Como ha demostrado el pensamiento filosófico, la objetividad como pretensión del conocimiento es un mito, incluso en el marco de la ciencia, cuando se la esgrime como tal normalmente esconde un designio de predominio, un impulso de imposición, esto mucho más ocurre en el ámbito del periodismo.
El periodismo como tal, como profesión, surge con la revolución burguesa como un novísimo recurso de la clase emergente en su lucha ideológica y política contra el absolutismo y los privilegios de los aristócratas. Desde luego que antes de convertirse en una profesión en el sentido moderno, ya existían las crónicas, incluso especializadas y también grandes cronistas, pero constituían un género literario. Podrían -como hace Ducrot- ser consideradas como expresiones de un "protoperiodismo".
Una vez que las burguesías completaron el proceso emancipador -tanto en los países centrales como en las ex colonias- los periodistas y los periódicos pasaron de la confrontación sistemática con el antiguo régimen a cumplir una función de legitimación del nuevo orden social. Las empresas periodísticas ocultaron entonces su línea editorial bajo el manto de la "objetividad".
El poder se había alcanzado en gran medida y el periodismo "militante" ya no era necesario ni funcional a los intereses de la nueva clase dominante. Por supuesto que dentro de la misma burguesía existían contradicciones y que éstas se expresaban en diferentes líneas editoriales, sin embargo, todas ellas reclamaban para sí mismas la objetividad que le negaban a sus adversarios. La "objetividad", que nació en el ámbito de la revolución científica, se trasladó rápidamente con la mecanización al ámbito de las técnicas y de la organización primero del trabajo y mediante éste a la propia estructura de la sociedad burguesa moderna.
La objetividad es un concepto o un ideal, si se quiere, muy puesto en debate y modernamente se admite que no existe una objetividad sino muchas y relativas, ya que lo que llamamos objetividad (absoluta) nunca se logra de manera independiente a una toma de posición previa sobre el pasado, el presente y el futuro.
Dicho de otra manera, los datos de la realidad no son puros, no surgen aislados frente a la mirada del observador neutral sino que este selecciona y privilegia y con ello la mirada sobre la realidad es siempre hecha "desde un lugar" preexistente al mismo acto de observar y recoger los datos. Estas miradas no son -estrictamente hablando- individuales sino que responden a las diversas fracciones en conflicto en la sociedad y en ese sentido reflejan consensos existentes en su interior.
Esto es tan válido para la actividad científica como para la periodística. Ambas, además, se practican en instituciones que tienen sus propios y particulares intereses los que se imponen o sobreponen sobre los puntos de vista individuales.
Todo esto debe ser considerado normal y se reduce al choque de la realidad polifacética frente al mito de la unicidad de la verdad y, en ese sentido, son procesos que revelan lo que se pretende mantener oculto detrás de una cubierta de bellas palabras y serias declaraciones de principios.
Ahora bien, una cosa es compartir y defender cierta línea editorial -aunque se la disfrace- y otra muy distinta recibir dinero mediante contratos de empresas que, como en el caso de Repsol, se encuentran en el foco de una tormenta político-institucional para operar sobre la opinión pública en su favor.
Y esto es lo que sucede -según reveló Tiempo Argentino- con varios responsables de la línea editorial de los diarios Clarín y La Nación, sus familiares o habituales operadores políticos de frecuente presencia en los medios como es el caso de Alberto Fernández.
Una vez que la máscara ha caído y los verdaderos rostros han quedado al descubierto, pretender seguir utilizándola o es infantil o es cínico.
Ceferino Reato, Videla y la disposición final:
Como es sabido el periodista Ceferino Reato, editor jefe del diario Perfil entre 2005 y 2010, antes redactor de política de Clarín, ha publicado varios libros sobre un tema que parece apasionarle: los años previos a la dictadura cívico-militar conocida como proceso de reorganización nacional y particularmente las organizaciones guerrilleras. Uno de ellos trata sobre el asesinato de Rucci, presumiblemente cometido por Montoneros, "Operación Traviata" se llama el libro.
