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domingo, 10 de agosto de 2014

Desacato

Corte Suprema de los EEUU: al servicio de los buitres
Griesa sube un escalón más en su agresivo rol como representante judicial de Paul Singer y amenaza a la Argentina con declararla en desacato si continúa desafiándolo, aún a sabiendas de que el desacato caería sobre un Estado Soberano y no sobre un particular y que por ello está pisando un terreno minado y desconocido.
Parece creer que su jurisdicción de la Big Apple se extiende sobre Buenos Aires y, tal vez, sobre todo el planeta.

El motivo aparente de la rabieta de Griesa, que lo llevó a convocar a una audiencia a los representantes legales de Argentina para amenazar al país, se encuentra en el aviso publicado por el ministerio de economía de la Nación, titulado "Aviso Legal". Se dice, incluso, aunque suene demasiado disparatado, que le molestaron además las manifestaciones públicas hechas por ciudadanos en las calles de Buenos Aires y las cosas que se dicen de él en las redes sociales. Da risa. Como dice Cristina, es tu mach.

La primera enmienda de la constitución norteamericana (1791) garantiza a los ciudadanos de ese país la libertad de expresión. Ese derecho a la libre expresión de las ideas está, además, incluido como tal en la Carta de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas (y también de la OEA), organizaciones a las que pertenecen tanto los EEUU como Argentina. Si bien se refieren a personas físicas no parece inapropiado en este caso aplicarlo a personas jurídicas tales como los Estados y dentro de ellos, a sus representantes. Recordamos, por ejemplo, que la señora Lagarde, directora del FMI, amenazó públicamente a nuestro país con sacarle la tarjeta roja, no escuché a nadie decir que fuese un exceso en la libertad de expresión de la señora, pero fue por lo menos grosero y una falta de respeto.

El aviso legal hecho público por el ministerio de economía explica -según el punto de vista argentino- el porqué sus autoridades legales afirman que la sentencia Griesa a favor de los fondos buitre -tal como fue formulada- es de imposible cumplimiento sin que se viole simultáneamente el ordenamiento jurídico nacional. En ningún punto del aviso legal se afirma que el país se retira de las negociaciones, solo se cuestiona la forma en que éstas se llevan a cabo. Sin embargo, su publicación enojó al juez al punto de amenazar con declarar a un Estado Soberano incurriendo en desacato. Las declaraciones del juez y del mediador designado por él en el sentido que Argentina estaría en una situación de default (selectivo) también son cuestionadas ya que supondrían una extralimitación de sus funciones

En resumen. el gobierno nacional afirma que el juez Griesa y -al respardarlo- todo el poder judicial norteamericano se extralimitaron en sus poderes y funciones, interviniendo en asuntos internos que son de competencia exclusiva de la Nación.

Lo que la décimo primera enmienda a la constitución de los EEUU (1798) le otorga a los Estados que conforman la Unión: inmunidad jurídica frente al poder judicial federal o a uno extranjero, Griesa y el poder judicial de EEUU se lo niegan a otro Estado Soberano.

Es visible la incongruencia, la doble vara, con la que el juez -y con él el poder Judicial Federal de los EEUU-, miden el conflicto entre unos particulares -muy ricos e influyentes- y las políticas soberanas propias de otro Estado según se trate de sus propios Estados o de uno extranjero. Incluido el derecho democrático fundamental a opinar libremente sin que por ello se exponga quien hace uso de él a represalias.

Esa doble vara que se traduce en dar a los demandantes buitres todo lo que piden y más, y negarle al demandado lo básico que es un tribunal imparcial, situación que culmina en el intento de impedirle ejercer su propia política en relación a su deuda soberana, va camino de convertirse -si Obama no interviene- en un conflicto de mayores proporciones que podría afectar las relaciones entre EEUU y Argentina.

La demanda presentada por el gobierno nacional a través del ministerio de relaciones exteriores al Tribunal Internacional de La Haya va en la dirección de hacer visible con una acción política ante la comunidad internacional este último punto: El poder ejecutivo -es decir Obama- no puede hacerse el desentendido de lo que está haciendo otro de los poderes que conforman el Estado Federal, más aún cuando este accionar compromete la soberanía de otro Estado con el cual mantiene relaciones diplomáticas amigables. Es más, ese derecho a apelar a tribunales internacionales en casos como éste está -como el de la libertad de expresión- consagrado en las Cartas Fundacionales de las Naciones Unidas y de la OEA.

