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viernes, 12 de septiembre de 2014

La oposición juega en contra del interés nacional

Votaciones: Diputados (arriba) - ONU (abajo)
9/9/2014    Por 124 votos a favor, 41 abstenciones y sólo 11 votos en contra, la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas aprobó la resolución que establece la necesidad de crear un “marco jurídico multilateral para los procesos de reestructuración de la deuda soberana”. Además resolvió que deberá trabajar y definir esa reglamentación antes de septiembre de 2015, fecha en la que termina su próximo período de sesiones ordinarias.

11/9/2014  Por 134 votos a favor, 5 abstenciones y 99 en contra, la Cámara baja aprobó en la madrugada el proyecto del Poder Ejecutivo denominado Ley de Pago Soberano que permite el pago en Buenos Aires de la deuda reestructurada y crea una comisión bicameral para investigar el origen de la deuda externa desde la última dictadura hasta las reestructuraciones de 2005 y 2010.

Estas dos votaciones -en las Naciones Unidas y en el Congreso Nacional- constituyen la culminación de buena parte de la respuesta política del gobierno nacional al ataque especulativo de los fondos buitre apoyados por el juez municipal Thomas Griesa, dirigidos a hacer caer las exitosas reestructuraciones de 2005 y 2010.

El contraste de los números habla por sí solo. Mientras que en la Asamblea General de la ONU conformada por 193 países, una mayoría calificada (más de 2/3 de los presentes) se manifestó a favor de la propuesta argentina movilizada por el G77 más China y solo 11 países votaron en contra, en nuestro propio Congreso (en ambas cámaras) la oposición eligió en bloque votar en contra de la iniciativa del gobierno y la ley fue aprobada solo por mayoría simple.

La oposición juega en bloque en contra del interés nacional:

Esta actitud de la oposición de dejar solo al gobierno frente a los buitres, su falta de sentido nacional, no puede ser explicada solo en base al oportunismo electoralista, más aún cuando falta más de un año para las elecciones y, además, es sabido que la mayoría de la población apoya al gobierno en su pelea con los buitres.

Es previsible que si, hipotéticamente, les hubiese tocado votar en la ONU lo habrían hecho con la minoría poderosa de los 11 que votaron en contra del país y del futuro de buena parte del mundo.

En Macri se entiende. Al fin y al cabo dijo con impropia liviandad lo que él haría de ser gobierno. Hacer lo que dice Griesa y pagarle contado a los buitres aunque eso signifique hipotecar el futuro de sus hijos y sus nietos. ¿Pero el resto?, ¿La UCR?, ¿Pino Solanas?, ¿Binner?, dejemos de lado a Elisa Carrió que destruye todo lo que toca. No se entiende tamaña irresponsabilidad institucional, tanta ceguera política.

Algo de oportunismo hay en esa actitud y tal vez sea muy revelador: mientras creyeron que el gobierno de los EEUU y el FMI jugaría del lado de la posición argentina, apoyaron al gobierno y lo acompañaron a Nueva York, cuando vieron que no era así, rápidamente se echaron atrás. La pregunta es: ¿cuando acompañaron lo hicieron por la convicción -como declararon algunos- de defender el interés nacional o porque las encuestas mostraban el apoyo mayoritario a la actitud anti buitre del gobierno nacional?.
Cualquiera sea la respuesta a esta disyuntiva, la oposición -toda, sin diferencias en cuanto a historia e ideología- por ceguera o por complicidad a decidido remar contra la corriente y ponerse objetivamente del lado de los fondos buitre.

Argentina no está aislada del mundo, todo lo contrario:

El mundo, entonces, del cual dicen que Argentina se cayó, entendió -gracias al caso argentino- el desafío que representan los fondos especulativos, en cambio, los opositores locales que aspiran a gobernar nuestro país, no lo han hecho. O si, y eligieron dónde estar, como lo manifestaron tantas veces antes del 2003. Y en esto no quedan excluidos muchos peronistas que apoyaron -desde el gobierno o desde la oposición- el mega endeudamiento de las dos últimas décadas del siglo pasado.

Entre las razones esgrimidas actualmente por la oposición está el argumento que el tipo de asuntos económico financieros implicados en la ley de Pago Soberano son cuestiones técnicas, que le corresponde al gobierno decidir y que no hay porqué consultar a la oposición.
Falso, según la Constitución el único órgano autorizado para opinar y decidir en lo que hace a la deuda externa es el Congreso. Por eso los canjes de 2005 y 2010 pasaron por ahí, por eso figura en los contratos la famosa cláusula RUFO, su inclusión no fue decisión solo del ejecutivo tuvo a su favor el voto opositor. Por otra parte, ese argumento es el mismo que sostuvieron los que votaron en contra de la posición del G77 más China en la Asamblea General.
Finalmente la Ley de Pago Soberano implica de hecho una reestructuración de la deuda -por lo menos parcial- aunque no esté motivada en una falta de pago (Default) sino en la imposibilidad de cobro por parte de los acreedores debido al fallo Griesa y constitucionalmente es al Congreso Nacional que le toca expedirse.

La decisión de la ONU recoge la posición sostenida desde 2003 por el gobierno nacional:

La decisión de la ONU establece con claridad que el mundo no se puede permitir el lujo de dejar que los fondos buitres con su solo accionar puedan hacer caer cualquier reestructuración de deuda soberana futura. Es más, sientan el precedente ético y político de que cualquier reestructuración de deuda futura debe tomar en consideración los derechos humanos de las personas que forman la población de los países deudores. No es ético ni justo aceptar condiciones de pago de las deudas que impliquen penurias excesivas para los pueblos.

En una democracia gobiernan los pueblos a través de sus representantes, no los mercados:

Los argentinos lo sabemos bien porque lo hemos experimentado en carne propia hasta el 2003. Si uno se preguntaba quién de verdad gobernaba ¿Menem o Cavallo?, ¿De la Rúa o Cavallo?, la respuesta objetiva se inclinaba por Cavallo, el era el amo y señor de la deuda, el amo y señor de nuestros bolsillos, el amo y señor de nuestro futuro. Y así nos fue, muy mal, porque Cavallo no nos rendía cuentas a nosotros, se las rendía a sus amigos financistas del norte, al FMI y al gobierno de los EEUU.

Para ellos Cavallo era un genio de las finanzas, lo peor es que hubo en nuestro país muchos que se dejaron convencer.

Después del desastre llegó Néstor Kirchner y dijo ¡basta!, no podemos dejar que gobiernen los mercados, no estoy dispuesto a dejar mis convicciones en la puerta de la Rosada, dijo, hablando en criollo, para que todos lo entiendan. Le cerró la puerta al FMI -todavía tienen sangre en el ojo- y les tapó la boca pagándoles al contado la deuda. Y cuando vio que Lavagna podía convertirse en un estorbo para afirmar el predominio de lo político por sobre lo económico, lo mandó a su casa. ¿Podemos pensar que hoy gobierna Kicillof?, seguramente que no. Todavía recuerdo cuando decían con Néstor en vida que el que realmente gobernaba en las sombras era él y no Cristina.

La señora les hizo tragar sus palabras. Nadie duda respecto de quien gobierna hoy la Argentina y con qué convicciones lo hace, por eso algunos están tan en contra.

bastadeodio                                                                     

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