Por una Patria Justa, Libre y Soberana

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viernes, 6 de enero de 2012

Periodismo, Democracia y Libertad de expresión

The wall - Pink Floyd
Libertad de expresión:

Horacio Verbitsky, en la entrevista realizada por Fontevecchia (ver aquí), con respecto a la libertad de expresión, dice lo siguiente:

"Entend(emos) que la libertad de expresión es un valor fundamental para la democracia. Y que si nosotros queremos terminar realmente con la dictadura, hay que terminar con todo tipo de coerción que inhiba la libre expresión de las ideas, la competencia de ideas, de valores y de propuestas."

Es claro que el objetivo del CELS plantea una utopía, un objetivo moralmente deseable y que su realización descansa en la eliminación de todo tipo de coerción que se ejerza sobre la libertad para expresar y dar a conocer (y yo agregaría hacerlo en igualdad de oportunidades) ideas, valores y propuestas.

Y digo que, aunque loable, es utópico, porque la competencia comunicacional responde a una competencia de intereses económicos, políticos e ideológicos que se dan en el seno de la sociedad y, en particular, entre sus más relevantes factores de poder: Empresas y conglomerados privados, nacionales o extranjeros, partidos políticos, estructuras del Estado Nacional y Provincial, agrupamientos religiosos y civiles de variados objetivos, etc.
Y estos sectores no siempre ni habitualmente explicitan sus verdaderos objetivos. Es deseable incluso esperable que lo hagan los partidos políticos y sus líderes, bien sabemos que esto no sucede con excesiva frecuencia (Menem, Macri, son solo dos ejemplos de que no es así).
No es esperable que lo hagan los grupos económicos que suelen ejercer su presión de maneras ocultas, por fuera del escrutinio público.
Por una parte, las empresas comunicacionales han sufrido un proceso de concentración y diversificación que las ha convertido en un grupo más de presión económica pero en lo que es su aspecto propio, distintivo, su posición dominante en el mercado les brinda la posibilidad no solo de operar con éxito sobre los contenidos informativos, construyendo la opinión pública y manipulando y seleccionando la información que brindan, sino también les permite operar en contra de otras empresas de comunicación competidoras y del mismo Estado o sus representantes por motivos económicos o ideológicos.

Por otra parte, el Estado, en sus distintos niveles, tiene la obligación ética y legal de informar con transparencia a la población de sus actos, pero no siempre lo hace. Y no lo hace por dos razones fundamentales. La primera es porque considera que no le conviene (la razón de estado: seguridad nacional, conveniencia política, etc) y la segunda porque el Estado en la sociedad capitalista moderna tiene un acceso a la comunicación limitado y su mayor esfuerzo comunicacional, de hecho, se dirige a intentar contrarrestar las operaciones en su contra, descuidando su otra faceta, la de informar al público con transparencia de los actos de gobierno.

En definitiva el campo de la comunicación dista de estar ocupado por mensajes cuya principal finalidad es informar o propiciar el debate de ideas o proyectos. Como algunos afirman se parece más a un campo donde se disputa la creación de sentido, el establecimiento de lo que es verdadero y lo que es falso, de lo que es importante y lo que es secundario y todo ello en función de alcanzar el logro de determinados objetivos políticos, económicos, militares, etc. 

Periodismo independiente vs periodismo militante:

