Los intereses que representa el conglomerado mediático opositor y sus satélites los partidos de la oposición, en algunas ocasiones son transparentados por ellos mismos.
Este es el caso de la polémica generada por el tratamiento en el Senado del pliego de ascenso del general César Milani.
Como veremos más abajo la señora presidenta lo tiene muy claro, mucho más que la mayoría de los analistas políticos. Incluso de aquellos que tienen simpatía por el actual gobierno.
Está más que claro que aquí no nos enfrentamos con un error del gobierno (que puede tenerlos y seguramente así habrá sido y será) sino de una clarísima operación mediática apoyada -como otras veces- por el rejunte opositor.
En realidad -aunque lo parezca- no se trata del ciudadano Milani sino del rol que a las Fuerzas Armadas les asigna este gobierno en el marco del proyecto nacional y latinoamericano que impulsa.
Lo que más irrita a estos sectores que, aunque no lo digan explícitamente, representan el proyecto de Nación exactamente opuesto al del gobierno, es que desde la asunción de Néstor Kirchner hasta aquí, por obra de la acción de gobierno y el simple paso del tiempo y la incorporación de nuevas generaciones han ido perdiendo de manera continua su posibilidad de acceder y utilizar en su provecho a las FFAA.
Desde luego que también ha contribuido a esta democratización de las FFAA el tremendo descrédito -y distorsión de sus funciones- que significó para ellas la dictadura genocida, la derrota militar de Malvinas y los levantamientos carapintadas ocurridos durante los primeros años de la democracia recuperada.
Pero lo que les propongo es que en lugar de hacer aquí una interpretación de los hechos de la historia atendamos a lo que ellos -los que con tanta saña se oponen- nos ofrecen como explicación-justificación.
En el diario La Nación de hoy se publican sendas notas de Mariano de Vedia y de Mariano Grondona que son sumamente esclarecedoras. Comenzando por sus títulos. "Resisten en el Ejército el uso político de la fuerza" y "Por la puerta de atrás, ¿vuelven los militares?", respectivamente.
Grondona argumenta desde su particular lógica octogenaria y falaz que como el EA de hoy es tan débil que no puede sostener siete días de guerra con Chile o Brasil es fácil sujeto de las presiones del gobierno nacional y Milani es el "instrumento" de esas presiones, en consecuencia, está bien impedir su ascenso a la jefatura. Sin embargo, aclara, no está bien que la causa alegada para ello sea su posible participación en la "guerra sucia" (si, pone comillas) sino que debería serlo el hecho de su enriquecimiento ilícito. Dice, por si queda alguna duda sobre el fondo de la cuestión:
"...a Milani le reprochan ciertos antecedentes durante la "guerra sucia" de los años 70, un comportamiento del que participaron todos o casi todos los oficiales en actividad cuando se libraban acciones repudiables de un lado y del otro, pero que si hubieran terminado de otra manera la Argentina democrática de hoy habría sido reemplazada por alguna versión Castro-comunista."
¿A que huele a naftalina?, y si, todo el razonamiento de Grondona apesta a ella. El hombre añora otras épocas, otro país en el cual todo estaba -según él- mucho más ordenado.
Para De Vedia y de acuerdo, dice, a sus fuentes, en el EA existiría actualmente un cierto malestar entre los oficiales y suboficiales los que se resisten a ser utilizados políticamente.
Dice:
"Las Fuerzas Armadas tienen una misión concurrente, que es colaborar con el área de Defensa Civil en caso de catástrofes. Pero hacer un uso regular de los oficiales, suboficiales y la tropa para esas tareas comunitarias, escapa a las funciones naturales", confió a LA NACION un jefe militar retirado, molesto por el costado político que esconde la ayuda social."
"Hay oficiales que se sienten usados políticamente. Los soldados voluntarios, incluso, cumplen las tareas, pero sin mucho convencimiento, revelaron fuentes castrenses."
Está claro que para De Vedia que las FFAA participen en tareas beneficiosas para la comunidad las aleja de su "función natural". ¿Cuál sería esa función?, seguramente la de ejercer sobre el poder político electo democráticamente una función de vigilancia, control y presión, como era "antes". ¿Dirigidos por quién?. Naturalmente por ellos, los supuestos custodios del "ser nacional".
También el argumento huele a viejo, y no solo aquí, sino en la casi totalidad de nuestra américa más próxima. Desaparecidas las hipótesis de conflicto interno y externo que dominaron la segunda mitad del siglo veinte, luego de las nefastas experiencias de las dictaduras genocidas, asesinas de sus propios pueblos, reemplazarlas por una función de salvaguarda de la soberanía nacional frente a agresores extra regionales y ponerlas en disposición de contribuir al crecimiento económico y al bienestar de la población, acercarlas a su pueblo, que conozcan sus sentimientos y necesidades, integrarlas, es el mejor camino para evitar los desastres del pasado.
No se me ocurre mejor respuesta y más ajustada a estas pretensiones de hacernos retroceder treinta o más años a un pasado execrable que escuchar lo que nos dice al respecto nuestra presidenta:
Finalmente cabe decir -siguiendo a Cristina- que si alguno de los miembros de las fuerzas armadas es objeto de denuncias formales existen todas las garantías constitucionales y judiciales para que o bien sean apartados si se los encuentra culpables o bien ascendidos según sus méritos. Como ha ocurrido en el pasado y seguirá ocurriendo en el futuro. Otra cosa es impensable.
Quienes han agitado este problema del ascenso de Milani es por una -o ambas- de dos razones: aprovecharlo políticamente en el marco de la campaña electoral en curso y para tratar de introducir un elemento de debate e inquietud en las FFAA. No lo van a lograr.
bastadeodio
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