Fachada actual del hogar Casa de Belén |
La jueza Pons murió impune en 1994. Los dos secretarios son Lisandro Luis Chiavaro y Norma Susana Pellicer, ambos imputados como partícipes necesarios de las apropiaciones. La licenciada en psicología María Teresa Gómez, responsable de las inspecciones que ordenaba el juzgado, fue imputada además como partícipe necesaria de las violaciones agravadas.
Como coautora de las apropiaciones y partícipe necesaria de las violaciones -incluidos abusos sexuales- fue indagada Dominga Vera quien junto con su esposo Manuel Maciel -ya fallecido- regenteaba en aquellos años el hogar Casa de Belén que depende del arzobispado de Lomas de Zamora, junto con un varón de nombre Juan Carlos Milone que rinde cuentas como coautor de las violaciones.
La causa, que fue impulsada por el CELS, radica en el juzgado federal de Lomas de Zamora, a cargo de Carlos Ferreiro Pella. El magistrado caratuló los delitos como sustracción, retención y ocultamiento de menores de 10 años en concurso ideal con alteración y supresión del estado civil de menores y violación doblemente agravada por haber causado un grave daño en la salud de las víctimas y por el rol de encargados de guarda de los victimarios.
La detención e indagatoria de Dominga Vera tiene una especial relevancia porque en su etapa anterior a cargo del juez Rafecas el "hogar" había quedado fuera del proceso con la argucia de que al no pertenecer a una institución estatal no le era aplicable a sus responsables el carácter de delito de lesa humanidad y, en consecuencia, los posibles crímenes cometidos por ellos ya habrían prescrito.
Sin embargo, hasta ahora no está formalmente involucrado en la causa el arzobispado de Lomas del cual dependía al momento de los hechos (y continúa haciéndolo) el hogar Casa de Belén.
Las víctimas de los delitos que se investigan fueron los hermanos Carlos Alberto, María Ester y Alejandro Ramírez hijos de Julio Ramírez Domínguez de nacionalidad paraguaya (en el momento de la sustracción estaba encarcelado) y Vicenta Orrego Meza asesinada por las fuerzas represivas el 14 de marzo de 1977 en el operativo realizado contra su vivienda. La madre junto con Florencia Ruival (embarazada) y José Luis Alvarenga fueron enterrados como NN en cementerios de la zona.
María Ester Ramírez |
Antes, como ahora, muchos se niegan a hacerlo, algunos porque les causa una angustia y un dolor insoportable, otros porque prefieren (o necesitan) olvidar; hay otros -muchos menos- que lo hacen simplemente por complicidad con los criminales y reclaman públicamente amnesia.
Como sociedad no podemos permitirnos el lujo de olvidar a riesgo de que bajo otros nombres y excusas sucesos como éstos o similares puedan repetirse y, de hecho, lo estén haciendo en este mismo momento.
Hay mucho de hipocresía, o por lo menos irracionalidad, en la reacción en buena medida histérica de los vecinos y de los medios de comunicación frente a la supuesta desaparición de una beba en la que finalmente parece haber intervenido su propio padre mientras se descuida, se ignora o directamente se oculta el abuso permanente sobre otros menores que son golpeados, torturados o directamente asesinados por las fuerzas e instituciones que están destinados a protegerlos. Solo por ser jóvenes y pobres.
Una muestra de que las cosas pueden cambiar para mejor y que bien valen los esfuerzos nos la dan las políticas de inclusión que lleva adelante el gobierno nacional. Se dio a conocer un informe de investigación sobre los jóvenes de villas que da cuenta de los efectos de las políticas educativas y del plan Conectar Igualdad que desmiente muchos de los mitos creados en torno a ellos que se reproducen hasta el hartazgo en los medios masivos de comunicación.
bastadeodio
No hay comentarios:
Publicar un comentario