LA DEMOCRACIA DEL SÍMBOLO

Según informa La Nación el "artista de proyección internacional Leandro Erlich", hizo desaparecer la punta piramidal del obelisco y la "trasladó" a un sitio mucho más paquete -el Malba, en Figueroa Alcorta- para que "los porteños" pudiesen ver lo que desde el ápice del monumento real "no se puede ver".

Naturalmente lo que los visitantes del Malba ven en el site specific (así denominan al montaje del ápice) es un video UHD en loop que simula panorámicas de la ciudad "Tan realistas, que una paloma se posa en una y otra ventana, y continúa su vuelo", dice la tribuna de doctrina, emocionada ante tanto ingenio.
Naturalmente tan original y creativa idea recibió el pleno apoyo del gobierno de la ciudad: "Cultura, Espacio Público y Transporte, además de la Policía Metropolitana, ingenieros, técnicos y un seguro que homologó las condiciones de seguridad.".
Sería muy bueno ver el contrato para enterarnos de cuánto nos costó "la obra" a los contribuyentes porteños y, particularmente, bajo qué condiciones se concretó. Ya se sabe: "el que se quemó con leche ve una vaca y llora".

Dejando de lado estas cuestiones importantes pero molestas y demasiado terrenales, vayamos al simbolismo en sí declamado por la intervención artística.
Dice el diario: "El Obelisco no fue construido para ser visitado, pero ahora sí: con la instalación en dos actos llamada La democracia del símbolo, de alguna manera es posible imaginar una excursión hacia arriba, sin necesidad de subir por su escalera de bombero."

Dice el artista: "Es mi obra más ambiciosa, porque implica salir del museo y generar algo en el orden urbano, y por la complejidad técnica de la instalación. Me gusta trabajar en la perfección para contar una historia y generar una sorpresa. Más allá de la ilusión, me gusta sacudir lo cotidiano. Me interesa que el público se involucre, participe y mire las cosas desde otro lugar".
Salir pero no tanto, hasta la puerta nomás. Podría haber instalado la réplica del ápice en la Plaza de la República, frente al mismo Obelisco, claro, todos nos daríamos cuenta del montaje, nadie pensaría, como el taxista de la nota, que se la habían llevado para repararla. Además, por ella pasan diariamente cientos de miles de porteños y visitantes.

Democratizar entonces, pero solo un poco y para -comparativamente- pocos. Muy característico del PRO y del elitismo culturoso que apoya.
Una cosa más, la re simbolización se construye sobre la base de un truco, truco que para ser tal debe permanecer oculto, por eso el ápice se traslada al Malba y en el verdadero site especific permanece lo que se quiere ocultar de la vista.
El gobierno del PRO nos tiene acostumbrados a este tipo de trucos, bastante torpes, nos oculta sus verdaderos deseos y planes, que no son otros que robarnos hasta la alegría de ser y reemplazarla por una falsa fiesta vacía rociada con abundante cotillón barato o muy caro según les convenga.

Por ejemplo, en la página web del GCABA el Obelisco resulta ser el eje del Metrobús que recorre la 9 de Julio. Vaya resignificación histórica, muy PRO.

bastadeodio