A diferencia de la elección presidencial del 25 de octubre en la que la mayoría de los encuestadores dieron a conocer de forma profusa y habitual los resultados de sus encuestas, en esta crucial segunda vuelta y a solo 72 horas de la elección solo se conocen, en general, trascendidos periodísticos, y hasta incluso éstos se han hecho mucho más moderados. A pesar de la confianza que parece reinar en las huestes de Cambiemos el resultado de la elección parece mucho más abierto de lo que aparentaba hace solo una semana.
Trascendidos que analizados en el tiempo tienen una particularidad. Hace aproximadamente una semana eran coincidentes en un triunfo de Macri sobre Scioli, del cual solo estaba en duda la magnitud de la diferencia entre ellos. A Macri le daban un piso de ventaja de 8 puntos y un techo (un solo encuestador) de 16. ver aquí
También un solo encuestador, Hugo Haime y asociados, en ese mismo momento (11/11), le daba a Macri una ventaja sobre Scioli mucho menor, de solo 3,8 puntos. ver aquí
Aparecen tres factores como determinantes de los cambios de actitud que se adivinan esta semana y que seguramente reflejan la percepción de cambios en el electorado.
El primero de ellos es sin duda el afianzamiento de la campaña del FPV con el mismo Scioli a la cabeza y la aparición de un factor nuevo que estuvo ausente el 25 y que es la participación espontánea de asociaciones profesionales, sectoriales, gremiales y políticas y de personas y familias sin encuadramiento llamando a la ciudadanía a reflexionar sobre el sentido y la importancia crucial de su voto y llamando a votar por Scioli, el cambio posible y deseable.
El segundo factor es -a pesar del deliberado ocultamiento- las declaraciones de destacados economistas de Cambiemos y del propio Macri, las que a pesar de las marchas y contramarchas han instalado la idea, casi diría certeza, de que de ganar Macri se viene una macro devaluación. La que sería en principio de un 50% pero que, como en el pasado, se conoce su monto inicial, pero se ignora en cuánto termina.
Sin duda esta campaña no habría modificado las condiciones dadas en la primera vuelta de no existir un tercer factor y que es el elevado número de indecisos (estimado en torno al 11%) el que ante una diferencia más o menos estrecha puede inclinar la balanza hacia el lado del proyecto nacional y llevar a la presidencia a Daniel Scioli.
Sin duda el voto del 25 como nota destacada expresa el deseo larvado de cambio en una fracción inesperada del electorado, buena parte del cual se ha visto favorecido económica y socialmente por las políticas del gobierno saliente lo que no deja de parecer a primera vista contradictorio. Seguramente ese es el factor que el oficialismo no ha sabido interpretar cabalmente.
Sin embargo lo que permanecía en una nebulosa era el verdadero contenido de ese cambio. La razón es que la campaña de Cambiemos supo ocultarlo y/o vaciarlo de contenido y, por el contrario, la campaña del oficialismo no supo marcar con claridad esta carencia y el peligro que representa.
Eso es lo que se ha venido clarificando en estos días de intensa campaña electoral, especialmente desde la reafirmación que antecedió y siguió al debate presidencial de las líneas fundamentales que han servido de guías en éstos doce años. La defensa de la soberanía en todos los órdenes en los que se manifiesta, la defensa del salario de los trabajadores y del trabajo argentino.
Del otro lado solo hay distracción, ocultamiento y mentira sobre lo que de verdad harían de ser gobierno pero la mascarada ha dejado de ser perfecta, muestra claras fisuras y, para más evidencia, está la reacción anticipada de aquellos que seguramente se verían beneficiados, los que festejan antes de pelar la gallina, subiendo precios, reteniendo cosechas y tratando de todas las formas de producir una corrida cambiaria anticipada.
bastadeodio
Fijate a que situación absurda llega todo esto, Profe. En mi blog escribí:
ResponderEliminar"Acaso no se preguntan quienes vayan a votara Macri cómo es posible que este sujeto incalificable revestido de amarillo, termine asintiendo todo aquello contra lo que ha ido en estos años con los tapones de punta?
Y digo; todo.
Qué diferencia esto del absurdo? De la ausencia total de convicciones?
Para que mierda nos hicieron la vida imposible si de repente están ahora de acuerdo en todo?
Hay una especie de acuerdo en gran parte de la prensa sobre que el kirchnerismo "ya fue".
Cómo es posible entonces que de golpe acuerden en todo lo que llevó a concreto el kirchnerismo en todos estos años de gobierno?"
El absurdo desaparece cuando se reconoce que el rechazo al gobierno y que se hace extensivo al kirchnerismo salió del círculo de los medios opositores y de los núcleos de clase media alta de los grandes centros urbanos y conquistó a sectores medios y medio bajos que de hecho fueron y son beneficiarios de las políticas de ese mismo gobierno. Esos sectores que incubaban el rechazo se expresaron el 25 OCT.
ResponderEliminarNi el gobierno, ni la dirigencia del FPV valoró la magnitud de ese rechazo. Que inicialmente no se expresó en un voto a Macri sino que se canalizó en buena parte hacia Massa. Luego del 25 tampoco hubo un claro reconocimiento de ese estado de cosas y, en buena medida, nos ilusionamos con la idea de que esos votos peronistas volverían casi "naturalmente" a Scioli en el balotaje. Nada de eso es seguro, la única esperanza que queda es que el esfuerzo final de la militancia y el compromiso espontáneo de aquellos que a pesar de compartir muchas de las críticas se juegan por la continuidad del proyecto y que queremos imaginar como una ancha corriente subterránea no registrada por los especialistas, ni por los dirigentes, logre su objetivo y podamos -temporalmente- derrotar a la reacción neoliberal.
Insisto en lo temporal porque luego de la primera vuelta una parte sustancial del mapa político argentino cambió de manera fundamental. Hoy existe un partido político -estrictamente una coalición conservadora- con un apoyo electoral que le permite aspirar al gobierno. Ya no hay más hegemonía, en ese sentido se verifica el tan anunciado cambio de ciclo.
Habrá -tanto se gane como que se pierda- que analizar los porque de esa profunda modificación. Recuerdo con tristeza y con algo de bronca cuando se afirmaba que el candidato era el proyecto cmo afirmación positiva, que lo era, pero también como una forma de negar que el candidato real y concreto era Daniel Scioli. Eso fue, hoy está claro, un grave error político. Un anestésico para las buenas conciencias.