Cuando se observa tomando cierta distancia el comportamiento cotidiano de los principales actores sociales argentinos: Medios, Empresarios, Partidos Políticos y Trabajadores se encuentran rápidamente cosas que están fuera de lugar o desenfocadas, como en el "cambalache" Discepoliano. ¿Cuáles son estas tendencias que se pueden vislumbrar en un panorama por demás complejo?
En primer lugar y principal, los partidos políticos, por lo menos varios de ellos han decidido que el debate de ideas, la defensa explícita de determinadas concepciones políticas e ideológicas, la argumentación a su favor y en contra de las opiniones de otros partidos, ya no es más su función. Eso es cosa del pasado, ahora se han constituido en asociaciones que periódicamente seleccionan candidatos a distintas funciones y los venden a la sociedad como si se tratase de productos comerciales cualesquiera.
Desde luego que esto no implica que estas asociaciones, a veces transitorias, no tengan o defiendan una determinada posición política e ideológica. Por supuesto, las ideologías y las políticas que las concretan no han muerto realmente, solo se hallan ocultas, disimuladas, detrás de bambalinas.
En segundo lugar, los medios de comunicación. Como la discusión política no puede realmente desaparecer simplemente se la ha desplazado. Ahora los medios se ocupan de darla. En realidad una parte de ellos, los dominantes, hacen lo que deberían hacer lo que cierto sector de los partidos políticos ha dejado de hacer. Ellos son ahora los que defienden las ideas que les son afines y atacan a las de los que consideran sus adversarios y lo hacen casi sin ningún tipo de ocultamiento. Toman partido sin ningún prurito de "independencia" periodística y hasta llevan adelante "operaciones de prensa" para entronar o destronar a determinados candidatos. Ahora, en una actitud esquizoide niegan que esto sea así y afirman que ellos están en el lado "objetivo" de la verdad y lo que hacen es defenderla. Es decir que se apresuran a negar el carácter profundamente ideológico y político de su toma de posición frente a las controversias y conflictos sociales existentes. Cada vez logran engañar a menos gente con esta estrategia pero todavía amplias capas de la población caen en la trampa, sobre todo por la influencia aún notable de la televisión. Repito lo que fundamentalmente hacen. Reemplazan a los partidos que les son afines en llevar adelante la defensa explícita de la ideología y de las políticas que éstos han decidido, por razones tácticas, ocultar.
Por supuesto que esto deja a los partidos "tradicionales" o cuyas estrategias lo son, en una situación por demás incómoda. Aquellos con los que se supone que deben discutir se niegan a hacerlo y discutir con aquellos que efectivamente y en los hechos se han hecho cargo de la tarea de la argumentación y defensa de las ideas y de los objetivos, que son los medios dominantes, puede ser visto como un ataque a la sacrosanta libertad de prensa y en consecuencia merecer la atención de la SIP o incluso más allá del propio amo del norte. Desde la sanción de una ley con los votos de hasta los partidos amigos, hasta una simple huelga por conflictos gremiales caen en esa amplísima y flexible categoría. Difícilmente, ahora que la conducción de la política ha sido transferida a los medios, ocurra un "error" como la aprobación por una amplia mayoría de la ley de medios. Esta tendencia coloca a los partidos tradicionales en una trampa de la que no es fácil salir. La imagen de Filmus persiguiendo a Macri para que debata es suficientemente clara al respecto.
No hay que menospreciar el papel ideológico de la Jerarquía de la Iglesia Católica que se ha incorporado al bloque integrado por los factores de poder mediáticos y económicos, con una clara comprensión de lo que está sucediendo.
En tercer lugar los empresarios. Como en todos los campos la homogeneidad no es absoluta y ningún criterio clasificatorio funciona, pero como dije tomando cierta distancia se pueden distinguir tres grupos. Uno que está decididamente en contra del gobierno. Su expresión más clara es la Sociedad Rural que representa a los sectores más concentrados de la producción agropecuaria. El discurso de Biolcatti en la exposición rural corresponde más al de un dirigente político que al de un representante empresarial. También participan de él empresarios industriales y de las finanzas, su expresión gremial es AEA. Conflictos como el de Techint y el gobierno por cuestiones menores desde el punto de vista económico pero significativas desde el ideológico, como fue la disputa por los representantes de la ANSES en el directorio, es también una muestra de lo dicho en cuanto al "cambio de roles".
Un segundo grupo que apoya al gobierno, este ha tardado en manifestarse pero cada vez lo hace con mayor claridad. Dan su combate en la UIA y en otros ámbitos a favor de un "modelo" Económico-Productivo-Social que los ha beneficiado empresarialmente de manera notable. Son en general sectores vinculados a un mercado interno en crecimiento por las políticas oficiales.