En 2010 publicó otro titulado "Primicia" sobre el debut del ejército montonero en el ataque al cuartel de Formosa. Antes, en el 2006, una biografía "no autorizada" sobre Lula ("La izquierda al diván", con prólogo de Pacho O´Donnell) y recientemente en el 2012, "Disposición Final" un libro que refleja el resultado de -según el autor- muchas horas de entrevistas con el dictador y genocida preso en Campo de Mayo. Este último libro ha dado lugar a amplias controversias, en particular por dos razones. Fue publicado de manera casi simultánea con la publicación en un medio español de una serie de entrevistas hechas por un periodista español y fundamentalmente porque muchos nos preguntamos como un asesino y genocida convicto y -ahora- confeso puede gozar de tantas libertades.
Estas controversias parece que han molestado a Reato, sobre todo lo dicho en el programa 6,7,8 y por el periodista Eduardo Anguita. En el diario Perfil del jueves 26 de abril publica una "respuesta" donde se dedica a atacar al programa y al periodista sin rebatir sus argumentos sino acusándolos de "Estar al salto por un bizcocho" (sic) *, o sea de ser serviles con el patrón, en este caso el gobierno nacional.
El periodista de cultura, Osvaldo Quiroga, lo entrevista para su programa "El refugio de la cultura" que se emite en el canal estatal, esta es la entrevista:
Como puede verse en el video Reato reivindica para sí la objetividad periodística y dice que lo entrevistó a Videla porque de él esperaba obtener "datos" valiosos del que fuera el responsable máximo del proceso militar. Las preguntas sin embargo no figuran y mucho menos las repreguntas, si es que las hubo, con lo cual la investigación, es decir el intento de encontrar la supuesta verdad escondida, se transforma en definitiva en un largo monólogo del dictador en el cual puede decir sin ser replicado lo que le venga en gana o le convenga a su estrategia criminal.Y, como él reconoce, un monólogo hecho en un contexto de deliberada amabilidad por parte del entrevistador.Dice Reato que el no juzga, que deja eso para el lector. Apretado por Quiroga reconoce que Videla es un genocida pero afirma que su postura no es la de los "organismos de Derechos Humanos" que ni está de acuerdo con la teoría de los dos demonios, con la que estos no concuerdan, ni con la teoría opuesta que éstos sostendrían (eso deja entrever, aunque no lo afirma explícitamente) del demonio y los ángeles. Dice que ambas son un mito, son falsas y hechas a la medida de determinadas intencionalidades políticas. Por supuesto que él no admite frente a Quiroga tener alguna.
El estaría por el contrario por encima de estos mitos. Lo que esencialmente sostiene es que la mayoría de la población apoyaba el golpe de estado y que los militares tenía la suma del poder y carta blanca para hacer lo que que quisieran y, desde luego, lo hicieron. No cree que la dictadura pueda ser calificada de cívico-militar que ese es un mito nuevo que le es funcional al gobierno actual. Los militares según él llamaron a los civiles a colaborar con el proceso, eso es todo.
Por todo esto, porque estas cosas siguen pasando y estas pretendidas posiciones objetivas se siguen sosteniendo con la clara intención de desinformar, de confundir para, en el fondo, justificar a la dictadura y sus más execrables procedimientos, hay que celebrar doblemente que los representantes del pueblo reunidos en el recinto del Congreso de la Nación, por una vez y esperemos que esto marque una bisagra en su forma de acción política, han privilegiado el interés general de la sociedad y el suyo propio como representantes de esa voluntad colectiva, para votar positivamente y de forma prácticamente unánime la expropiación de las acciones de YPF en manos de Repsol. Justo es reconocer que este mismo Congreso de La Nación también votó la nulidad de las leyes del olvido y de la admistía, lo que posibilitó la reapertura de los juicios. Los tres poderes de la República se han expresado entonces con una claridad y definición que constituye un hito histórico a nivel continental y mundial sobre el Juicio y Castigo de los culpables del genocidio, militares y civiles, en lo que también constituye una toma de posición frente a los hechos de la historia reciente.
Esta es la mejor respuesta que se le puede dar a estas maniobras de bajo nivel y de pobre sustento que individuos como Reato y tantos otros, que se ven a sí mismos como defensores de los grandes valores del periodismo, practican a diario siguiendo intereses sectoriales y minoritarios que van en contra del interés general.
(*) el dicho correcto es "Estar al vuelo por un bizcocho"
bastadeodio
Todo bien pero es demasiado para hablar de un sorete.
ResponderEliminarReato no es objetivo,nadie lo es se podría decir, se parte de un corpus moral primero y tambien ideologico .
