Los buitres son los fondos tenedores de bonos holdouts es decir los que no entraron en los canjes de deuda. Principalmente los dos más activos, Elliot (Paul Singer) y Aurelius (Mark Brodsky), y otros que recientemente se sumaron a la demanda contra argentina en manos del juez Griesa. Reclaman -hasta ahora- entre todos una suma (entre valor nominal, intereses y punitorios) relativamente pequeña de 2200 millones de dólares (1500+700).
Los dos primeros vienen litigando -siempre con el juez Griesa de su lado- desde hace 10 años.
Hay que destacar que si bien la práctica legal estadounidense favorece este tipo de maniobras al posibilitar que se le de a un estado soberano deudor el mismo trato que se le da a un particular deudor (en otros países no sería posible), siempre es necesario encontrar a un juez que esté dispuesto a llevarlo adelante violentando hasta el más elemental sentido común. Sin embargo Griesa encontró la forma -sería mejor decir forzó- de involucrar en el conflicto a los tenedores de bonos -de legislación estadounidense y otras- que si entraron en los canjes de deuda (holdins) y que suman el 92,4% de la deuda soberana reestructurada.
Justamente esta evidente parcialidad de Griesa, al extremo de violentar la ley y hasta el sentido común es lo que lleva a especialistas en finanzas y asuntos legales y hasta al periodismo especializado, pasando por gobiernos y diversas personalidades mundiales a condenar su proceder y ponerse del lado del gobierno argentino o a -por lo menos- criticar duramente al juez. Por eso no deja de llamar la atención la postura de mirarla pasar sin intervenir mostrada tanto por parte del gobierno de Obama como por la Corte Suprema de ese país. Solo hay un modo de entenderla y es la existencia de un acuerdo implícito para intervenir en el escenario político nacional.
El vehículo para lograrlo son los caranchos que son los socios locales de los buitres e intentan aprovechar la particular situación creada por éstos y Griesa. Entre todos -con la complicidad tácita del gobierno estadounidense, ejecutivo, legislativo y judicial y del stablishment financiero- esperan generar la sinergia necesaria que les permita tumbar al gobierno nacional antes de finalizar su mandato o, por lo menos, hacer llegar a la corriente política que representa a las elecciones del 2015 en estado comatoso.
La estrategia consiste en llevar a nuestro país a una situación actual de default, es decir, de impago de deuda, a pesar que viene pagando rigurosamente las obligaciones surgidas de la reestructuración de la deuda caída en default -ese si verdadero- del 2001. Como ciertamente hay diferencias agregan a la maldita palabra el término "técnico": default técnico que significa que Argentina puede y quiere pagar pero está judicialmente impedida de hacerlo. Cristina reclama con acierto que habría que inventar un nuevo término que designe la situación en la que estamos como país.
Esta situación tiene mucho de Kafkiana. Hay que llegar en algún momento a un acuerdo con los buitres porque la sentencia Griesa -aunque injusta y absurda- fue confirmada, pero no ahora porque hacerlo así violaría las leyes locales y desataría una catarata de demandas y -previsiblemente- un futuro default real, no virtual y mediático como el que se avecina -creo que inevitablemente- luego del 30 de julio.
Pero la alianza entre los buitres y los caranchos, que es bien real como lo prueban las solicitadas publicadas en medios locales amigos por los primeros, intentará transformar esa situación de default "técnico" en uno percibido como real por la población alterando de forma dramática las variables políticas y económicas internas. Ya están intentando hacerlo. Los posibles candidatos 2015 dicen casi unánimemente que hay que ir a un arreglo ahora a sabiendas de las consecuencias nefastas que tendría. Saben que este gobierno no lo hará. Saben también que si las variables económicas se descontrolan podrán echarle la culpa al gobierno, decir que la causa es haberse apartado de la lógica de los mercados y hacerle pagar los costos sembrando mies para su futuro.
También saben que si el año que viene son gobierno pueden arreglar con los buitres sin temer que con ello se pueda provocar un nuevo default. Es lo convenido. Pero es solo el principio. De darse esa situación nuestro país, visto desde esa dirigencia local, dejaría de estar aislado y volveríamos al redil del que nunca deberíamos haber salido, total, las consecuencias las pagaríamos en el tiempo la mayoría de los argentinos y los beneficios los recogerían prontamente los que desde hace por lo menos siete años! vienen pujando para que eso suceda. Toda la variada artillería que emplean extraños y cipayos se dirige a preparar el terreno para este desembarco redentor -al mejor estilo Normandía- del neoliberalismo en tierras criollas.
Sin embargo, aunque a pesar de ser harina de otro costal no es ajeno al tema, el mundo del 2015 no es el mismo mundo del 2001. La apuesta del gobierno nacional por la multipolaridad, por China y Rusia, realizada al final de su mandato está en el camino correcto si miramos -con esperanza- hacia el futuro, solo ocurre que en lo que hace a sus beneficios en la pelea con los buitres y sus lacayos se da -en mi opinión- a destiempo, antes de que estas fuerzas centrífugas hayan madurado lo suficiente como para ser un buen punto de apoyo.
bastadeodio
es correcto el análisis, Profe, y vale la pena la nota de Verbitzky (http://pibesypibas.blogspot.com/2014/07/default-o-no-default.html) abrazo
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