Nunca es triste la verdad, lo que tiene es remedio

El resultado oficial con la totalidad de las mesas escrutadas es categórico:
PRO 47%
FpV  28%
En la elección a legisladores los resultados son Bergman (45), Cabandié (14), Ibarra (6,6), Cerruti (6,5). Hay que tener en cuenta que Ibarra y Cerruti son aliados del FPV, ambos llevaban a Filmus como candidato. En consecuencia las elecciones a legislador reproducen las de Jefe de Gobierno, no siendo significativo el corte de boleta.
En la elección a comunas el PRO se impuso en las 15 y tendrá mayoría propia en 12 de ellas. Si funcionarán o no depende de si Macri, que se manifestó fuertemente en contra de ellas, cambia de opinión lo que es difícil pero no imposible.
Con casi el 20% de diferencia, el balotaje se convierte en una instancia casi testimonial. Los porteños/as, se han manifestado con claridad, han descartado el cambio y han decidido que la ciudad siga siendo gobernada por el PRO. Sorprende que la diferencia en la primera vuelta sea tan amplia, situación que no fue pronosticada por ninguna de las consultoras. Poliarquía contratada por La Nación le asignaba una diferencia del 15% y parecía exagerada cuando se conoció.
Seguramente se publicarán resultados obtenidos por algunas consultoras en las últimas 48 horas que quizás se acercarán más a los resultados reales, pero eso es como pronosticar con el diario de ayer. Las que valen son las proyecciones anteriores.
La diferencia es tan amplia que obliga a considerar la conveniencia política por parte del FpV de no presentarse a la segunda vuelta. Habría que cuestionar el sentido de ir a una contienda en la cual la derrota está asegurada. Nunca, en ese caso, se le puede decir a la militancia que se puede ganar, en todo caso hay que reconocer que se trata de ir a un acto de sacrificio frente al altar de los principios. Y eso no es peronista. Sin embargo, los candidatos Filmus y Tomada han expresado, por el momento, su decisión de priorizar los principios por sobre las conveniencias, o mejor dicho la inconveniencia de que Macri finalmente se consagre Jefe de Gobierno con una cifra cercana al 60% como en el 2007.

Se comprende la desazón, incluso la bronca y el desconcierto de los militantes y seguidores del FpV.
A ellos van dirigidas estas reflexiones. Pero primero hagamos un poco de necesaria historia de las elecciones y del comportamiento de los electores porteños. Tomaré como base para el análisis las elecciones nacionales desde 1973 a la fecha. Resultados CABA y (Nacionales entre paréntesis) en %, las cantidades están redondeadas para facilitar la lectura.

1973 (11 de marzo)   Ricardo Balbín 20             Cámpora 30
         (23 de setiembre)  Balbín  35                     Perón 45

1983 (30 de octubre)  Alfonsín 60  (51)             Luder 20  (40)

1989 (14 de mayo)   Angeloz 45 (32)                 Menem 35 (47)

1995 (14 de mayo)   Bordón-Alvarez 45 (29)     Menem 25 (50)

1999 (24 de octubre) De La Rúa-Alvarez 55 (48)  Duhalde-Ortega 10 (38)

2003 (27 de abril)  Kirchner-Scioli 10 (22)    Menem-Romero 10 (24)     López Murphy  30 (16)

2007 (28 de octubre) CristinaFK 20 (45)  Carrió  45 (22)

De los resultados electorales surge claro que con la excepción de las elecciones de 1973 en las que ganó el peronismo en la Ciudad de Buenos Aires, en el resto de las elecciones perdió, el mejor resultado de toda la serie histórica lo obtuvo en la primera elección de Carlos Menem con un 35% de sufragios y su piso parece rondar el 10% de los votos. El caudal de votos que acompaña al peronismo en Capital es altamente fluctuante, no hay un voto consolidado como ocurre con el voto antiperonista
La tendencia fuertemente antiperonista y no peronista del votante de la capital se pone claramente de manifiesto en la elección del 2003 en la cual las dos principales opciones electorales eran de signo peronista y el electorado de la ciudad optó por López Murphy con un 30% de los votos, quien a nivel nacional apenas alcanzó el 16%. Situación que se repite en el 2007 con Carrió con un 45% en la ciudad frente a un mucho menor 22% a nivel nacional. Si se observa la primera columna se verá que, dejando de lado 1973, esta es la situación normal.
Aunque a veces la propaganda anti kirchnerista apoyada por sectores de derecha del peronismo quieran comparar la situación actual con la de la década del 70 y a la Cámpora con Montoneros no hay ningún parecido entre ambas situaciones históricas.
El piso de votantes antiperonistas o no peronistas que expresan su voto contrario a los candidatos identificados con el peronismo ronda en la Ciudad de Buenos Aires un piso del 30% del electorado y se mantiene históricamente con la única salvedad del excepcional año de 1973. Muy interesante de analizar pero que no tiene caso hacerlo aquí, esencialmente porque es irrepetible.

Es muy posible que con el nivel de polarización de los votantes que se presenta a nivel nacional, con un escenario dominado por el FpV frente a una oposición debilitada y fragmentada, este piso sea actualmente más alto en la Capital y ronde un valor entre el 35% y el 40%. La intención actual de voto en Capital a Cristina Fernández ronda, según dicen los encuestadores, entre el 45% y el 50%. Lo que es un claro reflejo de la polarización existente en la Ciudad. De todos modos está por verse dos cosas, que los encuestadores sigan afirmando esas cifras después de esta elección y segundo que ese porcentaje potencial se concrete a la hora de la elección. Me sorprendería mucho que lo hiciese, históricamente no fue nunca tan alto, recordemos que el máximo fue de 35% en la primera elección de Menem y es seguro que ese voto no era todo peronista. Como no lo sería en el caso de Cristina Fernandez o de cualquier otro candidato peronista.