ResponderEliminarUno puede describir objetivamente un fenomeno x.Dos autos chocaron en tal esquina mas de eso no.Cuando describimos hechos contemporaneos a todos digamos juega esa moralidad, esa ideologia, la de Reato es equiparable a la de las hienas
Totalmente de acuerdo Nando, eso es lo que intento decir y además al pato de lo conoce por la cagada. Y en este caso el de Reato, su "objetividad" está basada en una moral, una ideología y unas prácticas periodísticas que no comparto en absoluto por eso me llama la atención la alabanza de Quiroga hacia su profesionalismo. Algunos dicen lo mismo de Chiche Gelblung o de Gonzalez Oro, me c. en ese tipo de "profesionalismo", es despreciable, visceralmente lo digo, son repugnantes, sin embargo, como ves muchos los alaban y hasta les prologan sus excrementos.
EliminarReato es objetivamente un sorete. Pero lo confiesa, su postura no es la de los organismos de derechos humanos. Si es así, para un maniqueo como yo (al menos en estos asuntos)su postura será la de Videla, convenientemente disfrazada como teoría de los dos demonios. Concuerdo con Ud., no se puede nadie permitir ser objetivo o neutral en estos temas.
ResponderEliminarNo sé si el tal reato es un sorete, aunque muy probablemente labure de tal. Mi conocimiento del tipo fue la entrevista de Quiroga que, para mí, le pifió y en lugar de dejar en off side al Reato y su versión de videla, termina parado como hostil y agresivo con un invitado y recomendando leer un libro, que vendría a ser la porquería que lo indigna. Un parquecito de ideologías chocadoras.
ResponderEliminarSi la idea es un videla más o menos "neutro" (es un anciano de 86 años que no jode a nadie) es que hay un mercado esperando justamente esa idea, hay lectores para ese videla y no otro.
Lectores que, yo supongo porque me gusta pensar feo, son de derecha y videla aún es su representante, justamente por haber cometido las atrocidades que cometió (como las que cometió bussi y que ganó elecciones en Tucumán, justamente por haberlas cometido).
La mirada que hay sobre la dictadura, enmarcada casi solamente en las violaciones a los derechos humanos es insuficiente, no alcanza con presentar dilemas y situaciones morales con semejantes forajidos y semejantes cómplices - son impermeables - y cualquiera, en su círculo cercano lo puede comprobar.
Los DD.HH. es lo que reclaman los maricones que perdieron y los que pierden no tienen derechos, que se caguen y se callen (¿es la síntesis poética, no?).
Un periodista inglés, reporteó en 1966 a Albert Speer al salir de la cárcel - una mente brillante pero, con toda la brillantez puesta al servicio de Hitler, como arquitecto y como ministro de armamentos (nunca Alemania produjo tanto armamento y de tanta calidad como en el último tramo de la guerra, eso sí, la mano de obra era judía y esclava, que trabajaban en minas, túneles, etc. hasta que se morían; mientras los bombardeos aliados demolían casas y nunca esas "fábricas" ni los "campitos").
Luego este periodista publica que: "...en algún momento del reportaje, este viejito encantador casi me hizo olvidar que estaba hablando con uno de los hijos de puta más grande de la historia" ¿Qué pasa si el entrevistador y el lector simpatiza con el reporteado?, ¿cómo se argumenta contra eso?, ¿los argumentos de izquierda son "sentido común" o, el sentido común ES de derecha?.
Hubiera preferido un Quiroga menos enfático, que en lugar de preguntarse el por qué darle la mano a un criminal, no sé, preguntar qué se siente al saludar y conversar con un sucio, inmundo traidor a la patria.
Enumerar las traiciones de videla, de una dictadura, de TODAS las dictaduras se puede hacer sin enojarse, con tono neutro y usando palabras que hasta la derecha entiende pero nunca explica. Que se corran los velos cívicos de la complicidad (o la jefatura) de un videla está muy bien; pero capaz que vaya siendo hora de darles una miradita como lo que se sabe que son, los subversivos triunfantes.
Totalmente de acuerdo con tus impresiones del entrevistador Quiroga. Pero bueno hay que aceptar que el tipo tiene serias limitaciones, incluso en su temática, no digamos en el terreno de la política.
