2010 - Fiesta del Bicentenario |
Esa dimensión es la del amor y la alegría.
Lo curioso es que, a pesar de haber cierto pudor sonso en hablar de ello, son sentimientos que todos los que militamos de una u otra forma en el proyecto los hemos experimentado -en solitario o colectivamente- en más de una ocasión a lo largo de estos inolvidables doce años y aún -para muchos de nosotros- bastante antes.
Hubo momentos imborrables -como en el 2010 en las fiestas del Bicentenario- donde esa corriente se transformó en un torrente que nos rebasó y dejó sin palabras hasta a nuestros más acérrimos enemigos.
El amor y la alegría generados por sentir ser parte de algo mucho más grande que nos abraza -y abrasa- es una fuerza poderosísima y transformadora.
La lucha, el amor y la alegría son compañeros inseparables, como ocurrió el 17 de octubre del 45. Aquello comenzó como una movilización de trabajadores con un objetivo bien concreto, liberar al entonces coronel Perón de las garras del antipueblo y terminó como una fiesta popular y con él, ahora convertido en líder, fundido en un abrazo con el pueblo trabajador, dando nacimiento en ese acto de amor y alegría al proyecto colectivo más significativo y persistente de nuestra América moderna.
El enemigo lo sabe y le teme, por eso siembra el odio y el miedo, fomenta la desesperanza y la tristeza.
Mientras tanto -creado el clima- nos atacan con las peores armas, las del engaño, la mentira y la confabulación. Y también se alegran y festejan cuando al pelear entre nosotros les damos una mano en eso de aumentar la confusión y el descreimiento: vean son todos iguales, dicen, éstos también.
Nuestras virtudes son otras y son las opuestas, peleamos contra la injusticia, la exclusión de todo tipo, el sometimiento a oscuros poderes externos e internos, defendemos con firmeza pero también con amor y alegría el derecho a ser un Pueblo-Nación, libre, justo y soberano, dueño de su presente y su futuro.
Como FPV tenemos en todos los niveles precandidatos para las PASO, algunos dicen que muchos, yo digo que todos son diferentes, lo que es bueno pero que, además, los une un mismo proyecto, el proyecto nacional retomado por Néstor Kirchner desde la aparente debilidad de los votos pero que, con una enorme dosis de amor, de alegría y de coraje, se transformó en lo que es hoy: una fuerza que si se lo propone con autenticidad e inteligencia continuará siendo imbatible.
Tenemos para elegir. Elijamos entonces. Pero una vez que sepamos quién es el elegido no queda otra, si de verdad el proyecto es nuestro candidato, que darle nuestro voto en las generales.
Candidatos y militantes, además de sembrar ideas, propuestas y proyectos, al fin y al cabo promesas de lo bueno que resta por venir, sembremos también amor y alegría, esperanza y certidumbre. Convoquemos a defender lo logrado y a ir por más pero sin dejar de lado los buenos sentimientos. No se me ocurre otra forma mejor de hacer campaña por el proyecto nacional, nuestro candidato.
bastadeodio
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