De lo dicho se desprende que esta dicotomía que se ha vuelto tan importante como tema de debate, plantea un pseudo problema. En primer lugar porque en el contexto indicado más arriba el periodismo independiente tiene muy pocas posibilidades de expresarse. El periodismo que hoy se practica en nuestro país en toda América Latina y en gran parte del mundo desarrollado es un periodismo comprometido con determinados intereses. Un medio en particular, en general, no suele reflejar opiniones opuestas o divergentes sobre un tema. Se admite como normal que tenga una posición tomada sobre un conjunto de cuestiones de su interés, en tanto ignore olímpicamente a otras. Dependiendo del estilo y del target de sus consumidores puede ser un periodismo doctrinario, de denuncia, de explotación amarillista de escándalos, o de mero entretenimiento y chismes o de las diversas combinaciones admisibles. En este sentido se puede decir que hoy, como ayer (ver aquí) el que hoy se llama despectivamente periodismo militante es la forma habitual en la que se practica el periodismo en la Argentina.
El hecho de que algunos medios reclamen para sí el rótulo de periodismo independiente, supuestamente mucho más objetivo y prestigioso, no es más que una expresión de la disputa por el sentido y, en particular, por el significado de ciertas palabras que por su utilización en esa disputa se transforman en banderas, en símbolos que más que una referencia a la realidad expresan una posición dominante en esa disputa. Algo similar a la ventaja táctica que supone en una batalla ocupar el terreno más elevado.

Operaciones mediáticas desestabilizadoras:

Lo descripto hasta aquí puede ser insatisfactorio para muchos porque se aleja del ideal de libertad de expresión descripto al comenzar esta nota. Sin embargo es un hecho y que está dentro de las reglas de juego admitidas en esta época. Sería deseable cambiarlo. Que los periodistas puedan expresar con total libertad y en ausencia completa de coerción sus opiniones, ideas, convicciones sobre cualquier tema independientemente del medio en que se encuentren y de la opinión mayoritaria de los accionistas o del editor. Sin embargo no es así como bien lo muestran diferentes estudios hechos sobre el tema (ver aquí, por más información).
Que la libertad de expresión está limitada, que se ejercen sobre ella diferentes formas de coerción, ideológicas, económicas, laborales, políticas, puede considerarse una conclusión. No es el mejor de los mundos, sería deseable cambiarlo, hay que batallar para hacerlo pero será largo e incierto el resultado.
Ahora una cosa es mantener una posición política, ideológica o doctrinaria y otra muy distinta es asociarse con grupos de presión para desestabilizar a un gobierno legítimamente constituido, gusten o no sus políticas. En democracia los gobiernos se cambian por el voto de los ciudadanos. Tampoco es admisible que un grupo de empresas dedicadas a la comunicación y vinculadas entre sí puedan aprovecharse de una posición dominante en el mercado en cualquiera de los campos, bien porque mantienen cautivos a la mayoría de los consumidores (caso Cablevisión y grupo Clarín) o bien porque tienen la exclusividad sobre un insumo básico (caso Papel Prensa).
Estos casos mencionados, de las operaciones antidemocráticas de desestabilización y del abuso de posición dominante son situaciones que en sí mismas constituyen un atentado contra la libertad de expresión y, más aún, en contra del ejercicio pleno de la democracia y no pueden ni deben ser toleradas por la sociedad. El Estado en sus diversos niveles tiene -en virtud de la Constitución y de los Pactos y Convenciones Internacionales suscriptos por la Nación- la obligación de actuar en el sentido de impedirlas y sancionarlas.

Nota: En este escrito se adopta una extensión amplia de los términos, periodismo y periodistas, incluyendo a todos aquellos y aquellas que expresan sus ideas, opiniones, creencias, convicciones, por cualquier medio disponible.Esto no implica ignorar las notables diferencias que existen entre, por ejemplo, escribir en un blog como este y ser un periodista profesional de algunos de los diarios de más tirada o de algún medio televisivo.

bastadeodio                                                             

8 comentarios:

  1. A la merde! Profe, hoy ha dado Ud cátedra!

    Abrazo!

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  2. Esto que describís es tan pero tan claro.
    Y sin embargo, tenemos que cargarnos cada día de "interpretaciones" que casi que dan vuelta panza para arriba la real realidad.

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  3. Bueno Profe, en principio comparto tu brillante post. Agrego sólo comentarios como para no perder el vicio de teclear y aclarar mi postura.

    En principio, cuando Verbitsky habla, pienso que tiene claro que se refiere a “lo ideal”.