EliminarEntiendo tu postura ram y sinceramente me parece muy original y probablemente pueda tener impacto en algunas personas que han vivido la dictadura y, en su momento o aún ahora consideran que fue un mal necesario. Ese tipo de críticas, es decir este enfoque que proponés, requiere que uno de alguna manera cambie de lugar, se ponga en la piel de otro, lo que es muy difícil y, para mí, quizás sea imposible. Yo en Videla, por tomar un ejemplo, veo a un dictador, a un genocida, por su posición liberal a un agente del imperialismo yanki, a un militar convencido del rol central de las fuerzas armadas en el gobierno del país, es decir un miembro pleno de lo que se denominó "partido militar". En ese marco sublevarse contra un gobierno constitucional no era considerado un acto de traición a la patria. Videla, como Lanusse, forman parte de esos militares que se sublevaron contra Perón y que, además, fusilaron a los militares leales a la constitución, en un acto de doble traición. Estos tipos y los que les apoyaban y apoyan no tienen a estos actos como traición.
Otra cosa que se les puede reprochar es que Videla junto con Martinez de Hoz montó una política deliberada de destrucción de la estructura productiva del país, pero esta es una política que también llevó adelante profundizándola un gobierno de la democracia como fue el de Menem. Menem es un traidor a los ideales del peronismo original, de eso no hay ninguna duda, sin embargo se lo presentó y a muchos convenció como una "actualización".
Que no solo uno sino dos gobiernos de la democracia llevasen adelante las mismas políticas que Martinez de Hoz le resta fuerza, a mi modo de ver, al argumento de la traición de Videla a los intereses nacionales.
Lo que nos queda es aquello por lo que lo condenan los que, según Videla y sus defensores, fueron los derrotados por las fuerzas armadas. En el aspecto puramente militar no cabe ninguna duda de que fue así incluso muy pronto, probablemente dentro del mismo año o como mucho a mediados del ´77. Sin embargo lo que fue una victoria militar se consolidó luego del 2003 en una derrota política y el eje fue la reivindicación de los DDHH de las víctimas de la represión ilegal.
Es posible imaginar -haciendo un análisis contrafáctico- que si no la hubieran derrocado a Isabel y hubiesen aprobado en el Congreso una ley que colocase en el fuero militar a los delitos considerados subversivos y hubiesen aplicado la pena de muerte pero manteniendo las formalidades legales su derrota política quizás no se hubiese consumado. El problema es que si así lo hacían debían compartir el poder con otros sectores de la sociedad y negociar con aquellos a los que querían quitar del medio para imponer su plan de reorganización de la sociedad, en otras palabras, tendrían que admitir cierta cuota de oposición. Ni para el "partido militar" ni para la oligarquía nacional, ni para los intereses económicos y políticos yankis esa era una alternativa aceptable. Las cosas sucedieron finalmente de la forma que imponía el contexto interno y externo. La posibilidad de que reprimieran respetando de alguna forma la legalidad no se condecía con lo que venía sucediendo -dentro y fuera del país- desde muchos años antes del golpe del ´76. Tampoco hay que olvidar en esta ecuación y allí creo que el argumento de la traición a la patria es muy fuerte, la guerra perdida de Malvinas, allí las fuerzas armadas no estuvieron ni cerca a la altura de las circunstancias, esa derrota militar debe considerarse una base para su posterior derrota política que comenzó a gestarse al día siguiente de la rendición de Puerto Argentino y que se concretó en el juicio a las juntas. Sin embargo, como pronto se vio su derrota política aún no era completa. Recién a partir del 2003-2004 se empezaron a generar las condiciones para alcanzarla.
A ver, se la sigo porque hay un par de cuestiones que me parece importante ampliar.
EliminarPrimero, no me parece que haya que ponerse en otro lado para juzgar a traidores como videla, alcanza y sobra con ser argentino y con poner a alguien en el lugar que le corresponde.
No hablamos de un plomero o un repositor de super, hablamos de militares, que son tipos que tienen un lugar específico, muy regulado con reglas, lealtades e instituciones que se comprometen y juran defender, defensa para la que se los capacita y se les dan las armas; es decir su situación es incomparable con el resto de los ciudadanos.
Entonces, aunque haya sido una (mala) costumbre reconocer un "partido militar", es un reconocimiento no válido, un "partido" de prepo, ilegal e ilegítimo; con el agravante de que es la negación absoluta de los reglamentos y juramentos a los que se comprometen.
El anciano es un forajido de lo peor, y la traición no puede ni debe prescribir, aunque más no sea, en la memoria colectiva.