Hay naturalmente un tercer grupo de empresarios menos comprometido con el debate que se mantiene al margen u oscila entre apoyar a una u otra posición.
En cuarto lugar, los trabajadores. Estos son los que en forma más ajustada a la manera tradicional cumplen su función que es la defensa de los intereses concretos de los trabajadores. Una muestra es el incremento en la participación de los trabajadores en la riqueza producida por la Nación. Ahora bien se notan dos tendencias importantes que no se pueden ocultar ni mucho menos desatender. La primera es la demanda de una mayor representación de los trabajadores en el esquema político partidario del poder. La segunda es la consolidación de un fenómeno nacido en los noventa de vínculo entre las organizaciones sindicales y los negocios de distinto tipo, entre ellos las obras sociales, las inversiones inmobiliarias y el turismo. En general, una parte de las organizaciones gremiales ha sabido consolidar un cierto poder económico empresarial que no cuaja del todo bien con los fines de éstas organizaciones. Hay entre las organizaciones sindicales un sector mayoritario que se expresa en la CGT y que apoya al gobierno pero existen sectores minoritarios identificados con el proyecto liberal restaurador que se agrupan con Duhalde y otros, históricamente nucleados en la CTA, actualmente con conflictos internos que van desde el apoyo decidido al gobierno hasta la oposición pasando por el "apoyo crítico".
Como en nuestro país nadie es zonzo y el que no corre vuela ya se empiezan a ver respuestas parciales a este estado de cosas. El gobierno intenta frente a la hegemonía mediática de los sectores adversos a él, construir su propia estructura de medios y cooptar algunos de los canales de TV o medios radiales o impresos para construir su política de comunicación. Es una buena estrategia. Si la discusión se ha trasladado a los medios allí hay que darla. La otra pata fundamental de la estrategia estatal que busca equilibrar la potencia de las voces es la Ley de Medios que debe entrar en plena vigencia.
Lo que todavía no termina de cuajar es la respuesta del partido a los desafíos que le ofrece la estrategia del adversario. No puede haber una única para todo el país, cada jurisdicción, o por lo menos cada región, es diferente. La estrategia en Capital y Santa Fé fracasaron, la situación del FpV en cada una de ellas es distinta por lo cual también lo son las razones del fracaso, pero son llamados de atención, que indican que la política se ha hecho más compleja con los cambios o tendencias señaladas y requiere respuestas acorde.
Los medios dominantes han hecho una muy buena utilización de esos fracasos para crear una sensación de vulnerabilidad del gobierno, pero que posiblemente sea transitoria si como se supone el éxito electoral de éste en las Primarias del 14 de agosto comienza a cambiar el "clima".
Estas tendencias son ciertamente muy peligrosas para la democracia representativa y republicana. Si viviera Raúl Alfonsín estaría ciertamente muy preocupado. La pregunta es si a escala local pero también global esta forma de gobierno que es la casi universalmente declarada en occidente con la salvedad de algunas monarquías representativas, realmente sobrevive a los grupos económicos-empresariales de poder. No parece que así sea observando lo que sucede con la crisis europea y estadounidense. En todo el mundo los partidos políticos que fueron la tradicional forma de representación popular del siglo XX se ven limitados e incluso desplazados en cuestiones clave de las decisiones por estos grupos de poder. (continuará)
bastadeodio
Excelente post y muy esclarecedor. Si duda, las corporaciones mediáticas SON el partido opositor, un ejército mucho más difícil de derrotar que cualquier otro ejército, un ejército de ocupación "en el living".
ResponderEliminarAbrazo Profe
Gracias Pibe por su comentario. Es apreciado.
ResponderEliminarMuy buen post, profe.
ResponderEliminarMe parece que una verdadera victoria cultural sería que los sectores empresarios que hoy están en contra del oficialismo nacional entendieran que es la política la que definitivamente conduce los destinos del país y que ellos son una parte y no el todo. Digo, tanto veneran a Brasil que algo podrían copiar de sus sectores empresariales, ¿no?
Un abrazo.
Esa no seria una simple victoria seria un milagro como el que le ocurrió en tierras francesas al rey inglés enrique en la batalla de agincourt. Ellos quieren recuperar el poder lo demás les tiene sin cuidado, ni diálogo, ni reconocimiento. Lo de la veneración por Brasil o Chile es solo propaganda. solo es peor que Cristina, Chávez y más ahora que parece que funcionó el tratamiento. Malditos sean, la quieren toda para ellos.
ResponderEliminarExcelente post Profe.
