justicia de unas 360 víctimas, acortando los plazos que llevaría el juzgamiento individual de cada uno de los 26 represores.

Destacó que "se prevé que testifiquen unas 500 personas". De los 26 imputados, 11 llegan al juicio con prisión domiciliaria y 5 excarcelados. Entre los imputados se encuentra el ex gobernador de la provincia de Buenos Aires, Ibérico Manuel Saint Jean y su ministro de Gobierno, Jaime Lamont Smart; el ex represor Etchecolatz y su chofer Hugo Alberto Guallama.

En las audiencias, se ventilarán entre otros casos, los homicidios de Daniel Mariani y Diana Teruggi y la apropiación de su hija, Clara Anahí cuando tenía 3 meses de edad y la desaparición de los estudiantes secundarios, hecho conocido como “La Noche de los Lápices”.

También se encuentran entre ellos el secuestro y las torturas a las que fueron sometidas los integrantes del denominado “Grupo Graiver”; el ex director del diario La Opinión, Jacobo Timmerman; Jorge Julio López y Adriana Calvo, entre otros.

La unificación de las causas para acelerar su tramitación es uno de los antiguos reclamos de los Organismos de Derechos Humanos.
(Fuente: El Argentino)
 

bastadeodio                                                        

3 comentarios:

  1. Ok, forman parte de un proceso histórico, que bien podría haber tomado otro camino si en 2003 ganaban Menem o López Murphy...
    No seamos mezquinos, Lorenzetti: sin la voluntad política de avanzar, de imprimirle volumen a algo que era un reclamo minoritario y que hoy es casi sentido común, no podrías haber escrito este libro.

    Abrazo, profe.

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  2. Lorenzetti no es santo de mi devoción en su relación con el gremio judicial, pero bien ahí, muy bien!

    Abrazo Profe

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  3. Tampoco es santo de la mía. Si el tipo habla de un proceso histórico (eso es lo que me parece) que tiene que ver con los consensos en los que él se coloca del lado de Juicio y Castigo, bien. Pero como bien decís Ricardo si "el consenso" dominante se hubiese mantenido después de la crisis del 2001 hoy no habría juicios, si reclamos que serían seguramente más fuertes y numerosos de los organismos. Lo que seguramente no tendríamos sería el cambio de rumbo, el giro en U, como dice el NYT, que experimentó toda la política gubernamental desde el 2003 y que abrió todo un universo de nuevas posibilidades que continúan expandiéndose. No se puede separar la política de DDHH del resto de las políticas impulsadas por Néstor. Es imposible valorar en su justa medida la importancia de esos cambios porque se están prodiciendo. Pero no hay que olvidar que los "consensos" son un invento de la clase dominante para continuar con su dominación y que son frágiles, sumamente, que basta un cambio en las condiciones económicas que vive la población para que los buitres salgan de sus nidos para aprovecharse y azuzar el descontento y provocar el desgaste y la caída. Yo no me creo mucho lo de la institucionalización. No por lo menos en el sentido de un dique sólido contra la vuelta atrás. Creo que la única forma de evitarla es no cometiendo errores grosos (y si lo hacés corregirlos rápido), no mintiendo al pueblo, manteniendo la firmeza y no dejando de avanzar. En otras palabras no perdiendo el poder. Estas cosas están garantizadas con Cristina y, por ahora, solo con ella.

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