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miércoles, 4 de julio de 2012

La banca británica también es pirata

Marcus Agius, presidente de Barclays
Estalló el escándalo en la city londinense cuando se supo que la banca Barclays, una de las más importantes del mundo, había manipulado durante años el valor de la tasa libor que regula los préstamos interbancarios. El líbor es también el índice de referencia para una multitud de transacciones financieras que alcanzan una magnitud global de 350 billones (millones de millones) de dólares en productos de todo tipo.
En el caso de Barclays, esa manipulación estaba perfectamente organizada, hasta el punto de que el banco estableció barreras entre departamentos para que no pudieran hablarse unos con otros y no trascendiera que estaban suministrando información falsa.

Como consecuencia inmediata del escándalo, el lunes 2 de julio pasado renunció el presidente de Barclays, Marcus Agius (foto) y las acciones del banco cayeron un 18% en la bolsa londinense.

El caso del líbor puede no ser el único ejemplo de manipulación. A juicio de lord Turner, presidente del ente regulador británico, la Autoridad de Servicios Financieros (FSA), “seríamos tontos” (sic) si pensáramos que prácticas semejantes no se han aplicado a otros productos financieros. El primer ministro británico, David Cameron, en cambio, ha anunciado una investigación independiente sobre la manipulación del interbancario, pero se resiste a ordenar una investigación sobre el conjunto de las prácticas financieras. Al parecer, para Cameron es mucho más grave lo hecho por el tabloide News Of the World con sus escuchas ilegales que afectan a un puñado de funcionarios posiblemente corruptos, que el comportamiento de piratas banqueros del Reino que perjudica a cientos de millones de clientes alrededor de todo el mundo.

Lo del Barclays suena a llovido sobre mojado y revela una podredumbre que ya es imposible de disimular.

Los bancos son vistos por muchos ciudadanos como los verdaderos responsables de la crisis financiera que ha llevado a la actual depresión. Para los ciudadanos europeos que han perdido o temen perder sus empleos, que se han quedado sin vivienda o se han arruinado, es difícil comprender por qué los Estados destinan miles de millones a salvar a la banca a costa de recortar los servicios públicos o renunciar a estimular el crecimiento económico. Y, peor, la resultante de todo eso es que los banqueros siguen atribuyéndose jugosos bonos como recompensa y no cambian sus prácticas piratas.

El error consistiría en atribuir el origen del problema a la ambición desmedida de un grupo de banqueros codiciosos. El que está en cuestión es el propio sistema capitalista y las formas particularmente depredadoras que ha asumido luego del imperio del neoliberalismo en los ´70s de la mano de Ronald Reagan y Margaret Thatcher. Imperio que en la mayor parte del mundo aún mantiene prácticamente incuestionada su dominación.

Se lo puede ver de esta forma. El desarrollo capitalista ha puesto en el mercado una enorme cantidad de bienes a consumir y ha instalado en la población la necesidad -imposible de satisfacer- de hacerlo, pero a la vez, a aumentado sus ganancias a costa de la baja relativa de los salarios y del impresionante incremento de la productividad del trabajo por la incorporación de tecnología.
La diferencia entre el poder adquisitivo real de los salarios y los precios de los productos, en su mayoría superfluos o suntuarios, ha impulsado los préstamos y las hipotecas y con ellos los negocios de la banca y contribuido a formar la conocida burbuja financiera que, aparentemente, está en el origen de la crisis mundial.

Los que ya tenemos algunos años recordamos cuando en los hogares típicos bastaba el salario del cabeza de familia, usualmente el hombre, para satisfacer las necesidades de todos. Actualmente, ni con los salarios de ambos, hombre y mujer, es posible acceder sin endeudarse a todos los consumos que se presentan como imprescindibles.

bastadeodio                                                                       

2 comentarios:

  1. Juro que mientras leía el post tenía todo el tiempo en la cabeza, lo que luego escribiste como conclusión:
    -"El error consistiría en atribuir el origen del problema a la ambición desmedida de un grupo de banqueros codiciosos. El que está en cuestión es el propio sistema capitalista y las formas particularmente depredadoras que ha asumido..."
    Es increíble además, el poder de influencia que poseen estas bancas. Y quien duda entonces que están en el centro de decisión del sistema.
    La pregunta que a continuación me hago es, cuanto podrá torcerles el brazo, la movida nuestra, continental, que espero siempre se amplíe cruzando fronteras.

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  2. Uh, venía bajando del último post. Esta es, directamente, la otra pata del enemigo!

    Abrazo

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