Una constante Macri vs Los trabajadores

No les gusta nada trabajar

Es muy probable que el miercoles 23 de marzo no sea un día plácido, como estaba previsto por la administración macrista del Teatro Colón. La política de enfrentamiento con los trabajadores de las Orquestas Filarmónica de Buenos Aires y Estable del Colón  ha llegado a un punto de difícil retorno toda vez que a un largo e irresuelto conflicto, en una disposición insólita y posiblemente sin antecedentes, el Gobierno de Macri llegó a denunciar penalmente a los delegados de los trabajadores por la suma de 55 millones de pesos. Como resultado de todo ello es muy probable que deba suspenderse indefinidamente la prevista presentación de Plácido Domingo del día 23 y , el 29, la de la Opera El gran macabro, de György Ligeti, en versión escénica nada menos que de La Fura dels Baus.

El enfrentamiento, el alto grado de conflictividad que de manera casi obsesiva establece la administración macrista en su relación con los trabajadores, se extiende a todos los estamentos de la administración municipal muchas veces con la complicidad del sindicato SUTECBA en el cual "reina" desde hace décadas Amadeo Genta (parece que hay ciertas "monarquías gremiales" que a la derecha argentina no le molestan, todo lo contrario), ha paralizado y deteriorado las prestaciones de servicios del gobierno de la ciudad hasta límites nunca vistos con anterioridad.

El caso del Teatro Colón es emblemático, se han gastado muchos millones en ponerlo lindo, cosa que está muy bien. Pero se olvida que el Teatro, como los hospitales y las escuelas funcionan, dan sus servicios porque existe un personal capacitado que los crea y recrea todos y cada uno de los días muchas veces yendo más allá de las que serían sus obligaciones por el convenio laboral vigente. Ese espíritu de entrega, de orgullo por la pertenencia a una institución de la Ciudad, de darse a una actividad en beneficio del Pueblo de la Ciudad, es lo que la administración Macri a erosionado hasta límites difíciles de recuperar. El daño más grande es sobre aquello que para Macri es invisible y hasta ridículo: el espíritu, el amor con el que los trabajadores municipales hacen su trabajo. Eso, que es tan real como los edificios y las instalaciones y que es la energía detrás de la cual están los grandes logros pasados, para Macri no existe, son patrañas, los trabajadores son solo números a los que debe controlar porque, en el fondo, se trata de vagos y mentirosos que viven a costillas del estado. Entonces la respuesta de Macri es la típica de la derecha economicista y empresarial: Dureza en la negociación salarial, descuido sobre las condiciones de trabajo y de higiene laboral y auditorias, muchas y superpuestas para ver si, alguna vez, pescan un "ñoqui". Justamente él, Macri o ella, Michetti, que no se los suele ver por sus lugares de trabajo con la frecuencia a la que los obligan sus importantes cargos .

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