    En cuanto a las intenciones “ocultadas” de la derecha, por las dudas nomás, para matar “nuestra inocencia”, Menem confesó que había ocultado –mentido-, ya que si él decía lo que pensaba hacer, no lo votaban… No recuerdo las palabras textuales y, por ser tan nefasto personaje, no vale la pena que las busque, seguro te acordarás…
    Los medios de comunicación, forman un grupo político sin partido al servicio de la clase dominante que muchas veces se confunde con ellos mismos… Cuando recibimos una “supuesta información” debemos tener en cuenta en primer lugar que “es partidaria” esté o no blanqueado por el dicente… Porque, no es que se asocian al azar. Son ellos mismos.
    No existe el periodismo independiente en un mundo donde no existe la independencia, donde todo –dije TODO- es manejado desde los centros de poder (sean locales “nacionalistas”, extranjeros o extranjerizantes).
    No puede existir un periodismo independiente cuando se utiliza “el trabajo del asalariado” como valor de cambio. Sí puede haber independencia (puede) en medios como estos, que, pienso, son un tipo de periodismo que también es militante... Militante que pretende ser objetivo pero, como la objetividad no existe, es militante partidario…
    Supongamos que el gobierno estuviese en condiciones de dar información veraz y objetiva en el momento oportuno ¿no sería usada por el opositor para manipular a sus posibles “clientes”? Porque todos somos clientes por mucho que nos pese… Hasta en un consultorio médico, al no ser que hablemos de Salud Pública… El cliente es una de las bases de la sociedad capitalista…
    La única forma que la utopía de la libertad de expresión se haga realidad (o al menos se acerque) sería en un sistema donde no exista la propiedad privada, pero la sociedad que la integraría estaría formada con habitantes cuya mentalidad fue formateada en este sistema, mmmmmmmmmmmm no daría resultados. Es decir que sería boicoteada por los propios interesados, aún estando a favor, simplemente por “corrupción mental” (usando la palabra corrupción en el buen sentido).
    Debemos pensar además, que no se puede dar información si el que la recibe no está preparado para procesarla… El exceso de información actúa siempre en contra de quien se propone la transparencia… Cuando no se puede procesar y se debe recurrir a terceros se distorsiona a tal punto de perder consistencia.

    El abuso de posición dominante se da en todos los animales. Si las leyes dieran resultado para el conjunto de todos los humanos, ya las habrían prohibido… Fueron creadas por los grupos dominantes para imponerse sobre el resto…
    Por eso, pienso que la salida es “blanquear la ideología” de los comunicadores y… Buena Suerte… Es decir, esperar que la población, por sí misma o inducida, se informe por medios diversos y extraiga sus propias conclusiones. Es un proyecto a largo plazo.
    Abrazo

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  4. Hilda son mucho más que simples comentarios son un brillante aporte. A mi modo de ver de eso se trata, el post es una excusa para que suceda justamente esto, el acuerdo, la diferencia y si cuadra el debate.

    Nada más que agradecerte tu tiempo y tu contribución.
    felicidades abue.

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  5. No se si este es el momento, pero vos escribís:
    "Sí puede haber independencia (puede) en medios como estos, que, pienso, son un tipo de periodismo que también es militante... Militante que pretende ser objetivo pero, como la objetividad no existe, es militante partidario… "

