Como en el siglo XVIII, cárcel por deudas |
EXTORSIÓN
Hay que recordar que nuestra presidenta fue criticada por Griesa por usar esa expresión diciendo que no favorecía en nada la posición argentina.
No faltaron, como siempre, los idiotas locales interesados irracionalmente en perjudicar al gobierno que apoyaron la opinión de ese "juez", que más que juzgar -para dar solución justa a un aparente diferendo económico- es parte sustancial del problema generado por la estrategia ciertamente extorsiva de Paul Singer titular del fondo NML que encuentra como aliado indispensable al sistema judicial estadounidense.
Eso no nos es extraño, acá también lo sufrimos. La Justicia aliada a los intereses económicos y políticos del privilegio, qué más se puede decir. Algunos hasta llegaron cínicamente a citar los consejos del viejo Vizcacha: "hacete amigo del juez...", indicando a la presidenta que debía seguirlos.
El artículo al que me refiero está ilustrado con la imagen que reproduzco y comienza con este párrafo:
No lejos de las oficinas londinenses del Financial Times estaba la prisión de Marshalsea a donde eran enviados los deudores. En el siglo XVIII, más de la mitad de los reclusos de Londres eran encarcelados por deudas impagas. Los talibanes insistían en que se trataba de un peligro moral por el que eran necesarias penas así de duras. Luego, en 1869, la prisión por deudas fue abolida y se introdujo el concepto de quiebra. Tanto la economía como la sociedad sobrevivieron.
No es para nada casual la metáfora histórica empleada por Wolf. Elige llamar "talibanes" -con la fuerte connotación negativa que hoy tiene esa palabra- a quienes escudados en un supuesto precepto moral convertido en valor supremo: "las deudas hay que pagarlas" colocan a los deudores en una situación en la que es imposible que paguen aunque estén dispuestos a hacerlo.
En un post anterior me había referido al tema utilizando la misma analogía. Sin embargo, como dice Cristina, no hay que hacerse los rulos con este tipo de expresiones que llaman a la "racionalidad" y que provienen de la cúspide neoliberal, esa racionalidad no nos conviene para nada, lo sabemos por experiencia. La editorial condena los excesos pero, a la vez, reivindica las supuestas virtudes de los mecanismos existentes: Circulación libre del capital con mecanismos previsibles (léase de control de las políticas económicas de los deudores "irresponsables") de toma de deuda soberana y de renegociación en los casos de cesación de pagos.
Si algo nos enseña nuestra historia económica -y política- es que el endeudamiento externo siempre ha sido el medio más eficaz para asegurar una tasa de ganancia exorbitante para los grupos económicos locales e internacionales que operan en nuestro país. Además de un estímulo extraordinario a la corrupción habitual de la dirigencia neoliberal. Ambos fenómenos enriquecimiento extraordinario con exclusión social y corrupción neoliberal van de la mano.
Vivir con lo nuestro consigna tantas veces ridiculizada por el stablishment económico, político y mediático, tiene más vigencia que nunca y estos más de diez años de crecimiento con inclusión social, renegociación soberana de una deuda contraída por los desgobiernos precedentes con quitas y ampliación de plazos, privilegiando las políticas que ponen a salvo a los sectores más desprotegidos que siempre han sufrido el ajuste ortodoxo es el único camino posible para continuar en la senda del crecimiento con equidad. Hay que tomar del mundo aquello que nos conviene. Crecer con lo nuestro, no significa aislarse del mundo sino abrirse a aquellas propuestas de inversión que contribuyan a afianzar nuestro modelo de crecimiento con soberanía nacional y justicia social. En ese camino, siempre arduo porque va a contramano de los intereses concentrados, estamos, hay que seguir en él.
bastadeodio
Excelente (pero yo que no soy religioso, estoy rezando...).
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