Pino tratando de explicar su nueva identidad |
En épocas electorales, le dice Pino Solanas al cronista de La Nación, "uno trata de cuidar su propia identidad". ¿Cuál es Pinito la tuya? No creo que se trate de aquel halo que te daba el pertenecer al movimiento nacional y popular que supiste adquirir en los tiempos de "Cine Liberación" y que te encargaste meticulosamente de evaporar durante tu desempeño en diputados formando parte del vergonzoso grupo A, tejiendo alianzas con lo más granado de la derecha (a la que antes criticabas) sin ningún prurito ni remilgo.
Ahora, al acercarse las elecciones, tu accionar es incluso peor. Como si tu caída se acelerase sin encontrar el fondo. Jugando de peón de Magnetto en cada una de sus operaciones mediáticas. Compitiendo con Macri, Sanz y Carrió en decir las barbaridades más aberrantes que se han escuchado por los medios en los últimos tiempos. Cagándote públicamente en tu propia gente: "Lástima que Claudio (Lozano) mide bajo".
Pino, hay ciertas manchas, ciertas conductas que solo se pueden lavar en las películas de fantasía, como la del pirata sanguinario y malvado que se trastoca en el justo que rescata a la virgen.
¿Todavía creés que podés liderar la centro izquierda?. ¿Cuál? Si ya ni siquiera pertenecés a ese fantasmal espacio, que significa una "cosa" conveniente para Marcelo Bonelli, ese el que te endulza en su "A dos voces (idénticas)" o lo que "centro-izquierda" significa, por ejemplo, para Martín Sabbatella.
Sabés qué Pino, en este momento, solo sos una pieza menor en el tablero de la restauración de derecha que comanda Magnetto y que te ve como el candidato ideal en la hipotética carambola que le restaría votos en la elección de la CABA al FPV y le permitiría conservar el poder a Macri.
A eso se reduce tu genial estrategia electoral, al rol de comparsa en una película de terror dirigida por otro. Que no es más que aquel, tu jefe, el CEO de Clarín, que te apresuraste a defender a pesar de reconocer que ignorabas que era lo que había pasado porque volvías del campo. No hay una demostración de lealtad más impresionante que esa.
La verdad es que da pena verte hoy luego de apreciarte y respetarte anteayer. Y no digo más porque todavía, de sensible que soy, prefiero guardar algo de los momentos compartidos en el 76 en el monoambiente de la madrileña calle Churruca frente al viejo Palacio de Tribunales cuando todavía te recubría el halo que vos tanto disfrutabas con tu peculiar pedantería. Porque sencillo, como buen criollo, nunca fuiste.
bastadeodio
Brillante Profe!! Lapidario! Justo acbabo de subir la pelea de vedetongas, tiples y coristas de Proyecto Surf, porque Lozano le acaba de contestar: "Yo podría decir que se baja porque mide mal en la nacional", y Tumini y demás deudos están como locos, jaja Más allá de todo este "vodevil", la verdad es que, como bien decís, Pino, con todad esas ínfulas no es más que una pieza menor en el tablero de Magnetto.
ResponderEliminarAbrazo!
Muy buen post, estimado profe.
ResponderEliminarUna lástima que Solanas estafe la buena fe de sus militantes, gente que está dentro del campo nacional y popular, con su eterno funcionalismo al CEO. Paradójicamente, este señor de ego tan infatuado, es de las últimas cartas para -como bien decís- salvarle las pilchas al subhumano okupa de Bolívar 1. Triste papel...
Un Abrazo
Sí, Solanas es como todos, "Tejiendo alianzas con lo más granado de la derecha", salvo que me digan que Ramoncito Saadi es de izquierda, o que Menem se hizo zurdo o que los radicales de Neuquén se hayan radicalizado y ahora sean "nacionales y populares". A ver quién de todos los grupos mafiosos que viven del Estado no tiene varios muertos en el ropero. Dan asco ¡todos! Pero como yo no tengo la solución, que hagan lo que quieran. El pueblo se joderá o, algún día, cuando se canse o se despierte, tratará de cambiar las cosas.
ResponderEliminarCreo que por lo menos en parte el diálogo que genera este comentario fue respondido en el otro. Sin embargo me permito llamarte la atención sobre esa imagen del "pueblo engañado o dormido". Espero no ofenderte, no es mi intención. Ese es un prejuicio ideológico nacido de la soberbia intelectual y son unos malos lentes para ver la realidad.
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