    Ni la independencia, ni la objetividad son términos que definan valores absolutos. La filosofía y la ética muestran que frente a ciertos regímenes no puede hacer independencia, que se debe tomar partido, en favor o en contra, y que esta es elección es una obligación moral. Ahora ¿eso significa renunciar a la independencia?, creo que no, que se puede estar de acuerdo en algo y disentir en otra cosa, no se es independiente porque se acuerda con el rumbo general y no en abstracto sino en el contexto histórico en el que está ocurriendo, pero se puede disentir y fuertemente en algunos aspectos concretos de ese proceso. Esa es la independencia moralmente posible, la defensa de las bondades realmente existentes en lugar de bondades abstractas que solo están en la imaginación o el cálculo de intelectuales o dirigentes. En cuanto a la objetividad, tampoco es un valor que exista en términos absolutos como afirmaba Aristóteles. Como si nuestro conocimiento pudiese acceder a la realidad tal cual es. Esto no es así, ni en la ciencia, ni en la filosofía, ni en la vida. Somos seres condicionados por nuestra circunstancia, construidos en alguna forma por ella, pero no somos individuos aislados de modo que estas construcciones no son individuales, son colectivas e históricas. Aún así tenemos libertad para elegir que construcción, que mirada sobre la realidad nos parece más justa, más valiosa, más deseable y sobre todo tenemos libertad para comprometernos en su construcción porque no somos sujetos pasivos, nos guste o no somos activos aún desde la elección de la contemplación. Es posible una independencia relativa y una objetividad participante y crítica. La imagen del intelectual crítico como un espectador analítico y no comprometido es una falacia sumamente peligrosa. Heidegger estaba comprometido con el nazismo. También Karl Böhm. Lo que no quita que ambos hicieran notables contribuciones a la filosofía y a la música. En cambio su elección moral, su toma de partido es rechazable. Nuestro Daniel Baremboin está comprometido como judío con la paz entre judíos y palestinos. Creo que este último es un buen ejemplo de que se puede ser objetivo y crítico sin perder la pertenencia a un proyecto.

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  6. Vuelvo a estar de acuerdo.
    Yo me referí única y exclusivamente al “periodismo asalariado” en el aquí y ahora.
    La independencia, justamente, implica lo que decís “se puede estar de acuerdo en algo y disentir en otra cosa”. Es la toma de posición.
    La “no toma de partido” es la rendición incondicional del periodismo. Es la toma de partido a cambio de un salario. Es el tener necesidad de vaciar de contenido las palabras para que encajen en su elección personal –vendiendo su propia independencia.
    No puedo dejar de compartir “Somos seres condicionados por nuestra circunstancia, construidos en alguna forma por ella, pero no somos individuos aislados de modo que estas construcciones no son individuales, son colectivas e históricas.”
    En esa circunstancia accedemos a los conocimientos, desde nuestra subjetividad y los elaboramos a partir de ella… En el acceder y en el elaborar estamos condicionados por nuestro colectivo… Nuestra “conocimiento” depende del aquí y ahora. Si a esto le agregamos nuestra libertad de elegir en determinado abanico de posibilidades, nuestra libertad de elegir el punto de enfoque, en definitiva nuestra ideología, tenemos un conocimiento condicionado. Con ese conocimiento es con el que construimos. Construimos con nuestra libertad de elección ¿individual? -Lo dudo, pienso que también está condicionada por el colectivo-
    Existe un poderoso condicionante –el salario que permite la subsistencia, el “atrapado” pierde totalmente la independencia, pero no entra en la “pasividad” está activamente construyendo –por elección condicionada- en otro colectivo. Este posicionamiento modifica lentamente su propia percepción de la realidad.
    Y me pregunto, “Nuestro Daniel Baremboin” ¿puede ser “objetivo” y crítico porque no depende de un salario?
    Pero…. Objetivo ¿desde qué punto de vista?... vuelvo al principio y abandono a cambio de un desayuno… Una taza de café con leche por mi divague sin sentido, después tal vez piense otra cosa… te lo mando así –jejeje- que fue lo que surgió antes de despertarme porque despierto después del cafecito…

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  7. Reflexiones al borde de la cama....
    Buen día

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  8. Clarísimo Profe, la nota y los comentarios, usted dice:
    "En definitiva el campo de la comunicación dista de estar ocupado por mensajes cuya principal finalidad es informar o propiciar el debate de ideas o proyectos. Como algunos afirman se parece más a un campo donde se disputa la creación de sentido, el establecimiento de lo que es verdadero y lo que es falso, de lo que es importante y lo que es secundario y todo ello en función de alcanzar el logro de determinados objetivos políticos, económicos, militares, etc. "
    Y es cierto, en esa pugna, el pueblo tiene que encontrar el sentido manchado de manipulaciones, por eso estamos en una batalla cultural en marcha, dura, difícil pero que nos tiene firmes bregando por la justicia social, abrazo

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