Suele decirse que la rata riojana no solamente fue corrupto, sino que lo corrupto queda muy chico comparado con el nivel de descalabro y destrucción del aparato estatal, del industrial, del económico/social, el empleo, la educación y por poco no se llevó puesto al país entero. O sea, al menemismo hay que verlo en su verdadera naturaleza.
¿A los milicos y las dictaduras no?. Porque aunque la tentación de verlos como genocidas sea grande (y comprensible) su naturaleza no fue ésa, sino muy por el contrario, "disciplinar" al país para una economía liberal de mercado y al servicio de intereses extranjeros. Convengamos que, en esos términos (expresados por el propio videla), la traición se muestra por sí misma, no hay que hurgar mucho.
Puede que haya (hay) "nostálgicos" de videla y que tanto este libro como los reportajes y la resurrección pública de esta alimaña sean otra intentona (y van....) de ir operando contra este gobierno, esta forma de hacer economía; que yo sepa, la derecha no descarta ningún frente que pueda serle útil, ¿hay que facilitarles el laburo?, o conviene subir un poco la apuesta y resignificar a los videlas y asociados como lo que fueron y son?, y lo que son sus fuerzas de tareas "periodísticas"?
¿Cuál es el problema de agregarles una mancha más a estos "tigres" tristes, traidores, pero no tres...?
Gracias por seguirla y por ampliar tus ideas que me parecen más claras todavía. Coincido en que no hay que conformarse con que la historia de los militares los condena, realmente los califica como traidores y salvo muy honrosas y escasas excepciones los militares han traicionados sistemática y descaradamente los ideales de San Martín. Es cierto, en este tema y también en otros, con los empresarios, los medios de comunicación, la Iglesia católica, la AMIA, etc, hay que desenmascarar la traición, el doble y triple discurso, y no solo desde los ideales de un progresismo que, en el fondo, no logra calar muy hondo en las mayorías, sino desde sus propias reglas y normal morales explícitas aunque siempre violadas por ellos mismos. A ese ejercicio me refería cuando afirmé ponerse en la cabeza de otro, en la cabeza de alguien que todavía cree, que confía en el valor intrínseco de esas instituciones. Te lo dije antes y lo repito, entiendo y valoro tu punto de vista. Sucede que no es común, pero de adoptarlo nos haría hablar en un lenguaje y referirnos a ciertas cosas que por costumbre o por la comodidad de movernos en terreno conocido obviamos.
EliminarProfe, lo admiro, ha sido usted demasiado benévolo con ese sorete de Ceferino Reato, me costó llegar al final de la nota, no porque no sea didáctica y vital, sino porque este exponente berreta de la derecha precámbrica, de la intelligentzia canalla, no merece que le demos tanta importancia, abrazo grande...
ResponderEliminarToy viejo Daniel y se me han limado las garras. Abrazo
EliminarEnorme post, Profe.
ResponderEliminarMuy bien concatenado y con intensidad.
Gracias Daniel, lo valoro mucho porque te admiro. Abrazo
EliminarA veces ese reato intenta salvar el upite haciendos e el objetivo, danso a entender que le produjo cierta repulsión entrevistar al genocida, pero es un engranaje más dentro de esa estructura perversa. Un tereso, valga la redundancia.
ResponderEliminarConsidero que el hecho de decidir entrevistar a este personaje, ya lo hace deleznable... Si quería escribir, le bastaba con ir a las fuentes ya escritas, a los juicios, a los sobrevivientes... No, no engaña a nadie. Su "objetividad", queda al descubierto tras la elección de "su figura" para el relato.
ResponderEliminarMuy buena entrada Profe. Un abrazo
En todo caso Hilda es obvio que no se lo puede entrevistar haciendo caso omiso a todo lo que se sabe sobre él, sobre las desapariciones y demás aberraciones probadas, juzgadas y condenadas y negar que la participación civil fue mucho más allá de una mera colaboración. Si el libro y la entrevista tienen algún interés es el de mostrar como cierto sector que está de acuerdo con lo actuado no tiene más remedio que negar la evidencia que cada vez es más sólida. Un abrazo
EliminarSalada la entrada, Profe! Y muy bueno el intercambio de conceptos con Ram. Un abrazo para ambos.
ResponderEliminarMuchas Gracias Horacio. Estoy anotado en tu Fan´s Club. Intercambiar ideas y puntos de vista con ram es siempre enriquecedor. Un abrazo
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