ResponderEliminarEs doloroso constatar la exacta caracterización que hacés de lo que son hoy los Partidos Políticos.
Si bien siempre se les terminó viendo el puñal debajo del poncho, lo que hacen hoy es demasiado bizarro. Es una entrega sin condiciones a las corporaciones.
Los medios claro, tomaron esa función y eso es lo mejor que nos podía haber pasado. Quizás en el medio del fragor no nos demos cuenta pero semejante quite de careta es apoteótico.
Hago este comentario después de leer (solamente) su descripción sobre los partidos y los medios de comunicación, para hacer una disgresión. Hasta hace unos años, eran los constitucionaleistas los que defendían la existencia de un "nucleo pétreo" de la constitución nacional, es decir ciertos elementos intocables que hacían a nuestra estructura como Estado (por. ej, el federalismo en razón de ser los pactos entre las provincias instrumentos fundantes de la nación). Estos contenidos pétreos no podrían nunca modificarse. A partir de los 90 los medios de comunicación dominantes asumen la defensa de lo que parecieran ser nuevos "contenidos pétreos" de la organización institucional, ya no por razones históricas y doctrinarias, sino como forma de preservar sus privilegios recientemente adquiridos (durante la dictadura y el menemato esencialmente). Así se desvirtuan y se pretende hacer pasar por tradiciones viejos conceptos aggiornados a su nueva función: la república es desplazada por un republicanismo meramente formal y sin contenido, capaz de condicionar a la democracia; la libertad de prensa se traduce en apropiación exclusiva de la transmisión de la palabra y las ideas sin responsabilidad social; la propiedad privada se desluce tras la libertad de los monopolios y el avasallamiento de los derechos sindicales; la independencia funcional de los poderes disfraza el intento de menoscabar las funciones del ejecutivo y el legislativo a favor del poder omnímono de jueces adictos a las viejas ideas.
ResponderEliminarLos partidos políticos (entendidos desde la concepción de Giovani Sartori) prácticamente han desaparecido, y han delegado su función ideológica a estas usinas de ideas (think tank) disfrazadas de medios de comunicación masivos.
Impresionante Rucio tu comentario casi hace innecesaria la continuación de mi post en un segundo como se promete. Es un problema el de los posts largos que asustan y pocos leen completos. Tu perspectiva histórico crítica es esencial y totalmente correcta desde mi punto de vista. En lo que no acuerdo es en que los partidos han desaparecido. Según lo veo se han adaptado o todavía lo están haciendo y han dejado en el olvido sus tradiciones o se están haciendo pedazos por ello, como es el caso del Radicalismo. Hay otros que no se suman al discurso unificador y son los retobaos los que todavía creen en el valor de las ideologías, los -según el canon moderno- que persisten en el pasado. En nuestro movimiento está Duhalde como ejemplo de un intento de adaptación medio shome pero intento al fin. Nosotros creemos todo lo contrario. Lo que sucede en sudamérica es el resultado demorado, pasado por las experiencias terribles de las dictaduras más sanguinarias, de las luchas políticas e ideológicas de los años setenta, pero en serio no como intenta parodiarlas la oposición mediática. Resumiendo "eso" que es el PRO "es" un partido hecho a las necesidades del "modelo" de dependencia económica y cultural que pugna por reinstalarse.
ResponderEliminarY sí, "desaparición" ha sido demasiado categórico. Hay un error en lo que escribí Profe, debió decir: "NO entendidos desde la concepción de Giovani Sartori", lo cual no es menor porque para el tano son sólo meros instrumentos electorales. Lo que yo si creo que ha desaparecido es el partido político como estructura de socialización del poder del estado y como reproductor de una ideología, es decir, de un modo de ver y pretender articular las relaciones Estado-comunidad internacional-sociedad-medios de producción, etc. La consecuencia más clara es que hoy son posibles las alianzas (vg. Alfonsiín-De Narvaez) y agrupamientos de ocasión que en los 80 resultarían inviables, simplemente por asqueantes.
ResponderEliminarComo contracara, resulta extraordinario y plausible el esfuerzo de sectores del PJ de recuperar aquellas características perdidas, indispensables para la continuidad de un modelo, por aquello de "la organización vence al tiempo". El debilitamiento ideológico, o el sacrificio de la ideología en aras de la pugna por el acceso al gobierno (no digo al poder) creo es lo que permite la aparición de los Menems y la coptación de las estructuras populares por el stablishmen económico.
Excelente su definición del PRO, es como Ud.dice, y no como pretende vender y se suele creer, un espacio tilingo sin ideología.
Saludos.
vale la aclaración Rucio enriquece mucho tu anterior comentario.
ResponderEliminarUn abrazo