Puede suceder que exista un cierto porcentaje de votantes de Cristina Kirchner a nivel nacional que hayan votado por Macri en esta primera vuelta. Eso dicen algunos expertos. Puede que sea así, aunque personalmente no creo que superen los 5 puntos del porcentaje de votos obtenidos por Macri. Este es un territorio que potencialmente podría ser conquistado por el FpV si finalmente decide ir a balotaje. No es mucho dada la diferencia existente pero son los más interesantes, sobre todo porque se le restan a Macri. El otro territorio son los votantes de Pino Solanas (13%) que en el mejor de los casos pueden 2/3 ir al FpV si los votantes advierten que están ideológicamente mucho más cerca de éste que del PRO. Sin embargo el tercio restante puede ir a éste último. Es inevitable que Macri succione los votos de las restantes fuerzas opositoras al gobierno (UCR(2%) y CC(3,6%)). Lo que harán los votantes de izquierda: En el caso de los seguidores de Zamora puede que vayan para el FpV, aunque su aporte no es significativo. El resto posiblemente vote en blanco.
Con estas sumas y restas la suerte del balotaje parece echada y es muy difícil, casi imposible que el PRO no conserve el gobierno de la ciudad. Para ganar el FpV debería en la segunda vuelta recuperar el 85% de los votos del 25% de electores que no votaron ni a Filmus ni a Macri y esto es lo que se ve imposible.

A mi modo de ver la elección de la CABA tiene su aspecto típico o estructural que tiene profundas raíces en la historia del distrito y que está signado por el voto opuesto al peronismo. Sobre esta base se dan circunstancias coyunturales que terminan de explicar el resultado obtenido por Macri. El distrito se ha vuelto por obra de las circunstancias en las que el FpV con Cristina dominan el espacio político a nivel nacional, una suerte de ciudadela, de Alcázar que hay que defender cueste lo que cueste. Esta percepción de los sectores de poder que se oponen al proyecto nacional del FpV han concentrado desde hace un tiempo, precisamente desde que Macri decidió dar la batalla por la Ciudad, todos los recursos económicos y de propaganda que se sumaron de forma sinérgica a los recursos propios del Estado de la Ciudad utilizados sin pudor por el macrismo. Con ellos y un enfoque acertado de la campaña lograron alejar y neutralizar las críticas al desgobierno del PRO.
Macri cometió un error que puede ser estratégico al bajarse de la carrera por la presidencia. El PRO habría ganado la elección sin él aunque de una manera menos aplastante y entonces sí podría haber aprovechado el triunfo para darle el empujón final y luego del 23 de octubre ser el líder indiscutido de la oposición. Su cobardía y la de sus asesores, la mezquindad del cálculo, se lo impidieron. Ahora está como "cuando llegamos de España" algo mas fortalecido pero obligado a hacer alianzas con tipos que se las traen como negociadores y no se dejan llevar por delante. El hecho es que el que lidera la oposición es Ricardo Alfonsín, en ese lugar lo pusieron los mismos que ahora lo quieren sacar para ungir a Mauricio, tarde para ese juego que no va a pasar de una maniobra mediática. Macri está totalmente fuera de la carrera por la presidencia por decisión propia y eso es irreversible.

¿Cuál es el remedio para este voto fluctuante del peronismo frente a un voto consolidado del antiperonismo en la Capital?
En primer lugar hay que reconocer el hecho y evitar confiar en efectos de arrastre de la tendencia favorable al peronismo a nivel nacional. En segundo lugar reconocer la falta de una estructura consolidada del peronismo y consecuentemente de una militancia en el ámbito de la Ciudad. Históricamente esto casi se logró en la época de Groso pero duró lo que él, luego se volvió a la estructura tribal sin un mando unificado. No es posible conformarse con el hecho de que, por ejemplo, Sutecba, apoye entre bambalinas a Macri, que entre los docentes de Capital no pueda consolidarse un gemialismo peronista, o entre el personal de la salud de la Ciudad. Todos los trabajadores sufren de la administración macrista pero el peronismo no está en condiciones de capitalizar, ni siquiera en parte, el descontento transformándolo en una organización propia.
A mi modo de ver y aunque suene setentista, sin un verdadero despliegue territorial de la militancia del FpV y sus aliados tras proyectos concretos con el respaldo del gobierno nacional la conquista de la ciudad no será posible. Carece de sentido, en todo caso, hacer una crítica pública al contenido y estilo de la campaña o de los candidatos, este no fue, a mi juicio, el factor determinante de la derrota.
De todas formas no hay que olvidar que puestas las cosas en perspectiva solo se trata de la pérdida de la Alcaldía de la principal ciudad del país, muy importante, pero poco relevante en términos históricos. Ni un solo Presidente/a de la Nación surgió puramente de ella. Se requiere, como fue el caso de De La Rúa, del respaldo de un partido con alcance nacional. Y el PRO, por ahora, está lejos por sí mismo de tenerlo y su dificultad para tejer alianzas es el rasgo dominante de su jefe .

bastadeodio