Sin embargo, el gobierno de Obama no aceptó la jurisdicción de dicho tribunal, posiblemente porque no acepta en ningún caso la jurisdicción de dicha corte ya que de hacerlo se expondría a ver sus conductas juzgadas y eventualmente, condenadas. Seguramente el gobierno nacional no esperaba que sucediera otra cosa pero con esta iniciativa diplomática pretende poner a la administración Obama en una situación que le facilite una eventual intervención.

No se sabe si aceptará el convite e intervendrá en el asunto, las declaraciones y actitudes concretas de su administración han sido hasta ahora ambiguas y contradictorias.

Lamentablemente, hay demasiados antecedentes de que los sucesivos gobiernos estadounidenses -sean republicanos o demócratas- están dispuestos a violar cualquier ordenamiento jurídico existente -nacional o internacional- si al hacerlo creen estar defendiendo los intereses concretos de su nación sean éstos, militares, de seguridad nacional, político electorales de una administración en particular o meramente económicos.

¿Cuáles podrían ser, en este caso, esos intereses?

Se pueden aventurar algunas hipótesis. Una de ellas muy fuerte y que ya ha sido señalada, es que con esa actitud de prescindencia el gobierno estadounidense pretende mostrar al mundo financiero que su jurisdicción es la que mejor garantiza la defensa de sus intereses. Si consideramos el poder creciente que el capital financiero global ha adquirido, incluso frente a las decisiones soberanas de los gobiernos de los Estados, tal hipótesis suena plausible. Mas aún si se ponen sobre la mesa los inevitables conflictos que este predominio genera y generará por todas partes. Paul Singer lo dice muy claro: sin dolor no hay ganancia. Es obvio que el dolor es para los pueblos subordinados y la ganancia para ellos que están incluso por encima de los políticos (que a veces les sirven y otras son un obstáculo).

Posiblemente haya que admitir asimismo que los llamados fondos buitre no son una excrecencia nefasta y anómala del capitalismo global sino una parte constitutiva del aparato financiero de dominación encabezado por los EEUU y que parecen cumplir una función muy próxima al del disciplinamiento de los díscolos, ya sucedió antes con Grecia. Los buitres en la naturaleza cumplen la función higiénica de eliminar la carroña. Los fondos buitre tendrían la función higiénica de acosar a los gobiernos díscolos. No fueron creados ex profeso por la administración estadounidense, pero le pueden ser útiles. Mejor buitres que cañoneras para obligar a un gobierno rebelde a entrar por el aro. Algunos dirán que es un progreso civilizador.

La hipótesis parece aún más plausible porque en el caso argentino, este, su gobierno actual -que nació hace poco más de una década- negoció exitosamente con sus acreedores una reestructuración de una deuda impagable y lo hizo -en gran medida- por fuera del dispositivo financiero global, particularmente de la principal superestructura financiera controlada por los EEUU, el tándem FMI - BM, y -eso es lo temerario- sin tomar deuda nueva para pagar la vieja. Al hacerlo disminuyó las ganancias del aceitado aparato financiero internacional.

Posiblemente lo consideren una peligrosa toma de libertades por parte de un país que consideran debería verse a sí mismo como subordinado. La figura del desacato con la que amenaza el descarrilado Griesa cobra entonces otra dimensión simbólica mucho mayor y, seguramente, mucho más comprensible.

Quizás apuesten también a que jaqueando a este gobierno díscolo hasta el final de su mandato colaboran en lograr que se hagan cargo del gobierno nacional otras autoridades más complacientes con lo que son sus intereses permanentes. Es visible que entre los políticos de la oposición encontrarán varios dispuestos a acatar unas "soluciones" del conflicto compatibles con los intereses de esa forma extrema del capitalismo financiero global.

Como decía el catalán: nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio. Ellos no van a dejar de ser lo que son. Que las cosas no sean como ellos pretenden depende de lo que hagamos nosotros.

Si los argentinos queremos continuar con el proyecto político que nos ha devuelto la identidad nacional, entre tantos otros valores que habíamos resignado en el pasado, no nos queda otra opción -como manda nuestra constitución- que enfrentar decididamente, en el debate político y cuando corresponda en las urnas, las descabelladas imposiciones foráneas apoyadas por sus simpatizantes locales.

bastadeodio                                                                       

2 comentarios:

  1. Muy bueno Profe, estamos en sintonía en pensar que esto no queda en el capricho de un juez gagá. Que la cosa es más jodida y armada por varios actores del mismo redil.

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  2. Claro, el complejo armamentístico industrial yanqui ahora devino en complejo armamentístico financiero, es el capitalismo que evoluciona, ¿vio?

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